Si de vidas perfectas se habla definitivamente el nombre de Jiang Cheng debería salir en la conversación.
Graduado en literatura, con unas notas que rozaban la perfección, permitiéndolo salir de la universidad a una temprana edad, hecho que, con la suma de su carácter y perseverancia, le permitió obtener un importante puesto en una de las editoriales más importante del país.
Era su orgullo pues a pesar de contar con una familia lo suficientemente poderosa como para mover los hilos y colocarlo en ese puesto, todo había sido obtenido por su esfuerzo y no por su apellido.
Además, estaba su novio, el chico perfecto, corredor de bolsa, aunque eso perdía cierta importancia en comparación con el corazón de oro que tenía y mil veces demostró que solo le pertenecía a él.
Con una boda a la vuelta de la esquina todos los cercanos al Jiang tenían los pelos de punta, conocedores de lo explosivo que este podía llegar a ser, bajo el estrés de la boda le daban dos días a su prometido para salir huyendo. Pero no fue así.
Para sorpresa de todos, parecía que Jiang Cheng había logrado mantenerse a raya.
Contaba con una familia amorosa también, sus dos padres podían ser peculiares, pero siempre le impulsaron a seguir adelante con sus decisiones, incluso el carácter de su madre se volvía llevadero, todo gracias a la voz de la razón de la familia Yanli.
Con su sonrisa cegaba a cualquiera y si le sumabas el hecho de que había traído al mundo al niño más precioso del universo, opinión otorgada por un tío orgulloso, todo se volvía mejor.
Todo estaba bien, las cosas iban viento en popa para todos. Todo era perfecto.
El único inconveniente que podría ver Jiang Cheng es que, su vida jodidamente perfecta, no lo era en absoluto.
Cuando Jiang Cheng obtuvo su puesto en la editorial estaba ilusionado, como pocas veces lo estuvo en su vida, pero la ilusión tardó un mes en marcharse cuando se dio cuenta que su único trabajo era corregir los errores de los demás.
Sinceramente sentía cierta envidia al ver a los investigadores salir a la caza de nuevos libros o a los diseñadores e ilustradores divirtiéndose en la sala que se les asignaba.
Las paredes de la jodida sala eran de cristal, así que Jiang Cheng podía ver de primera mano como intercambiaban ideas entre ellos, mientras el, bueno, el corregía faltas de ortografía.
No es como si fuera un trabajo horrible, y básicamente había estudiado para ello, pero no era exactamente lo que se imaginaba
Así que podía pasar horas observando la sala a la que había apodado "mi utopía personal "desde su lamentable puesto aceptable.
Su novio sí que era perfecto...ese era el maldito problema.
Liu Wang era el hombre perfecto de cabo a rabo, literalmente.
Tenía un plan para todo, en el caso de que el plan fallará definitivamente tenía un plan B y un C si la ocasión lo requería.
Liu Wang había aparecido en un momento en el que Jiang Cheng sentía que estaba perdiendo las riendas de su vida, entre el último año de instituto y el primer año de carrera.
Todo lo que hacía, lo hacía sin razón, sin tener un rumbo fijo, sin saber que sentir, tan solo queriendo salir de esa incertidumbre.
Entonces Liu Wang llegó con su calma y sus planes, fue como un relajante, trajo a su corazón la paz que definitivamente necesitaba.
Todo era maravilloso y Jiang Cheng estaba bien con la forma de ser del contrario, pero con el tiempo iban apareciendo las dudas.
Tener cada segundo, de cada día, planeado fríamente ¿Era demasiado? Ahora que unirían sus vidas para siempre, el Jiang comenzó a pensar que tal vez echaría en falta un poco de adrenalina en su vida, un poco de ¿Qué pasará hoy?
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Xicheng
AcakCompartiré 4 pequeñas historias basadas en los temas de la XichengLatinFest. Espero que las disfruten 💜