El rubio era tan rápido como un hipogrifo en vuelo y aunque lo había perseguido un buen trecho, lo había perdido de vista cerca del castillo, ir al dominio de los Slytherins no era una opción y tampoco podía emboscarlo con la ayuda de ese mapa. Aun así sabía que el rubio volvería por su escoba, tarde o temprano y Harry solo tenía que esperar.
Esa misma noche había escuchado los distintivos pasos de Malfoy acercándose y sonrió, cosa que le gustaba, al parecer el rubio no trataba de esconderse o realizar un acercamiento estratégico, era toda energía y enojo.
-¡Tu!- gruño y Harry fingió no escucharlo, hojeando su libro como si nada-Te hablo a ti. Quiero mi escoba, sé que la tienes ¡Dámela!-
Harry siguió ojeando su libro, mirando de reojo al rubio, quería enojarlo y causarle exasperación, quería aumentar esos momentos a sus recuerdos. Eran divertidos e interesantes
-¡No me ignores! ¡Pedazo de marioneta!-
Harry respiro despacio, no quería enojarse, no debía, era un sentimiento que no podía manejar del todo, nacía de el de forma descontrolada y temía dañar a alguien con ella y dejar caer su tapadera.
Se puso de pie de un salto y camino hasta un estante cercano, sacando de detrás de ella la escoba esmeralda que tanto apreciaba el otro, la sostuvo levemente sintiendo su mango delgado hecho para manos fuertes y agiles, sería tan fácil romperlo y volverlo inutil. Pero no lo hizo, estiro la mano y se la ofreció a su dueño, que aun con el ceño fruncido lo mirada con recelo, la pálida mano se acercó.
-Te lo devolveré si haces algo por mí-
-Es mi escoba, no tengo porque hacer algo para recuperarla-
-Entonces que tal esto: te dejare en paz si haces algo por mí ¿Aceptas?-
Draco lo pensó un segundo y su mano arrebato el mango de la escoba con rapidez.
-Acepto. Ahora habla y terminemos con esto de una vez...¡Funya!- Draco dio un brinco y empezó a sacudirse la camisa dejando salir de esta una pequeña forma oscura que se alejó dando brincos-
-Con que allí estabas- regaño suavemente el pelinegro
-¡¿Pero que hace una rana de chocolate libre?! Esas cosas se comen-
-Lo sé, pero me gusta verla moverse mientras dura el encantamiento. Me recuerda a mí-
Draco cerro la boca sin saber que decir, era cierto aquella rana solo se movía por un encantamiento para hacerla parecer más real, viva. Carraspeo incómodo y trato de volver al modo enfadado que lo traía hasta allí.
-Bien ¿qué quieres que haga?-
Draco fue paciente mientras el otro recogía a la traviesa rana y la ponía dentro de su caja.
-Promete que lo harás primero-
-Dilo y lo considerare ¿qué te parece eso?- Draco se cruzó de brazos esperando la repuesta y más valiera que no fuera nada ridículo o de mal gusto, ya tenía suficiente con lidiar con los cuchicheos del gran salón, sentía el aura de una migraña.
-Llévame a volar- le dijo con firmeza- Haz eso y no volveré a molestarte-
El rubio lo miro a los ojos esperando el halo anticipado de una broma, pero no lo encontró. Sopeso sus posibilidades, no era nada complicado o difícil de hacer y las ganancias lo superaban.
-Bien, cuando...
-Ahora, vámonos ahora. Solo que nadie debe vernos- el rubio agito los hombros y se encamino a la puerta-Espera. Cuando dije que nadie debía vernos, me refería a esto- Tomando de la cintura al más bajo lo acerco a su cuerpo y lo cubrió con la capa de invisibilidad- Si Flich me ve a mi no hay problema, está al tanto de lo que soy-

ESTÁS LEYENDO
Corazón de Mago
RomanceDraco lo mira comer, caminar y reírse, siendo todo lo Gryffindor valiente y torpe que debe ser. Pero entonces ¿porque su corazón le dice que aquello no es correcto? Potter tiene algo que no encaja, lo sabe y piensa averiguarlo.