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Maldito el día en que lo conoció, ese chico era orgulloso y egocéntrico, su amor propio era incluso mayor que el de él, ese castaño lo traía harto, todos lo alababan solo por ser hermano de Sagitario ¿y a él?, a Dita no lo consideraban un prodigio como a él y eso, más que molestarle, le ponía triste y a la vez sentía un poco de envidia, ¿la razón?, Dita y Aioria eran de la misma edad y tenían el mismo poder, pero Aioria era hermano de Aioros y Dita estaba solo, sin ningún referente.

Solo hablaba de ello con sus mejores amigos y de no ser por ellos, seguramente y desde mucho tiempo atrás, hubiese peleado con el castaño cada que lo veía.

Cuando sucedió el acontecimiento de la supuesta traición de Aioros, Dita se quedó observando los movimientos de aquel castaño y para su sorpresa, ese chico orgulloso se quebró en mil pedazos, ahora los papeles estaban invertidos, él fue reconocido y olvidaron al joven castaño, se lamentaba por la suerte de Aioria pues había perdido, no solo a su única familia, sino también su sonrisa, esa maldita sonrisa que ocasionaba alabanzas se esfumó frente a sus ojos; Dita cayó en cuenta que, ese chico al que tanto rencor le tenía, ahora no era más que un pequeño cristal agrietado que poco a poco se iba quedando sin pedazos.

Decidió entonces que iba a ayudarle, pues si no fuera por él, seguramente no hubiese entrenado duro para algún día poder superar al castaño y a sus proezas, primero tenía que consolar las lágrimas que salían sin permiso de esos ojos.

"Culpable" eso le dijeron a su hermano, "traidor", así lo llamaron, y a él... a el nada, pasó a ser ignorado completamente, todos a excepción de uno, ese chico de cabellos celestes, ese que decían era el más bello de todos, ese al que alguna vez vio llorar y que en lugar de consolarlo, se burlaba de él, ese chico fue su salvación, oh bendita suerte que cambias a tu placer, los papeles has invertido y es ahora el joven Aioria quien llora por su vivir, le diste consuelo a mano del que algún día señaló.

Enmendaron sus errores del pasado, a su favor, luchando mano a mano, entrenado y volviéndose fuertes con la ayuda del contrario, y esa sonrisa volvió a su rostro y esos ojos volvieron a brillar, se volvió la suerte a anidar en su caminar.

Ambos conocieron las proezas del contrario, ambos se reconocieron como el más fuerte y sus mejillas enrojecen de felicidad y sus corazones laten para la justicia, la presencia del otro ya no es molesta, ya no hay envidia ni rencor, ya no existe batalla entre los dos, ya no hay motivo para discutir, ya no existe diferencia entre ambos.

Y de nuevo, ese sentimiento de soledad, la impotencia de no poder hacer nada, el cristal reparado se vuelve a quebrar, la sonrisa de su rostro vuelve a mudar y las lágrimas se anidan en los ojos de Aioria una vez más.

"Traidor", un recuerdo en su mente... su hermano y la suerte que tubo; "Muerte", su imagen pasa por su cabeza... tantos días junto a unos finos cabellos celestes; "soledad", una vez más... vuelve al principio de su mala suerte.

Maldice el día en que lo conoció, ese chico bello y sonriente, ese que algún día señaló y que burlándose de su suerte una vez opacó, ese que se había convertido en su consuelo y su amigo, ese que hizo que la partida de su hermano fuera fácil de llevar, ese que entrenaba con él en el mar.

Una vida se extingue en la doceava casa... su llanto

"Me ayudaste a superar la muerte de Aioros, pero... ¿Quién me ayudará a superar la tuya?"

Una vida se extingue en la doceava casa...

Y su cuerpo yace en sus brazos, maldita la suerte que no tuvo piedad, maldito el día en que lo conoció...

Dan R

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No quería irme a lo sad hasta el ultimo, pero.... no tuve opción 

A day on Dita's lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora