Contengo el coraje, ¿Pero qué actitud tan frágil expresé?
No soporto que las personas vean lo fácil que puedo romperme, debo ser fuerte. Limpio con la palma de mi mano algunas lágrimas que empiezan a invadir mi rostro, las aparto como si fueran un líquido venenoso quemándome la piel.
Estoy decidida a estar aquí, soy una mujer fuerte, que falta poco para concluir su recuperación.
No sé que es más estúpido si huir de esa manera y estar hablando sola o estar sentada en los escalones fuera de la casa en posición fetal, cosa que no me di cuenta en qué momento acaté.
Tan pronto lo veo, me levanto de un salto. ¿Qué diría mi psicóloga al verme de está manera? Creo que se decepcionaría hemos avanzado bastante, yo he evolucionado.
No permitiré que las cosas que recuerde me hagan más daño, es un duelo hablar de ellas y recordar, pero a mí me ha funcionado.
Camino hasta mi auto, pienso en ir hacía donde se fortalecen mis ganas de seguir a delante, donde tengo la más grande motivación y donde afloran las ganas de un nuevo comienzo.
***
Estaciono el auto frente al lugar y paso una pequeña puerta sostenida por una cerca de madera, atravieso el patio, hay pasto emergiendo de la tierra a penas notable y unos cuantos juguetes tirados por ahí.
Llego a la puerta, toco una, dos, tres veces y se abre, ahí está la pequeña que tanto me ánima que sin decir una palabra hace que regrese a la realidad y quiera seguir tan valiente enfrentando mi duelo.
Me regala una sonrisa y extiende sus pequeños brazos para que la tome, en seguida lo hago dando unos pasos hasta el interior de la casa, es ahí cuando al lado de la puerta veo a mi nana, seguramente ella fue la que abrió
-Pasa hija- dice amablemente
- Mamá, quiero dormir - dice la pequeña con voz chillona
-No quiso dormir hasta que llegaras- afirma mi nana que me ve con una sonrisa.
Minutos después estamos en su habitación, la niña está en su pequeña cama me mira con esos ojos verdes cristalinos, es una inocente.
Le acaricio el estropajo que tiene por cabello, es tan rizado y esponjado como la melena de un león.Mi nana se llama Frida, me cuidó hasta los diecisiete y es lo más cercano a una madre, cuando se enteró de mi situación no dudó en buscarme y ayudarme, me brindó su casa, también me ayuda a cuidar a la niña cuando voy a mis terapias y cosas de esas.
-Antonio me llamó - comenta, sacandome de mis pensamientos
-Ya imagino lo que te dijo- respondo secamente al recordar lo que sucedió.
Antonio es uno de los encargados de esa casa de recuperación, se ofrecía a dar volantes en las calles, un día se encontró a Frida y ella le habló de mi situación. A partir de ahí siempre estaban en comunicación, me reusaba a asistir a aquel lugar pero ella se encargó de convencerme, habló con mi psicóloga y me lo recomendó. Ya solo me quedaba ir, no tenía otra opción.
-¿Por qué te fuiste? - pregunta, puedo ver algo de preocupación en su mirada
-Me sentí incomoda- respondo cortante, espero que entienda que lo que menos quiero es hablar de eso
-Sabes que es por tu bien- Dice de nuevo
-Ahora no lo necesito- respondo ya un poco alterada
- Te estás equivocando, esa niña te necesita. No puedes dejar todo de lado- me contesta en un tono firme casi como una orden
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Reviviendo El Ayer©
Fiksi Umum«Soy fragilidad y también tenacidad, soy amor y engaño, soy obsesión y desilusión, así como pasión y perdición. He contado con la capacidad de amar incondicionalmente pero también de otra, esa que esconde su lado obscuro, esa que tiene una maldad...