Epílogo

369 39 1
                                    

Varios meses después

Entro a mi oficina y después de guardar mi bolso salgo para hablar con mi secretaria. Hablamos un poco sobre las cosas que tengo que hacer, ya sea una llamada, responder algún correo o verificar algunos expedientes para comenzar a hacer anotaciones sobre mis ideas para los diseños. Amo mi trabajo, cada día va creciendo más y yo voy siendo más feliz. Los primeros meses no fueron fáciles ya que no muchas personas buscan a alguien sin experiencia. Poco a poco fui buscando maneras de promocionar mis diseños, hasta que me dieron una oportunidad. Fue inmensa ya que me abrió muchas puertas, la señora Stone me contrato para que diseñará un cuarto de juegos para sus nietos. Luego de eso sus hijas quedaron encantada y me contrataron, además de recomendarme a sus amigas y así fue como fui creciendo.

Varias horas después de trabajo con mi bolso mano salgo para mí hora de almuerzo. Me iba a reunir con Beliza y ponernos al día, entre al pequeño restaurante para caminar hasta nuestra mesa habitual. Hacíamos esto cada dos semanas para ponernos al día. Últimamente tengo más confianza en mí misma, había puesto todo de mi parte y los resultados me encantaba. Con el apoyo de mi familia y de mi psicóloga descubrí muchas cosas sobre mí. Aprendí a amarme tal y como soy, aprendí que no tengo que avergonzarme o pedir disculpas por ello. Si alguien no me acepta es su problema no el mío.

- ¿Cómo te va en el spa? - cuestione.

Beliza había comenzado a trabajar en un spa unas pocas horas mientras no estaba dando terapias musculares. Le gustaba ayudar a las personas a liberar el estrés del cuerpo y era buena.

-Muy bien, tengo unos buenos compañeros y la jefa es muy amigable. El ambiente es relajante, posiblemente es porque es un spa. -dijo riendo al final.

-Posiblemente. Cuando regrese tengo una cita en un gimnasio. -comente después que pudieran nuestra orden.

- ¿En un gimnasio? Pensé que tus clases eran los fines de semana. -dudo.

-Lo son, quieren que diseñe un área. No sé, no dieron mucha información, Krysten se enfocó en que quieran nuestra opinión. -dije encogiéndome de hombros.

-Raro, no me viene a la mente sobre que puedes hacer en un gimnasio. -dijo.

-Exacto. -concorde.

Trajeron nuestra orden y comimos mientras seguíamos hablando. Beliza había sido un gran apoyo en todo esto y estaba muy agradecida. Siempre habíamos sido unidas, pero después del divorcio era incondicional. Luego de despedirme me subí a mi auto y una vez con la dirección del gimnasio en el GPS salí para allá. No era muy lejos de la oficina y llegué en poco tiempo. Verifiqué estar en el lugar correcto antes de entrar con todas las cosas que encontré necesarias. Camine hasta el escritorio principal donde había un chico joven leyendo un libro y anotando en una libreta.

-Disculpa, soy Bryony Sanders y tengo una cita con el Sr. Wood. -mencione.

-Claro, sígame. La oficina del jefe está por aquí. -dijo mientras comenzó a pasar por varias máquinas de ejercicio.

El gimnasio era grande y estaba lleno. Por lo poco que vi está dividido con varías habitaciones donde tenían clases particulares. Tenían zumba, yoga, algún tipo de baile y lo que parecían secciones privadas.

-Jefe, la diseñadora está aquí. -dijo a través de la puerta cerrada.

-Gracias Luke, que pase. -contestaron.

Luke abrió la puerta y después de agradecerle entre. En el escritorio había un hombre de pie mirando unos papeles y pude notar lo tenso que se estaban sus hombros.

-Buenas tarde. -salude.

-Buenas tardes. -dijo al fin levantando la mirada.

Perdí la habilidad de hablar ya que el hombre que tenía de frente era Aaron. Aaron el de Ligonier, con el que había ido a una cita y después de varios meses aún pensaba en él. Siendo sincera cuando regresé a Nueva York y me sentí lo suficientemente confiada fui a unas pocas citas, no había estado mal, pero no sentía esa chispa que esperaba. Así que me concentre más en mí y en mi nuevo trabajo, sabía que en el momento correcto iba a encontrar el amor.

-Bryony. -murmuro.

-Hola, Aaron. -sonreí.

-Lo lograste, siéntate en confianza. -dijo señalando una silla mientras se sentaba en una esquina del escritorio.

-Lo logramos por lo que veo. -dije.

-Esto es increíble, te ves bien; feliz. -comento con su sonrisa.

-Lo estoy. -acepté.

-Me gustaría saber un poco más de como has estado antes de hable sobre el trabajo, si no te molesta y si puedes. -menciono.

-Lo tengo. -dije antes de verlo sonreír.

Hablamos sobre lo que habíamos estado haciendo desde que regresamos de nuestras vacaciones y fue como volver a estar en ese pequeño pueblo. Estábamos genuinamente contentos por el otro, me contó cómo había pensado mudarse aquí, pero después que su amigo tuvo que mudarse para Nueva York porque se quedó sin trabajo y tenía oportunidad aquí, tomo esa señal. Dos horas más tarde salimos de su oficina con una próxima reunión para enseñarle lo que tenía pensado para el área que me enseñó quería cambiar y con una promesa de que íbamos a salir.

Regresé súper contenta a mi carro y luego de volver a la oficina, le envié un mensaje a Beliza dónde decía que había visto a Aarón. Su llamada fue instantánea y luego de hablar con ella, terminar en el trabajo, me fui para mi apartamento.

Tan pronto cerré la puerta mi celular anunció un nuevo mensaje y esperaba que fuera de Beliza, pero era de Aaron donde me preguntaba cuando estaba libre. Le respondí sonriendo. Así fue como la última pieza del rompecabezas entro en su lugar.

Christmas Key (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora