Capítulo 17: Ajedrez

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Soy llevada por un pasillo, esta vez no está obscuro así que puedo ver perfectamente hacia donde me dirige. Él ha dejado de jalonearme, de empujarme, ahora simplemente me toma del brazo y camina poniendo fuerza en su agarre para que lo siga.
Sus pasos lentos y su silencio me permiten echar un vistazo al lugar. Paredes blancas son adornadas con cuadros de pinturas, que si las ves más a fondo tienen el estilo del mismísimo Goya.

Este lugar es increíble, lo poco que pude ver hasta ahora es que es muy elegante y llega ser hasta un punto hermoso. Lástima que en él estén haciéndonos pasar por todo esto.

Llegamos hasta el fondo del pasillo y Liam se detiene frente una puerta que hasta mi punto de vista es demasiada estrecha. Saca una llave del bolsillo de su pantalón y la introduce en la cerradura, segundos después la puerta está abierta y nosotros nos encontramos atravesándola.

Esta vez no puedo ver nada, este lugar está completamente en penumbras

-Sabes Eva, siempre me pareciste una niña indefensa, pensé que nunca serías capás de revelarte ante tu madre- dice Liam con una tranquilidad inmensa.

Yo no le contesto, trato de ver o tratar de descifrar que es todo esto

- Por un lado estaba yo, tratando de conquistarte con palabras bonitas y acciones, toda esa mierda que nunca tuviste en casa- hace una pausa -Luego estaba tu escuela, tus amigos, tu trabajo - pero dime ¿A quién escogiste tú? - pregunta ya en un tono déspota.

Mientras tanto mantengo mi silencio, quiero entender por que hace todo esto.

Empiezo a escuchar su respiración cada vez más agitada, pues ni siquiera puedo verle el rostro todo aquí está obscuro.

-¿A quién elegiste? ¿A ellos o a mí? ¡Contestame Eva! ¡quiero escucharlo salir de tú maldita boca!
- grita apretando más fuerte de los brazos.

-¡Maldita sea Eva, no te quedes callada! - vuelve a gritarme sabiendo que estamos a escasos centímetros.

Por más que trato no decir nada, es imposible, siento un escalofrío recorriendo mi espalda, no le tengo miedo, pero ahora sé que sí es capaz de hacer daño.

Y entonces le contesto, lo digo con voz firme

-A ti, te elegí a ti.

Presiono los párpados muy fuerte tratando de desviar mis pensamientos hacia otro lado, pensar en cualquier cosa y no en lo que acabo de decirle.

Pero no lo consigo gracias a que suelta una carcajada - ¿Lo vez? Tú quisiste todo esto ¿querías estar conmigo no es así? ¿Pero sabes qué? - Pega sus labios a mi oído y me susurra
-Sí, me gustaste y quise vivir contigo como cualquier pareja, pero tu madre que es una perra, se enteró de lo nuestro, ella pensó que como trabajaba para ella te iba a incluir en su negocio quise demostrarle que no era así, pero me dejó sin un centavo -Hace una pausa - Nunca quise lastimarte, pero dime ¿Qué iba a hacer yo si tu maldita madre me dejo prácticamente en la calle?
Entonces al pasar los días lo entendí fácilmente, tú no vales nada, igual que ella.

De cualquier forma pude infiltrarme de nuevo en este negocio, ahora ganaré mucho más sin que ella se de cuenta.
Y tú mi querida Eva, serás tratada igual que las demás incluso vendrán más cosas para ti.

-No sabes lo que dices, las cosas no te serán así de fácil - le interrumpo mientras intento mantenerme firme

-¿De verdad lo crees? Yo solo sé que a tu madre le daré donde más le duele.
Pensó que te haría dañó cuando en verdad yo te quería bien, pues ahora se le cumplirá su sueño. Y entonces se arrepentirá.

Reviviendo El Ayer©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora