Fᴏʀᴍᴀᴛɪᴏɴ

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"Lᴏ sᴜᴇɴ̃ᴏ, ᴛʀᴀʙᴀᴊᴏ ᴅᴜʀᴏ

Sᴏɴʀɪ́ᴏ, ʜᴀsᴛᴀ ϙᴜᴇ ʟᴏ ᴄᴏɴsɪɢᴏ"










Sakura Uchiha con el transitar de los años entendió que existía una auténtica felicidad, su estabilidad dimitió de estar ligada principalmente a su esposo Sasuke, si bien amaba estar a su lado encontró plenitud en pasar tiempo con personas que despertaban en ella grandes sentimientos. La prosperidad completa que gozaba estaba impregnada con cada recuerdo protagonizado por diversas personas que encarnaron valiosos momentos.

Sarada como una niña energética, no se restringía en articular preguntas sobre el mundo que la envolvía y ella estaba allí para responder cada intranquilidad con una cariñosa voz; el regreso a la ciudad de Konoha avivaba en Sakura un indescriptible regodeo, percibía que sus mejillas estaban adoloridas por sus constantes mohines.

Era la segunda vez que regresaba luego de haber ganado la primera batalla.

Hace tres años atrás cuando Sasuke regresó a la ciudad de Konoha ella se situó a preparar su lucha. A pesar que los habitantes de la aldea de Konoha ejercieron dubitativamente confiaron en sus palabras y en la majestuosa expectativa que Sakura irradió. Los jóvenes fueron los primeros que sostuvieron su mano con ímpetu.

La exigencia que Sakura y Tsunade llevaron a la ciudad fue escuchada atentamente por los superiores. Con las lágrimas empapando sus mejillas los aldeanos festejaron cuando inició la construcción del primer hospital en la aldea de Konoha.

Sakura parpadeó al apreciar una mano sobre su hombro, al voltear se topó con la dulce mirada de su tía Tsunade y su madre, sin perder tiempo Sakura las abrazó susurrando cuanto las amaba, que su familia estuviera presente despertaba en ella una grata felicidad.

—Señora Uchiha —las mujeres viraron para distinguir al hombre que emergía de la multitud—. Me alegra mucho verla por fin, estuvo muy ocupada en la aldea de Konoha ¿Cómo va la construcción del hospital?

—Le agradezco mucho su preocupación, señor Gaara —las manos de ambos se unieron en un apretón de confianza—, gracias a que usted también alzó la voz es que el estado hizo caso a nuestros reclamos. El hospital estará listo para finales de este año.

Gaara agitó ligeramente su cabeza mirando a Tsunade y Mebuki con admiración.

—Muchas veces no solemos ver que a nuestro alrededor hay muchos que sufren, lamentablemente solo es cuando alguien alza la voz es que uno puede ver las carencias, todos ustedes son realmente increíbles y no pude negarme a apoyarlos —las cejas del hombre se elevaban en conjunto a su voz jovial, una vez le confesó a Itachi que haber confiado en la lucha de Sakura fue una de las labores más acertadas que hizo en su vida. Finalmente Gaara se alejó anunciando su entusiasmo por el nuevo proyecto que estaba por iniciar.

Sakura circulaba entre la multitud con el mentón en alto, sus ojos esplendentes jades inspeccionaban escrupulosamente cada detalle de ese importante evento que marcaría una nueva victoria en la vida de la gran familia de la aldea de Konoha.

Sakura atesoró en su corazón las miradas expectantes de los invitados sentados en sus lugares disfrutando de los aperitivos tradicionales de la aldea de Konoha, estaba de pie con su cabello corto perfectamente arreglado preparada para emitir sus palabras de agradecimiento.

Sarada aplaudió exclamando que su madre parecía una de las reinas que disfrutaba ver por la televisión, por unos instantes ella destinó su atención a su hija y esposo, Sasuke extendió su brazo y captó su mano delicadamente.

—Sakura, están anhelantes por tus palabras —musitó trazando una sonrisa, Sakura se fascinó por la espontánea mirada de su esposo, él durante todo ese tiempo se convirtió en su más fiel aliado, descubrieron con placidez que no existía nada más bello que sentir que estaban unidos por un inquebrantable lazo, cada instante que compartían era como la primera vez y agradecían estar vivos para experimentarlo diariamente.

—Quiero darles las gracias por estar aquí, a todos ustedes que confiaron en este proyecto que con mucho esfuerzo luchamos porque salga adelante —sus manos se reunieron y no perdió de vista a los jóvenes que asentían maravillados—. En esta residencia, que será la primera de muchas los jóvenes que buscan un futuro tendrán un lugar donde vivir y comer, no solo será cubrir estas necesidades básicas sino que buscaremos que todos desarrollen sus potencialidades. Merecemos una oportunidad sin importar de donde provengamos.

Los aplausos no se hicieron esperar, los cortejos de los presentes y los flashes la incitaron a finalizar su genuina gratitud compartiendo las palabras que marcaron su camino y que ansiaba que los jóvenes tallaran también en su corazón.

—Hace años las sabias palabras de mi amaba bisabuela iniciaron mi lucha y deseo que cada vez que tengan que enfrentar sus propias disputas recuerden que tendrán sus altibajos, pero siempre encontraran su fuerza interior para tranquilizarse. Nos darán limones y haremos limonada.

Sakura Uchiha sonrió con dicha, sus ojos resplandecientes jades se achicaron en cuanto sus mejillas se enaltecieron, los aplausos y las voces alegres de los jóvenes en conjunto con la de sus seres queridos se convirtieron en un bálsamo.

—Eres fantástica, cariño —susurró Sasuke deslumbrado. Sakura apoyó su cabeza contra el pecho de su esposo y levantó su cabeza conectando así sus miradas.

En silencio reafirmaron que continuarían avanzando tomados de la mano con su amada hija y tal vez con sus futuros hijos, Sakura se sumergió en el júbilo de saber que la familia Uchiha y Haruno estarían unidos por una meta en común.

Sarada se aferró a su torso cariñosamente y Sasuke la abrazó con devoción. La fiesta de inauguración era solo el principio de un largo camino.

Había tocado fondo y olvidado el sentido de su vida; ahora en ese presente que jamás cruzó por su cabeza estaba parada con seguridad, el amor verdadero era más que solo amar a su esposo Sasuke, su fuerza interior por siempre estaría allí para guiarla.

Ya no poseía estrellas en sus ojos, Sakura Uchiha se convirtió en una estrella. 

ALL NIGHTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora