Rescue For Dita

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Debía ser una maldita broma, Dita había desaparecido por completo del santuario, desde la mañana que Ángelo y Shura lo buscaban, pero ni rastro de él, ni en el jardín de rosas, ni en su habitación, ni en el Coliseo, mucho menos en el mar, estaban desesperados, Dita no era de las personas que desaparece así nada más, lo creían de Camus, pues a menudo se escapaba para leer en paz; también de Shaka que a menudo se esfumaba para meditar tranquilo; incluso Mu desaparecía seguido, pero ahora era extraño.

Le preguntaron a toda persona que veían pero nadie parecía haberle visto, ni los soldados ni la gente del pueblo, ¿Cómo, cuándo y dónde se les había perdido Dita?, se miraron por un instante y un pensamiento surco ambas mentes.

— secuestro — dijeron ambos.

Ese pensamiento no los dejaba en paz, era una probabilidad que hubiera sucedido, pues como todos decian, Dita era, es y será el caballero de la belleza que brilla entre el cielo y la tierra, pero arrebatarlo de esa manera era lo mas inhumano que podían hacer, Ángelo y Shura estaban ya haciendo planes para vengarse de aquellos que, según ellos, se habían atrevido a privar de la libertad a Dita.

Muy a su pesar regresaron al santuario, donde una vez más, preguntaron a sus compañeros sobre el paradero de Dita, sin embargo la respuesta fue la misma; Dohko observaba el comportamiento de ambos jóvenes y sin decir palabra alguna se unió a la búsqueda, recorrió las 12 casas una y otra vez, preguntó en el templo de Poseidón, incluso pensó en ir a Suecia, el país natal de Dita, pero no lo hizo, la razón: encontró una pista que seguro lo llevaría hasta su perdido compañero.

Con ansía llegó a los cinco antiguos picos, ahí se sentó pues sentia una presencia familiar, inspeccionó con la mirada todo el lugar y como si de una obra divina se tratara, vio como unos cabellos celestes salían sin aviso de la cascada.

— ¡DITA!. — Gritó Dohko y con agilidad logró atraparlo antes de que cayera y se golpeara con las rocas del fondo.

Con Dita en brazos regresó al santuario, para sorpresa de Ángelo y Shura quienes corrieron a su encuentro, con mirada de asombró notaron las pequeñas heridas que Dita tenía y los rastros de llanto.

— Dohko, ¿Que sucedió?.— Shura estaba más que nervioso.

— No sé, lo encontré cayendo de la cascada en los cinco picos antiguos.— Dohko estaba tranquilo o eso aparentaba.

Sin más llevaron el inconsciente cuerpo de Dita hasta su respectiva habitación, ahí le dejaron, al cuidado de Ángelo y Shura quienes trataban de despertarlo, luego de algunos minutos los ojos azules se abrieron dando paso a un desconsolado llanto, Ángelo lo abrazó de inmediato, luego se separó de el y limpió sus lágrimas.

— Todo esta bien Dita, ahora estas a salvo.— dijo Shura tomando la mano de Dita.

— ¡POR UN DEMONIO DITA, NOS TENIAS PREOCUPADOS!. — Ángelo no quiso gritarle, pero de verdad no sabían que hacer cuando al buscarlo no le encontraron.

— dinos que pasó. — Shura se encargaba de tranquilizar a su amigo mientras Ángelo secaba sus lagrimas con sus manos.

— Fueron ellos, los gemelos tienen la culpa. — Ángelo y Shura se miraron desconcertados. — esta mañana bajé a ver a Mu, necesitaba un poco de azúcar para poder preparar un pastel y sé que el es el unico que podría regalarme un poco, pero, al pasar por la casa de ese par, ellos...— Dita volvió a llorar.

— Dita, por favor, si no nos dices, ¿Como pondremos vengarnos?.

— ellos me dijeron que ustedes dos... que ustedes ya no querían ser mis amigos, que se habían hartado de mi y mis constantes caprichos, que me habían dejado, que se habían marchado y que no regresarian jamás; entonces olvide lo que iba a hacer y salí corriendo en su búsqueda, luego tropecé y caí de un barranco con ramas secas, cuándo me di cuenta estaba a la orilla de un río, perdido y sin saber donde estaba, volví a tropezar y me pegué en la cabeza, solo recuerdo eso.— Dita tomó las manos de sus amigos. — ¿Aún me quieren?

— Dita, como nos preguntas esas cosas, claro que te queremos. — Ángelo no solía demostrar su cariño, pero cuando se trataba de Dita, era otra persona.

— Es una tontería, te queremos igual que tu nos quieres a nosotros. Ese par va a lamentarlo.— Shura apretó los puños.

— el pastel era para ustedes, hoy es el día en que nos conocimos, quería hacer algo para celebrar.

— No te preocupes Dita, podemos comprar uno, lo importante es que estas bien, nos tienes preocupados desde la mañana. — Ángelo sonrió de manera tierna.

Los tres salieron rumbo a la tercera casa, esos dos pagarían muy caro su osadía, Ángelo y Shura entraron con un aura maléfica, en cuanto los gemelos los vieron, empalidecieron, sintieron que su alma iba y venia del inframundo, esa pequeña mentira les costaría más que su vida.

— La pagarán caro par de imbéciles, nadie, absolutamente nadie, a excepción de mi, puede jugarle tales bromas a Dita.— Amenazó Ángelo.

Los gemelos se esfumaron sin dejar rastro, Ángelo solto un largo suspiro, los tres volvieron a casa de Dita a celebrar, después de todo hubo un rescate para Dita y un final feliz.

Dan R

A day on Dita's lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora