La soledad le molestaba más que otra cosa y ese día, todos a excepción de el y Shaka, se habían ido a una misión y para su desgracia, regresarian una semana después, Dita daba vueltas por todos lados, se había aburrido del silencio, era algo que no le agradaba, buscó en todos lados algo con que distraerse, entré las cosas que tenía en su habitación encontró un pequeño libro, con curiosidad lo abrió.
— no sabía que tenía esto aquí.— dijo para sus adentros y comenzó a leerlo.
Las expresiones que Dita hacia sólo decían que estaba muy concentrado y que la lectura estaba atrapando la mente del de cabellos celestes, dos horas pasaron sin que las notara, además, no era relevante el tiempo, ni lo que estaba pasando por su mente, nada parecía sacarlo de ahí, Nada, hasta que leyó "NIRVANA", sus ojos se abrieron de par en par, solo había una persona que podía decirle que significaba esa palabra y para su fortuna, se encontraba en casa.
Con el libro en mano y la mirada llena de brillo corrió hasta llegara a la casa de su rubio compañero, Shaka.
— ¿Estás en casa,Shaka?.—preguntó inocente.
No obtuvo respuesta, dedujo entonces que no estaba en casa, pero algo en él decia que entrará y lo comprobará por él mismo, siguiendo su instinto, ingresó y encontró a su compañero en posición de loto y como siempre, con los ojos cerrados.
— Shaka. — lo llamó Dita, pero el rubio no respondió.
Con paso lento se acercó aun más hacia Shaka, tentado por un instante a moverlo de donde estaba, pero también quería conservar sanos y salvos sus cinco sentidos, así que no lo hizo, más bien se sentó frente a frente con el rubio que no se movía, ¿Como mierda iba a saber si estaba concentrado en su meditación o si estaba durmiendo?, suspiró de manera pesada.
— Shaka.— lo volvió a llamar.
— ¿Que quieres? — respondió, sin abrir los ojos.
— ¿Que es el Nirvana?— preguntó con inocencia, el rubio abrió los ojos y lo miró con el libro en la mano y la mirada puesta en el, como si de un niño se tratara.
— es el estado supremo de felicidad plena que alcanza el alma y que consiste en la incorporación del individuo a la esencia divina y es la ausencia total de dolor y de deseos.— respondió Shaka sin quitar la vista de Dita.
— bien, eso fue muy rápido, pense que...
— vete, ya respondí tu pregunta. — interrumpió el rubio, sabía que Dita era un poco necio aveces y que de no sacarlo, seguiría hablando y necesitaba concentración absoluta en ese momento.
— enseñame. — Dita se había sorprendido con la definición que su calmado acompañante le había dado y quería experimentarlo.
Shaka contó hasta diez en su mente, necesitaría paciencia, mucha paciencia, accedió a la petición de Dita, pues si no lo hacía, sabía que no le dejaría en paz.
Comenzaron las lecciones, la concentración y la calma eran las primeras cosas que tenía que dominar a la perfección, luego fue el control de sus impulsos y emociones, finalmente y luego de cinco días, el momento que había anhelado llegó.
Shaka lo guió hasta una cueva escondida a las orillas del mar, donde formaciones de cristales y otras piedras estaban a la orden del día, el rubio hizo que tomara la posición de loto, debajo del agua y la última lección comenzó.
Cerro los ojos y concentró su mente en una sola cosa, la felicidad absoluta, una, dos, tres horas pasaron y nada, cuatro y cinco, en blanco, casi llegada la sexta se rindo, se levantó de su lugar, le agradeció a Shaka sus lecciones y se marchó a su casa, cuando llegó había en la cocina un plato con comida italiana y una rosa con una nota:
"Cuando vuelvas buscanos en tu habitación y por favor, come.
Shura y Ángelo".
Sonrió, tomo el plato y se dirigió a su habitación encontrando a sus dos amigos durmiendo uno encima del otro, río, dejo el plato en la mesita de noche y se acostó en el espacio libre que quedaba en la cama, junto a Shura y Ángelo, luego de un pequeño rato se durmió, sumido en su sueño encontró el anhelado Nirvana, Dita no requería de meditación como Shaka para alcanzar ese estado, solo le hacia falta la compañía de ese par, y pudo comprenderlo cuando los vio dormir y cuando se durmió junto a ellos con una sonrisa de oreja a oreja.
Dan R