Hidden beauty.

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Dedicado a user04632607, gracias por darme la idea de escribir, espero que te guste.

Dita sabía a la perfección que la belleza de su rostro le resultaba una perfecta arma para conseguir todo lo que quería, no por nada le llamaban la luz que brilla entre el cielo y la tierra, pero había algo que aun no comprendía del todo y aunque resultaba un dolor de cabeza decidió ignorarlo, ¿Quien querria ver la belleza interior cuando habia tanto para admirar afuera?

"Belleza escondida", eso le habia dicho Milo, pero aun le costaba entenderlo o quizá no quería, muy en el fondo se negaba a aceptar que su bello perfil era solo eso, un hermoso pero vacío perfil, lo ignoraba de una forma tan sutil que ninguno de sus amigos lo notaba.

Esa percepción tenia harto a un rubio que hacía lo posible por sacarle de sus casillas y demostrarle que la perfección no se encierra en un par de ojos azules y una hermosa sonrisa, estaba decidido a cambiar esa horrible actitud, pero cada vez que lo intentaba, fracasaba sin nisiquiera tener un pequeño avance.

¡Dejame solo!, ¡No necesito tu ayuda!, ¡Nada es mas bello que yo!, frases como esas y más llegaban a sus oídos a cada intento, pero ni loco se rendía, no hasta que Dita fuera totalmente bello, no solo por fuera si no también por dentro; queriendo o no, tubo que pedir ayuda a sus compañeros de armas, algunos se burlaron de el.

— Estas loco hombre, jamás va a cambiar, aceptalo — dijo desanimado Kanon.

— lo lograré, ya verás. — Milo estaba decidido y eso era aún más poderoso que el egoísmo de Dita.

Con esa idea en la cabeza Milo busco a Dita por todas partes, le pregunto incluso a Ángelo, pero ni siquiera él tenía una idea, Milo siguió buscando, pasó casa por casa gritando su nombre a los cuatro vientos, pero no, ni siquiera obtuvo respuesta de Apolo, estaba ya tan cansado que su único refugio en ese instante fue tomar asiento en una de las rocas en la costa y ahí lo vio, su cabello azul turquesa se sumergió por completo en el mar y como si de un rayo se tratase, él también entro en el océano buscando con la mirada a su presa.

Lo vio a lo lejos y de forma casi inconsciente sonrió, una presa fácil, nada se le podía escapar al rubio, nado como un profesional hasta llegar junto a Dita, lo tomo del brazo causando sorpresa en el de cabellos azules; Milo lo arrastro por toda la superficie marina sin dejar siquiera que Dita tomara un poco de aire, el rubio se detuvo en un coral y comenzó a admirar a un caracol marino que iba de aquí hacia allá, Dita al ver esta acción intento hacer lo mismo que su hiperactivo acompañante, cayendo en cuenta que, aunque no le gustara, Milo tenía razón, luego de salir del mar, Milo se dispuso a retirarse a su respectiva casa, pero no lo logro pues alguien sujetaba su brazo, el rubio giro su rostro para encontrar a Dita con la mirada baja y los ojos llenos de lágrimas.

— ¿Qué sucede Dita? — Pregunto preocupado, por un momento pensó que sus acciones lo habían lastimado, sin embargo su pensamiento estaba en un grave error.

—Sabes Milo, he pasado toda mi vida admirando mi belleza y lo perfecto que soy, pero hoy me has enseñado que no solo existe una belleza superficial, sino que también hay una belleza interior, es como este inmenso mar, es hermoso a la vista de los hombres pero en su interior hay también belleza, ahora sé que tanto mi rostro como mi corazón pueden ser hermosos.

—Dita, me alegra que hayas comprendido — dijo Milo para darle una cálida sonrisa que Dita regreso de  igual manera.

Desde ese día Dita trata a los demás con más amabilidad y una vez a la semana es acompañado por Milo a las profundidades del océano para admirar esa belleza escondida que no solo crece en el interior del mar, sino también en su corazón.

Dan R.

A day on Dita's lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora