Capitulo 7

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El rubio era tan rápido como un hipogrifo en vuelo y aunque lo había perseguido un buen trecho, lo había perdido de vista cerca del castillo, ir al dominio de los Slytherins no era una opción y tampoco podía emboscarlo con la ayuda de ese mapa. Aun así sabía que el rubio volvería por su escoba, tarde o temprano y Harry solo tenía que esperar.

Esa misma noche había escuchado los distintivos pasos de Malfoy acercándose y sonrió, cosa que le gustaba, al parecer el rubio no trataba de esconderse o realizar un acercamiento estratégico, era toda energía y enojo.

-¡Tu!- gruño y Harry fingió no escucharlo, hojeando su libro como si nada-Te hablo a ti. Quiero mi escoba, sé que la tienes ¡Dámela!-

Harry siguió ojeando su libro, mirando de reojo al rubio, quería enojarlo y causarle exasperación, quería aumentar esos momentos a sus recuerdos. Eran divertidos e interesantes

-¡No me ignores! ¡Pedazo de marioneta!-

Harry respiro despacio, no quería enojarse, no debía, era un sentimiento que no podía manejar del todo, nacía de el de forma descontrolada y temía dañar a alguien con ella y dejar caer su tapadera.

Se puso de pie de un salto y camino hasta un estante cercano, sacando de detrás de ella la escoba esmeralda que tanto apreciaba el otro, la sostuvo levemente sintiendo su mango delgado hecho para manos fuertes y agiles, sería tan fácil romperlo y volverlo inutil. Pero no lo hizo, estiro la mano y se la ofreció a su dueño, que aun con el ceño fruncido lo mirada con recelo, la pálida mano se acercó.

-Te lo devolveré si haces algo por mí-

-Es mi escoba, no tengo porque hacer algo para recuperarla-

-Entonces que tal esto: te dejare en paz si haces algo por mí ¿Aceptas?-

Draco lo pensó un segundo y su mano arrebato el mango de la escoba con rapidez.

-Acepto. Ahora habla y terminemos con esto de una vez...¡Funya!- Draco dio un brinco y empezó a sacudirse la camisa dejando salir de esta una pequeña forma oscura que se alejó dando brincos-

-Con que allí estabas- regaño suavemente el pelinegro

-¡¿Pero que hace una rana de chocolate libre?! Esas cosas se comen-

-Lo sé, pero me gusta verla moverse mientras dura el encantamiento. Me recuerda a mí-

Draco cerro la boca sin saber que decir, era cierto aquella rana solo se movía por un encantamiento para hacerla parecer más real, viva. Carraspeo incómodo y trato de volver al modo enfadado que lo traía hasta allí.

-Bien ¿qué quieres que haga?-

Draco fue paciente mientras el otro recogía a la traviesa rana y la ponía dentro de su caja.

-Promete que lo harás primero-

-Dilo y lo considerare ¿qué te parece eso?- Draco se cruzó de brazos esperando la repuesta y más valiera que no fuera nada ridículo o de mal gusto, ya tenía suficiente con lidiar con los cuchicheos del gran salón, sentía el aura de una migraña.

-Llévame a volar- le dijo con firmeza- Haz eso y no volveré a molestarte-

El rubio lo miro a los ojos esperando el halo anticipado de una broma, pero no lo encontró. Sopeso sus posibilidades, no era nada complicado o difícil de hacer y las ganancias lo superaban.

-Bien, cuando...

-Ahora, vámonos ahora. Solo que nadie debe vernos- el rubio agito los hombros y se encamino a la puerta-Espera. Cuando dije que nadie debía vernos, me refería a esto- Tomando de la cintura al más bajo lo acerco a su cuerpo y lo cubrió con la capa de invisibilidad- Si Flich me ve a mi no hay problema, está al tanto de lo que soy-

Corazón de MagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora