‒No puedo creer que le hayas dicho que si!
‒Lo siento, sí… No podía decir que no. Igualmente es solo una fiesta, no te enfades, no creí que te importara – mis palabras parecían más escusas baratas que una verdadera razón. Pero a Clare se le ablandaron los ojos, me vio con ternura y me abrazó.
Nos encontrábamos paradas en nuestra habitación, junto al hermoso tocador de madera blanca con un espejo adorable sostenido por complicados retoques de vidrio. Habían pasado cerca de tres horas desde la invitación a la fiesta y media desde que nos habíamos despedido de los chicos en la piscina. Luego de todo este tiempo seguía sin saber cómo actuar con Andy, naturalmente me salía actuar como lo hicimos durante tantos años, pero la tristeza y el enojo me hacían dudar.
‒Sé que te preocupas porque soy débil, y si él me lastima de nuevo todo terminaría igual o peor que antes. Pero… - murmuraba incoherencias en el hombro de Clare.
‒No eres débil, estabas con las alas rotas e igual volaste sin rumbo aparente, rompiste huesos con agresión ciega a pesar de ser tú la más rota de todos, Alice, eres el arma perfecta.
Sonreí, no sabía de dónde me sonaba eso, pero esas palabras… las había escuchado. Antes de seguir con mis pensamientos y deducciones Clare volvió a hablar.
‒Ahora arréglate ese rímel corrido que no queremos que parezcas Ashley – reí – y te pones un hermoso vestido.
‒Vestido? –fruncí el ceño.
‒Sí, eso dije, vestido… estas sorda? –negué.
Abrí el armario que compartíamos, y que era enorme por tratarse de un hotel cinco estrellas, y rebusqué un vestido. Shorts, no, camisa, no, falda, no, media de red? Sin duda no. Me tardé unos cinco minutos y cuarenta prendas en encontrar un vestido. Era de una tela elástica y brillante roja, el escote corazón me hacía parecer una copia barata de nicky minaj, y el vestido terminaba unos diez centímetros por encima del muslo. Me calcé unos tacones de aguja negros que para mayor satisfacción mía, en toda la parte trasera de la aguja, tenía afiladas tachas de metal.
‒Ahora sí que eres el arma perfecta –dijo Clare picándome.
‒Muy graciosa… -la examiné con la mirada- Con eso pretendes hacer que Ashley se babeé en plena sala o qué?
Clare llevaba un vestido turquesa brillante hasta unos quince centímetros por encima de la mitad del muslo, tapando lo mínimo e indispensable. Su cabello estaba suelto y salvaje, llevaba los ojos excesivamente delineados, con sombra negra y rímel. Unos tacones exactamente iguales a los míos, con tachas y de veinte centímetros, decoraban sus pies. Al cuello levaba un collar con la inscripción “Awesome ends in me”* y unos pendientes de perlas negras.
‒Tanto se nota? –preguntó pícara. Yo solo reí y ambas salimos al pasillo donde los chicos esperaban.
El tiempo había pasado y ya eran las cuatro de la mañana. Habían tocado “Bless the fall”, “Asking Alexandria” y “Pierce the veil”, pero yo había perdido a Clare apenas cruzar la puerta. La última nota solitaria de “Hell above” sonó, dando por terminadas las actuaciones de las bandas. Aplaudí y grité cuando los chicos bajaron del improvisado escenario.
Durante la noche había conocido a una chica que vivía a tan solo unas calles del hotel, y como ambas habíamos perdido a nuestras compañías decidimos hablar, volviéndonos amigas y arreglando para vernos otro día.
Grace, la chica, era de mi estatura, con cabello castaño corto y unos mechones violetas del lado izquierdo de su cabeza. Usaba unos pantalones de mezclilla negros, una musculosa negra con la inscripción “Fic Vuentes. Made in México”** en blanco, expansores en ambas orejas, botas negras y una línea de delineador justo por sus pómulos.
‒Hey, Alice! – la voz de Grace me llegó desde la izquierda.
‒Mande.
‒No voltees ahora pero… –tarde, ya había volteado- Vale, haz lo que se te plazca. Cómo decía, Andy Biersack en persona te está devorando con la mirada.
Su comentario hiso que el color subiera a mi cara, mis mejillas rápidamente adquirieron un tono carmesí intenso y una sonrisa boba afloró a mi rostro. Efectivamente, Andy no separaba su vista de mí, y al verme sonriendo como una colegiala enamorada en su rostro se pintó una sonrisa. Con paso apresurado, y disculpándose con las personas a las que antes les hablaba, llegó hasta mi. Grace fue a marcharse, pero tomé su muñeca con fuerza y gesticulé un “ni se te ocurra” que ella perfectamente captó.
‒Musa, qué te pareció la música? – Musa, musa, musa… Lo había dicho, había usado ese viejo apodo. Quería enojarme pero las mariposas rápidamente viajaron a mi estómago.
‒Los chicos estuvieron increíbles! –dije con emoción, ignorando las sensaciones que se acumulaban en mi interior- Ustedes no tocan?
‒No, Musa. Estas jodidamente bien. –sonreí- Y tú amiga? –volteó a ver a Grace, a la que todavía retenía por la muñeca.
‒Grace – sonreí a mi amiga- este es Andy-Barbie-teñida Biersack. Andy, ella es Grace.
Grace comenzó a reír, mientras Andy negaba.
‒Vale, yo en verdad venía a pedirte si me la podía llevar –preguntó el chico a mi amiga. Grace recibió una mirada fulminante de mi parte, mientras soltaba el segundo “ni se te ocurra” de la noche. Grace, rió y luego le dijo a Andy un “claro” mientras yo la maldecía mentalmente- Te lo agradezco, ahora, Musa, vamos a bailar –dicho esto me jaló.
El sol entraba a raudales por la ventana y el dolor de cabeza me consumía. Abrí los ojos con furia, no quería despertar ni mucho menos.
‒Qué mierda?- pregunté a los gritos, al ver que no me encontraba en mi habitación… y que no estaba sola en la cama.
*Asombroso termina en yo, juego de palabras en ingles
*Fic Vuentes, hecho en México.
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Sweet coincidence
FanfictionLuego de cuatro años, Alice vuelve al único lugar donde su corazón encontró alguien a quien amar... y también a mismo lugar donde su corazón se rompió en mil pedazos. En ese hotel, L'Ermitage Beverly Hills, Alice cambió. Y sin lugar a dudas también...