Le habían arrebatado todo.
Secuestrado, apaleado, torturado, matado. Todo.
Él era su todo y se lo habían arrebatado.
Aun recuerda claramente el día que lo conoció, aunque habían pasado años, tal vez siglos desde ese momento...su triste ángel de ojos rotos.
Estaba haciendo las tareas encomendadas por Dios cuando lo vio, lo conocía, conocía a todos, ser un arcángel te daba ciertos privilegios y el, conocía a todos.
Se trataba de Jiang Cheng, un ángel guardián de alas rotas, despreciado por los demás, más no expulsado del cielo, pues no fue el culpable del pecado que sobre sus alas se cernían y Dios era bueno, piadoso, generoso... O al menos ese era su pensamiento hace unos años.
Se enamoró de él en el instante en que vio sus ojos, del color lavanda del cielo en un atardecer, tan sorprendente y misterioso.
Lo vio claro, ninguna mirada lograría remover cada lugar recóndito de su vieja alma, como la del chico lo hacía.
Por eso el primer día lo ignoró, por que estaba mal, los ojos de los habitantes del cielo están hechos solo para mirar a Dios.
El segundo día se sentó a su lado y rozó su mano, el pequeño ángel reaccionó reacio, puesto que no estaba acostumbrado al tacto, los ángeles solo podían tocar a Dios.
El tercer día, sus labios se movieron susurrando su nombre ''Jiang Cheng" y algo en su alma enfureció, los ángeles solo podían dirigir sus palabras a un Dios.
Los siguientes días hablaron, de todo y de nada, de la paz y el caos, de la libertad.
Jiang Cheng había encontrado en Lan Xichen una esperanza para seguir creyendo en el mundo como lo conocía, una razón para sonreír y Lan Xichen encontró en Jiang Cheng una paz por la que le daba igual pecar.
El primer beso tardo décadas en llegar, a ambos les daba igual, leían historia del mundo humano y eran conocedores que los grandes imperios habían surgido habían tardado años, si no dinastías, para surgir.
Pero el beso llegó y tiempo después llegó lo que suele llegar cando dos personas llevan tiempo dándose besos, era algo tan desconocedor para los dos, tan inocente y pecaminoso pero tan placentero que una noche mientras veía como Jiang Cheng dormía, tomo una decisión.
Solo podría mirar a un Dios, solo podría tocar a un Dios, la más dulce de sus miradas solo iría dirigida a un Dios, la más suaves de sus palabras iría dirigida a un Dios, su Dios ahora era Jiang Cheng.
En las horas muertas, Jiang Cheng, mucho antes de conocer a Lan Xichen, observaba a los humanos estos le parecían la mar de extraños y la más hermosas de las creaciones de Dios, cuando Lan Xichen se enteró de esto le dijo que era una perdida de tiempo, que el amor que los humanos se procesaban era adultero y egoísta, sin embargo aceptó ir a observarlos un día en compañía del pequeño ángel y pudo ver lo que este veía en ellos, siempre todo se veía más bonito si era mirado desde el punto de vista de Jiang Cheng, era esa clase de persona que ve el gris cuando todo es negro.
Un día que Lan Xichen estaba en alguno de sus consejos Jiang Cheng fue solo a observarlos, era cierto lo que Lan Xichen decía, los humanos no sentían aprecio por la vida, ni por lo que esta significaba, cancelaban el amor y proclamaban la guerra ... Pero ¿eran ellos mismos mejor que los humanos?, le daba vueltas y vueltas y nunca lo entendía, no quería ni pensar en que pasaría con ellos si se enteraran de que se amaban, y por eso no lo entendía ¿Acaso Dios no era amor? Entonces ¿Porque razón, los mismos que se hacían llamar siervos de Dios rechazaban esta palabra?
El día que Jiang Cheng y Lan Xichen presenciaron una boda humana, fue maravilloso no era como otras bodas que había visto Jiang Cheng en el pasado, no, esta era de verdad, y al ver como los ojos lavanda de su amado rompían en lágrimas de alegría al presenciar tal acto, el de ojos verdes le dijo ''Hagámoslo'' y eso hicieron, bajaron a la tierra de los mortales y ante un árbol juraron amor eterno.
No les había presenciado ningún mortal, pero habían dejado en ese sitio un aura de amor verdadero, de peligrosidad y libertad, que hizo que toda clase de amante declarara su amor ante el árbol, hoy es llamado el árbol del Edén.
Una noche entre lágrimas Jiang Cheng le pidió que ayudara a los mortales, que le pidiera a Dios que fuera piadoso, que pusiera en todos y cada uno de ellos los sentimientos de la pasión, le rogó que los humanos pudieran sentir lo que ellos, y que entendieran que no era nada malo.
Por más que quisiera Lan Xichen no podía hacer eso, ¿que era un simple insecto contra un gran león?
Se creyeron fuertes, invencibles y fue entonces que en el más pequeño de sus despistes, el imperio que había tardado siglos en construir se desmoronó ante sus ojos rápidamente.
El apocalipsis había llegado, los cogieron, y esto no hubiera sido tan malo si no fuera por que hicieron mirar a Lan Xichen, mientras arrancaban las alas de Jiang Cheng para después convertirlo en piedra y romperlo en pedazos. Jiang Cheng gritaba, gritaba muchas cosas, pero nunca pidió ayuda, muy en el fondo sabía que esto pasaría y se encontraba muy tranquilo, lo que gritaba eran palabras de amor a Lan Xichen, y lo último que salió de sus labios junto con una lágrima furtiva fue '''amalos ''
El cielo ardió, todo ángel tiene una llama, y la de Lan Xichen fue prendida en el momento en que Jiang Cheng derramó esa lagrima. Se reveló y fue desterrado, la mayoría de los ángeles dijeron que Dios era generoso, pues no lo había matado, pero lo cierto es que había muerto al mismo tiempo que Jiang Cheng.
Ahora sentado en el suelo frente al árbol que los unió, miraba al cielo que los separó con rabia y algunas lágrimas de impotencia. El no era el diablo, aunque ahora todos lo creyeran así, pues cierto es que sus primeros años de destierro estuvieron llenos de odio y rabia, pero un día chocó con una pareja singular que le hizo recordar y cumplir el último propósito de su amado " ámalos" y todo cambio.
Es el culpable, de cada choque fortuito por la calle, el roce de miradas en los metros, esos cafés que se caen en ropas de desconocidos, las rebeliones y lo que estas desprenden.
Comprendió que una vez juró amar a Jiang Cheng con todo su corazón y ahora que él no estaba se dedicaría a cumplir esa promesa que jamás le pronunció, hacer sentir a los humanos el mismo amor que ellos habían sentido, y que a día de hoy, donde quiera que estén, sienten
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Xicheng
AcakCompartiré 4 pequeñas historias basadas en los temas de la XichengLatinFest. Espero que las disfruten 💜