Capítulo 12: Tamales

223 60 3
                                    

Un zumbido en mis oídos me despierta, en cuanto abro los ojos puedo sentir un fuerte dolor de cabeza, imágenes entrecortadas aparecen en mi mente.

Y sí, lo he recordado, la tarde de ayer me escapé con Maribel, admito que fue de las mejores conversaciones de amiga a amiga que hemos tenido, no por el alcohol o por estar en aquél lugar, desde muy niña he saboreado diferentes vinos, gracias a mi madre, que de vez en cuando me mostraba la colección de esos mismos, me refiero a que jamás, en todo lo que va de nuestra amistad nos hemos confiado las cosas así, tuve que confesarle todo porque a decir verdad, ya no podía con esto, quería sacarlo, decírselo a alguien que sí me escuchara, y ¿qué mejor que ella? Es la que me escucha e intenta entenderme.

Me sentía traicionada por todo mundo y es que, ¿cómo pudo mi madre esconderme esto? ¡Es absurdo que me haya enamorado del hombre que me espiaba durante meses sin darme cuenta y que aparte fuera mandado por mi propia madre!
Me sentí traicionada por él, pues ya nos habíamos visto algunas veces en esa calle y nunca me lo mencionó. De igual forma quise creerle pues, la verdad, todos los argumentos que me dio era para mandarlos a la mierda, pero el documento avalado por el abogado de mi madre, lo comprobó, él me dice la verdad.

No me fue fácil creerle

Fácil, fue entrar aquí después de llegar ebria, pues que mejor manera que en los brazos de Liam.

Salgo de mis pensamientos y recuerdo que él me trajo hasta la cama, seguramente estoy en su habitación

Giro mi cuerpo para verlo recostado junto a mi y que sorpresa me llevo, Raúl esta acostado al lado mío y no Liam, rápidamente mi mente trabaja y puedo recordar esos besos que me dio y lo bien que se sintió que se recostara a mi lado, entonces ¿que demonios hace Raúl aquí?

Me levanto casi de un salto, afortunadamente sigo vestida busco en todas las habitaciones a Liam y lo encuentro el la cocina
-Me puedes explicar ¿qué hace Raúl metido en tu cama?

El se da la vuelta, lleva en sus manos un sartén
-Mi amor, te iba a prepar el desayuno- contesta manteniéndose en la misma postura

-¿Qué no estás escuchando?- pregunto ya algo alterada

-Estuvo aquí mientras tu amiga y tú estaban fuera- dice tan tranquilo

Entonces aquí es donde se me olvida el dolor de cabeza, donde se me olvida que estoy con dos hombres en ésta casa y que si me pongo a gritar seguramente me encerrarían de nuevo en aquel lugar

-Liam, ¡te estoy diciendo que tu amigo amaneció a mi lado en tu cama! ¿Y si me hacía algo mientras estabas tu en quién sabe dónde?

-No seas paranoica Eva, el no se fijaría en una niña como tú- dice de una manera despreciable.

Entonces siento un nudo en la garganta, no por que haya permitido eso, si no porque cada vez que intento hacerle ver algo en lo que no estoy de acuerdo, hace comentarios despreciables hacia mi

-Tal vez allá afuera alguien sí quiera a ésta niña - digo dando unos pasos hacia él

El exhala -A nadie le interesas allá afuera Eva

Entonces ya no puedo conterme -¡Sabes, Maribel tiene razón, eres un estúpido, no sé que estoy haciendo aquí, estar contigo es como estar encerrada en mi casa, no sé que forma de amar sea la tuya, pero yo no te soporto!— grito, con una voz firme, estoy muy molesta y yo nunca he sido una chica que un hombre le diga lo que tiene que hacer

Ahora él es quien da unos pasos hacía mí, hasta quedar a unos pocos centímetros frente a frente, sé porqué lo hace, trata de intimidarme, que note cuan alto es y que me calme, pero no lo haré

Reviviendo El Ayer©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora