After Death

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[Narra Dita.]

Lo sentí, poco a poco su cosmos se extinguía y yo, sin poder moverme de mi puesto de batalla, quería correr hasta llegar a su casa solo para ayudarlo, quería acabar con ese chico que me había arrebatado a uno de mis mejores amigos, Ángelo, mi querido y bromista Ángelo, ya no veré más sus ojos pues ha muerto ya y no pude hacer nada para detenerlo, solo me quedaba esperar, esperar a vengar su muerte o esperar la mía.

Grite su nombre con la esperanza de que pudiera oírme, bien sabía que mi voz no le alcanzaría pero aun así lo llame una y mil veces sin importar si me oían más allá de donde estaba; y caí, de rodillas, así como un peso muerto, con el dolor en mi corazón y las lágrimas corriendo por mis mejillas, sentía mi alma partirse en dos, comencé a recordar cuán feliz fui a su lado.

Me acuerdo a la perfección del día en que nos conocimos, estaba asustado y no tenía ningún amigo, estaba solo y de repente alguien me sonrió, "yo seré tu amigo" me dijo y su sonrisa burlona me dio la fuerza que me faltaba, esa confianza que no tenía se fue reforzado a su lado.

"Desde la infancia devoción de amor emanaban,
Almas unidas que la enfermedad (distancia) separaba..."

Pero ahora se ha marchado sin avisarme, ¿Cómo se le ocurre hacerme esto?, en ese momento lo único que pude hacer fue maldecir mi suerte y lanzar ofensas a los dioses, ¿Porque?, ¿Porque a mí?, ¿A quién carajo le hice tanto daño como para que me castigaran de esa manera?, sentí mi aliento irse, mi respiración se volvió agitada, ya jamás podré caminar a su lado, ni reír junto a él, ya no podré decirle cuanto lo quiero, pues ya jamás volverá.

"Dos vidas mermadas en soledad...
Se aman, se miman sin poderse rozar..."

Y de nuevo los recuerdos de nuestras aventuras atacan como mil dagas a mi mente y a mi alma la destrozan esos felices momentos, el día que Shura enfermó, ese día él y yo, hicimos lo posible por sacarle una sonrisa y terminamos despertando a medio santuario con nuestras risas; cuando caí de la escalera se rieron de mí pero no me molestaba si venia de ellos dos, todos nos llamaban el trío problema, pero ahora este trío está incompleto, pues aquí, de Ángelo hace falta la sonrisa.

Quería creer en algo en esos momentos, pero ¿en qué?, se había ido con él una parte de mi alma y una parte de mi felicidad, una parte de mi murió junto con él, se fue a su lado y ya jamás regresara.

"Bebes recuerdos,
Afloran los tiernos momentos
Y en tus sueños hablas con él sobre un reencuentro..."

Aún seguía arrodillado, como buscando perdón, pues pude haber ido en su auxilio, pero no, me odio por eso, pero ¿qué puedo hacer?, ya nada está a mi alcance, tan solo puedo esperar, esperar y esperar, el momento en el que nos volvamos a encontrar, trate de calmar mi llanto pero no pude, su partida más que dolerme me quemo, más que entristecerme, moribundo me dejó, "no me gusta verte llorar" me había dicho en el pasado, pero evitarlo en ese instante no pude, me dijo como soportar su actitud y mal carácter pero una cosa olvidó, no me dijo que debía hacer si algún día me faltaba él.

"No temas, no llores, me encuentro bien...
Mi vida, tranquilo, cada noche yo vendré..."

Después, ninguno más se extinguió, me dio mucha rabia, no sabía qué hacer, comencé a destrozar todo a mi paso gritando su nombre, el espejo de mi habitación quedo tal y como mi corazón, en mil pedazos imposibles de volver a juntar, la paciencia que me quedaba, poco a poco se agotaba.

"Mientras recorro los ríos, los valles,
Los cielos, las nubes y los siete mares
Seguiré por ti esperando..."

Una vez más, un golpe en mi alma, muy dentro de mí, en la décima casa su luz se apagó, desapareció tal y como lo hizo Ángelo, no me contuve y sus nombres volví a gritar, me negaba a creer que era verdad y que en ese instante Shura la batalla había perdido ya.

Maldije a mi suerte, maldije a aquellos que me han arrebatado a mis amigos, maldije a Saga, no, a Arles, pues por su culpa ellos han cerrado sus ojos, su cosmos se ha extinguido y no pude verlos por última vez, y las lágrimas salieron sin permiso, una vez mas de mis ojos, ya no existe alguna razón para seguir en pie o quizá solo este aquí para vengar sus muertes y luego alcanzarlos en el mundo de eterno descanso.

"¡Mi vida no llores que te estoy mirando!
Hago castillos de arena en la luna,
Dibujo sonrisas en nuestra amargura..."

Daba vueltas, y a pesar de haber quedado solo, no perdí la esperanza, encontré entre las cosas que con rabia había destruido, una fotografía de nosotros, estábamos juntos, como siempre, con una sonrisa en los labios y brillo en los ojos, pero ya no habrá más de esos días, pues la muerte de ellos me separó.

"Relatos de mis suspiros
que en la medianoche compartiré contigo...
compartiré contigo"

Y nuevamente, recordé, esta vez, los momentos a lado de Shura, el valiente guerrero que tenía su propia espada, el portador de Excalibur, mi amigo, aquel que la lealtad era su segundo nombre, el responsable que venía hasta mi casa todos los días por la mañana solamente a recordarme que debía seguir entrenando.

A mi mente llegó el día en que un regaño a los tres, Shion nos dio, la broma para Camus lo había hecho enojar y limpiar por un mes el coliseo, no pudimos evitar, paso muy rápido pues estábamos juntos, ese lazo que teníamos, que tenemos y que tendremos, nos mantuvo unidos y espero que más allá de esta vida aun unidos estemos.

"A las estrellas les comento cómo es el sol...
Y al sol le cuento la grandeza de nuestro amor..."

En la onceava casa, la vida del guardián también se acabó, sentí que mi vida en el borde se encontraba, ¿cómo fue posible que a ese pelirrojo lo mandaran a la otra vida?, y entonces escuche los pasos fuera de la casa que me tocaba resguardar, me levante del suelo y mis lágrimas seque, deje la fotografía volar con el viento y Salí, más dispuesto a morir que a obtener una victoria.

Salí sin apartar mi dolor, pero por dentro, igual que una rosa, mi corazón se marchito, luché con todas mis fuerzas y con todo mí poder, pero aquel niño de cabello verde, logro ser más fuerte que yo, su coraje y determinación me sorprendió, como me hubiese gustado conocerlo de otra manera.

Su último golpe y el mío atacaron al unísono, tanto mi vida como la suya se extinguieron en ese instante, antes de partir al mundo de los muertos, mi mente me hizo recordar la inocente promesa que hice alguna vez, "si uno se va, los otros lo seguirán", ese fue nuestro juramente e inconscientemente lo estábamos cumpliendo, estábamos siguiendo el rastro de Ángelo, y sabía que nos íbamos a ver, justo donde la vida y la muerte son una sola.

"Espero mi vida que seas feliz...
No hay prisa, más tarde nos hallaremos al fin..."

Corrí al verlos ahí, aun con nuestras heridas de batalla nos volvimos a reunir, en la frontera de la vida y la muerte, en la cima del monte donde la entrada hacia el inframundo disponible para todas las almas esta, un último abrazo antes de ser, una vez más polvo de estrellas, me habían dicho que la verdadera amistad y el verdadero amor son tan poderosos que rebasan, incluso la barrera de la muerte.

Ciertamente tenían razón...

Los tres vivimos juntos y los tres nos fuimos juntos, así como las estrellas de nuestras constelaciones, juntos hasta el final...

Dan R.

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Nota: lo que está en cursiva y entre comillas es una canción, se llama LA MUSA Y EL ESPÍRITU de Saurom.

A day on Dita's lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora