Chapter 03

57 13 18
                                    


No sé porque corrí, no me lo preguntes, solo lo hice. Me hubiera quedado para preguntarle su nombre, aparte de su rostro, había algo en él que llamaba mucho la atención y no, no era esa playera de David Bowie que traía bajo su suéter desabrochado. Ya había oscurecido mas, me di cuenta de que tomé el camino equivocado al correr, no tenía opción, debía ir a lo cercano.

En la esquina de la calle se encontraba una de las tiendas antiguas de Dublín, era una papelería o algo así recuerdo que Ray dijo una vez; caminé hasta ahí y abrí la puerta, una campanita sonó y yo salude como de costumbre pero me sorprendí al ver quien me contestó.

—¡Vaya, vaya!— exclamó sonriendo— Pero si el frio hoy me ha traído un buen regalo a mi puerta. Mi suerte esta cambiando.

—Basta Ezra.

—Uy, uno ya no puede elogiar- me acerqué al mostrador —Te ves diferente.

—Justo eso iba decirte— reí —Y ¿El señor Miller?

—Enfermo. Desde hace un mes que el doctor no lo deja salir de su cama y ahora yo me hago cargo de esta tienda antigua.

—Lamento oír eso ¿Te divertiste en Londres?

—Lo suficiente como para venir a ayudar a mi padre ¿Qué buscas?

—Papel y un bolígrafo.

—¿Harás algo en especial?— preguntó picarón.

—Digamos que escribiré cartas.

Puso las cosas sobre la mesa del mostrador y sonrió.

—Un hombre solitario y rudo como tú escribe cartas cuando está enamorado ¿Me dirás el nombre de afortunada?

—No hay.

—Entonces...¿Afortunado?

—Mejor ten— le di el billete— cóbrate y lo que reste quédatelo.

Tomé lo que había comprado, yéndome rápido de la tienda antes de que Ezra quisiera mostrarme su excitantes aventuras como gay que es. Ezra era de mis amigos preferidos, su relación con Brendon hizo que nos distanciáramos y no volvería a saber de él hasta el día de hoy. Mi último recuerdo que tengo de él es cuando Brendon lo corrió de la que era nuestra casa en aquel entonces; una cena navideña adornaba nuestro comedor, junto a Ray estábamos todos juntos festejando navidad sin preocupación alguna. Brendon se dio cuenta que alguien marcaba a su celular y se retiró a contestar, la llamada finalizó y sacó a patadas a Ezra diciéndole que él no era el plato de segunda mesa de nadie.
A la mañana siguiente, Brendon me mostró las fotos de Ezra con otro hombre, mismo que le llamó. Por ello, y por respeto a mi amigo, Ezra desapareció de mi vida y de la de todos, no sabría que sería lo que haría Brendon si se enterase que esta aquí en su versión 2.0.

Llegué a mi cueva al fin, puse las cosas en mi comedor y fui a ordenar el sucio escritorio. Acomodé todo para darle el lugar al papel y tomar fuerte el bolígrafo, Ezra me dio un hermoso papel decorado con rosa pastel en los bordes, es su esencia, este es el papel correcto.

Querida Eleonor...

No sé como hacer esto, para serte sincero ni sé como empezar ¿Tendré la suerte de que leas esto? Nadie lo sabrá.
Han pasado 8 años desde que te fuiste de este mundo y cada día desde ahí, no fue lo mejor para mi, en ningún maldito segundo. Si te lo preguntas, no vivo más en América, tanto como la ciudad y el país entero, me hacían querer desenterrarte. Me encuentro en Dublín junto a Brendon ¿Lo recuerdas? Fue quien me ayudó para empezar una nueva vida o fingir que eso era. Podría definirlo como un escape y no el final de una etapa en mi vida.

A mi mente viene los recuerdos de cuando te conocí, eras tan divertida y valiente; toda una chica de rebeldía y aventura, no se podía aburrir alguien junto a ti, tenías tantas ideas nuevas para hacer que era el tiempo quien te debía días, horas, minutos y segundos. Era solo un joven que quería huir de casa y sentirme en lo más alto, con mis sueños ambiciosos haciéndose realidad mientras bebía whisky como si fuera agua. Mis expectativas eran fantasiosas comparadas con la realidad que me tocó.

Fue en un 28 de Junio cuando de casa yo salía furioso, mi padrastro había golpeado a mi madre y a mi hermana, no pude defenderlas, mi madre cubría al patán de mis golpes, golpes que no se compararon en fuerza contra las tortuosas patadas de ese simio. Con cuerpo adolorido me metí en el primer bar que encontré cercas, por suerte no me pidieron identificación y pedí una cerveza, nunca te dije cuantas ganas tenía de llorar en ese lugar, no lo vi necesario.
Tú y tus indiscretas amigas te hacían burla, me regalabas unas miradas coquetas mientras la rubia se reía y la de cabello rojo me apuntaba con él dedo; recuerdo ver como te empujaban hacía mi retándote a hablarme y lo hiciste, con una sonrojes que ni Dios padre podía quitarte. Tomaste asiento a mi lado, no me miraste, lo evitaste por un rato hasta que cogiste el valor suficiente y giraste hacía mi.

—El día es lluvioso—dijiste un poco nerviosa.

—Si, lo es—contesté y tu reacción fue reírte.

—Que imbécil.

—¿Perdón?

—No tú, me refería a mi—tomaste de mi cerveza y te paraste de la silla—Me pareces lindo ¿Okay? No soy de la clase de ser humano experto en ligues así que seré muy breve...—pasaste saliva— Eres el chico más jodidamente hermoso que he visto y me gustaría hacerlo contigo.

Abriste tanto los ojos al analizar lo que habías dicho que mentalmente, estaba muerto de risa pero aún así no te fuiste, esperabas una respuesta y yo tenía la perfecta.

—También digo que eres muy bonita—tomé tu mano— e imponente.

—¿Y? ¿Qué dices?

—Si.

***

—Dijiste que vendría un amigo para mi hermano—le reclamó Mikey a Brendon.

—Lo sé pero el idiota no vino ¿Qué culpa tengo yo?

—Me da tanta lastima— dijo viendo a su hermano como todo un tonto en la fiesta, en un rincón solo tomando refresco— Tan precioso pero pendejo a la vez.

—¿Qué no le gusta hablar?—preguntó Brendon bebiendo de su vaso rojo con dudoso alcohol.

—Es muy anti-social, mamá creía que era autista ya que era muy raro de niño, lo tímido le consume la vida.

Brendon solo alzó la ceja mientras la fiesta seguía de buena, Ray estaba como loco bailando junto al padre y a las chicas menores que había invitado. Todo era un éxito y a como iban las cosas, cada quien tendría una buena noche de placer en sus departamentos menos el padre.
Frank, por lo tanto, terminó su primer carta con una lagrima en la mejilla y cansancio en el cuerpo, la guardó en un cajón bajo llave y se echó a dormir, soñando justo lo que había escrito.

Golden Days |Frerard| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora