A Little pretty joke.

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Dedicado a user04632607

Dita pasaba la mayoría de su tiempo bajo el mar, admirando todo cuanto le rodeaba, sobre todo porque no le gustaba estar solo aunque pareciera lo contrario y en la superficie ninguno de sus dos amigos se encontraba, así que decidió sumergir su delicada figura en el inmenso mundo lleno de agua.

Bien sabía que esos parajes le pertenecían al dios del mar, el temible y poderoso Poseidón emperador de las aguas, pero no le importaba en absoluto pues no hacia ningún daño hacia las criaturas marinas que habitaban en esa pequeña porción de océano, solamente buscaba un poco de compañía.

No contaba con que uno de los generales marinos de Poseidón le observaba cada vez que iba a esa región llena de peces y corales, Kanon el dragón marino era famoso en el ejercito de Poseidón por su poder y por su carácter bromista y despreocupado, a menudo veía a Dita sentarse a admirar a los peces y tratar de conversar con ellos, eso le tenía en algún punto molesto, Dita era bello ante sus ojos y también ente los de los habitantes marinos, pues ninguno de ellos se asustaba con su presencia, más bien se acercaban de manera voluntaria a él, no solo por su físico sino también por su bondadoso y amable corazón, el dragón marino sentía envidia ¿Cómo era posible que los seres marinos lo rechazaran mientras que a Dita, parecían amarle?, creía que ese efecto era por su cabello tan claro como el agua o por sus ojos.

Kanon estaba furioso, daba vueltas por todos lados, pensando en un plan para alejar a Dita de ese sitio, esa área le pertenecía a él y no iba a permitir que un intruso le quitase el amor y admiración de las criaturas del mar, Poseidón observaba de lejos a su general con una sonrisa en el rostro, bien sabía lo que estaba pasando y por su parte también admiraba las acciones de Dita para con el mundo que el gobernaba, sin embargo, lejos de ponerlo molesto le agradaba la presencia de tan bello ser.

- deja de dar vueltas, me pones nervioso. - el rey del mar se acercó a Kanon de manera tranquila.

- Me pone de mal humor, no lo soporto, hasta los animales marinos se acercan por su voluntad, mientras se alejan de mí. - el dragón marino estaba ideando un plan, quizá si le quitaba ese atractivo y sedoso cabello podía hacer que todo volviera a la normalidad.

- Kanon, mi pequeño dragón marino, debes aceptar que Dita, aparte de belleza tiene bondad y eso atrae a los peces, tu querido Kanon, eres poderoso y han visto tus combates, por eso se alejan de ti. - Poseidón intentaba calmar a su general pero ni explicándole la situación con peras y manzanas iba a entender.

- voy a arrancarle cada cabello.

- ¿Qué harás qué? - pregunto sorprendiendo el soberano de las aguas.

- Voy a arrancar su cabello, así dejará de ser bello y los peces no le harán caso, eso tiene que funcionar, pero necesito su ayuda señor Poseidón. - Kanon tenía una retorcida mente y esta era una de esas cosas que salían de ahí, Poseidón se sorprendió ante tales declaraciones.

- No voy a ayudarte, eso es muy cruel de tu parte.

- No, no es necesario, solo quiero algo que es suyo. - Kanon miró al rey del mar y este le devolvió una mirada un poco asustada. - necesito su tridente mi señor.

Esta petición hizo que el gobernante marino analizará mejor la situación, si el tridente estaba en manos de la persona equivocada, seguramente una catástrofe de desataría, pero quien estaba pidiendo ese objeto era ni más ni menos que uno de sus generales favoritos, pensó por unos instantes y llego a la conclusión que si no accedía, Kanon iba a hacer circo, maroma y teatro para conseguir su objetivo.

- Esta bien, pero con una condición, esto solo será una pequeña y dulce broma, no quiero que lastimes a Dita, ¿entendido?

- si. - Kanon se limitó a responder, sabía que Poseidón podía ser tranquilo y paciente pero si desobediencia iba a pagar muy caro las consecuencias.

Poseidón le entregó a Kanon su tridente, con un pequeño ajuste, sus poderes de creación y destrucción habían sido sellados por el mismo señor del mar, el dragón marino se marchó para buscar a su pequeña presa.

Por su parte Dita ignoraba por completo las instituciones de su furioso observador, nadaba de aquí para allá en compañía de los delfines, por un momento regresó a la superficie a tomar un poco de aire y regresar, de un momento a otro se detuvo cerca de una roca.

Kanon se acercó sin que Dita lo notara y enganchó su hermoso cabello al tridente de Poseidón y lo clavó en la roca tirando con brusquedad la celeste cabellera de Dita, con dolor volvió su mirada encontrado a Kanon riendo de manera casi diabólica, por instinto trato de liberarse tirando de su mismo cabello, rogando a los dioses que nada malo pasara, sabía bien a quien le pertenecía el objeto que tenía atrapada su melena, un intento tras otro y ninguno dio resultado, un último tirón con todo lo que sus brazos daban logro liberar su cabello y al mismo tiempo el tridente, sin embargo la acción fue tan fuerte que ocasionó en el objeto un efecto remolino que a su vez golpeo la frente de Dita.

- maldición, Poseidón me matará. - dijo Kanon asustado y a la vez preocupado

Vio el cuerpo inconsistente de Dita descender hasta el fondo del mar, esa pequeña broma no resulto como esperaba.

Dan R

A day on Dita's lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora