Capítulo 16: cigarrillo

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Nos han cubierto los ojos con pañuelos negros, ahora no puedo saber a donde nos llevan, esto es espantoso, las piernas me tiemblan y no se de donde sostenerme. Trato de escuchar lo que hay fuera y los lugares por los que pasamos, pero no hay nada, solo se sienten los pequeños brincotillos al pasar por algunos baches, no soy capaz que hablar o reclamar algo, se me ha cerrado la garganta del temor.

Este silencio interminable me hace pensar que tal vez voy sola en este auto y las otras chicas ya no están conmigo. 
Tengo la sensación de querer sentir esa compañía, por instinto cruzó mis brazos y me rodeo con ellas, tratando de abrazarme yo sola.

De pronto siento una mano sobre mi pierna, rápidamente me muevo intentando gritar, pero de nuevo no consigo que la voz me salga de la garganta.

—Tranquila, estaremos bien — escucho en un susurro, la mano que posaba encima de mi pierna ahora se mueve hasta tomarme de la mano
— Relajate, pronto llegaremos— dice de nuevo susurrándome y entonces logro reconocer que es una voz de mujer y lo compruebo al sentir su mano, fácilmente se reconoce. Me alivio, ahora sé que no estoy sola, que hay alguien más ahí, sea quien sea se ha tomado la molestia de intentar tranquilizarme.

***

Después de un largo tiempo el auto se detiene, luego escucho el sonido de unas puertas abriéndose, y unas manos pesadas quitándome el pañuelo, entonces confirmo que no estoy sola, hay al menos ocho mujeres más aquí, no parecen asustadas, se ven bastante relajadas.

— ¡Apresúrense! Queda poco tiempo y ya deben estar listas, llevénlas dentro — ordena el hombre que está en el asiento del conductor.

Rápidamente nos bajan, de nuevo a jaloneos,  hay una enorme puerta de metal frente al auto, uno de los hombres teclea algunos números para hacer que la puerta se abra, entonces no me queda duda, nos llevarán a través de ella. Trato de ver algún lugar en el que pueda correr y esconderme, pero no hay más que un terreno desolado, es inútil tratar de escaparme ahora.

Pasamos y me quedo helada, imaginé un montón de cosas horribles mientras atravesábamos aquella puerta, creí que sería un lugar espantoso y no es así, un aroma rústico se apodera de mi nariz, hay una gran mansión situada en medio de un enorme jardín, mientras avanzamos se va recuperando mi cuerpo y empiezo a relajarme, este lugar es aún más hermoso que los grandes vecindarios de millonarios cerrados, y exclusivamente para personas de negocios como mi madre. ¿A caso es verdad lo que me dijo Liam? ¿Todo esto es un negocio más creado por mi madre? Pero, ¿Hasta donde es capas de llegar?¿Cómo puede mantener cautivas a tantas mujeres? 

Preguntas que ahora no quiero hacerme, y por las cuales me mantengo firme aquí, encontraré la manera de averiguar lo que pasa.

Pasamos por el jardín tardamos algunos minutos en atravesarlo, luego nos hacen entrar a la mansión. Y si por fuera es hermosa, no se compara con lo bien que se ve por dentro, este lugar es hermoso.

— Ya saben a donde dirigirse, en una hora pasarán por ustedes— ordena el mismo hombre saliendo del lugar.

¿A qué se refiere? No logro comprenderlo, sin embargo las otras mujeres al parecer si lo saben. Y caminan hasta subir unas escaleras, las sigo.

Entramos a una habitación y para mi sorpresa ahí están las otras mujeres incluyendo a la chica con la que hablé por la madrugada.

Rápidamente me dirijo a ella, —¿Sabes que es todo esto? — pregunto

—¿Esto? ¿Qué no es obvio? — cuestiona con un tono demasiado relajado

Hay algo en ella que no me agrada, su manera de ser conmigo en este momento y por la mañana, no es la misma que cuando hablamos la noche de ayer. Parece una persona falsa, una persona a la que no debería de creerle nada.

Reviviendo El Ayer©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora