La biblioteca esta abarrotada, con los exámenes tan cercanos todos los alumnos ponen sus últimos esfuerzos en estudiar, los nervios flotan en el aire.
-Draco ya basta- le susurro un molesto Blaise a Draco
-¿Qué?-No lo voltea a ver-Deja de mirar a Potter, me desespera, si quieres ir y disculparte hazlo, así esta absurda situación terminara-
-¡No se dé que hablas!- la bibliotecaria lo manda a callar.
-Han estado evitándose absurdamente desde hace una semana y no paran de mirarse a lo lejos. Esta pelea de tortolos está cansando a todos-
-Blaise- Advirtió Draco dijo en voz baja. Pero su compañero de casa solo suspiro y se levantó de la mesa dejando a Draco solo, Draco solo gruño y abrió con fuerza innecesaria su libro, clavando la vista en él y tratando de leer algo, pero su vista se desvió al minuto.
Potter. O como sea, estaba del otro lado del salón en medio de sus amiguitos leones, sonriendo y carcajeándose en voz baja a ratos. Draco rabiaba por la situación, desde aquella noche en el campo de Quidditch el pseudo elegido no había vuelvo a hablarle, ni a mirarle, ni mucho menos dedicarle el desdén ya acostumbrado. Sentirse ignorado lo enervaba.
Era intrigante lo admitía y las dudas que tenía le atenazaban el pecho, quería conocer todas las respuestas, quería saber el cómo, cuándo y porque. A sus ojos el falso elegido era un ser interesante en muchos sentidos, desde su interior desconocido hasta su exterior, conocido y diferente a la vez.
-Hola Draco- una voz femenina lo saludo y una pequeña rubia recorrió la silla a su lado y se sentó dejando en la mesa un par de libros y libretas. Draco la vio sorprendido, perdido en sus pensamientos de que la pequeña Hufflepuff le hablara como si nada, la conocía claro, una de las amistades de elegido, una muy particular –¿Que estudias? Yo tengo un nuevo libro sobre costumbres de Gueweryokis, fue un regalo de cumpleaños...-
-¿Porque hablas conmigo? ¿Y porque te sientas en mi mesa? Todos saben que odio la compañía de otras casas-
La rubia lo miro un momento y le sonrió –Pensé que necesitabas compañía ahora que Harry no puede estar contigo, te conto su secreto ¿no? Yo lo descubrí sin querer hace poco, pero prometí que no le diría a nadie, además...-
-¡Luna!- la figura del elegido se materializo al lado de la chica mientras Draco trataba de asimilar la conversación-Ven a sentarte a nuestra mesa, Malfoy no es una buena compañía-Draco gruño.
Luna los vio a ambos con gesto sereno.
-Harry porque no vienes a esta mesa, al parecer te quitaron el lugar-
El pelinegro volteo a ver su mesa en el momento en que Ron discutía con un Ravenclaw que reclamaba el preciado asiento vacío. Ambos muchachos se apretaron el puente de la nariz con frustración.
-Luna ven conmigo, yo hablare con ese chico-
-Harry ¿Draco y tú ya no son amigos? ¿Están enfadados por algún razón?-
-¡No! es decir si. Quiero decir, prometí dejarlo en paz, como una tregua- suspiro, como podía explicarle la situación a tan especial bruja, muchas más veces de las que quería contar, el original y el habían sido apabullados por la gracia en palabras de esa pequeña bruja-Vamos- la tomo del hombro gentilmente y le sonrió suavemente.
-Alto ahí Potter- respondió Draco quitando la mano del hombro de la chica- Ya que están aquí pueden quedarse, Lovegood y yo estábamos en un interesante conversación, sobre un secreto tuyo- sonriendo apoyo un codo en la mesa y la barbilla en la mano- Decías Luna querida-
-¡Eres insoportable! ya entiendo porque...Esta bien- rápidamente camino a su mesa y tomo un libro y un papiro, sin tener tiempo de decir nada las extendió por la mesa de Draco, sentándose pesadamente frente suyo. Algo cohibido Draco se limitó a arrugar el ceño y estudiar con la vista las paredes.
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Corazón de Mago
RomanceDraco lo mira comer, caminar y reírse, siendo todo lo Gryffindor valiente y torpe que debe ser. Pero entonces ¿porque su corazón le dice que aquello no es correcto? Potter tiene algo que no encaja, lo sabe y piensa averiguarlo.