Capitulo 9

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Cuando el maestro de pociones cerró la puerta Draco por fin pudo respirar. El oscuro hombre le dio la espalda para acercase a un mueble y sacar una botella acompañada de una copa.

-Potter volverá pronto- declaro y Draco dio un brinco que disimulo sentándose incómodamente en una silla cercana

-¿si?

El profesor dio un sorbo a su bebida suspirando por lo bajo

-Si y más te vale no haberte... encariñado demasiado con la copia de Potter-

-No lo he hecho -

Draco se vio estudiado por su padrino a profundidad, sabía que el hombre podría ver dentro de el con facilidad y espero que no lo hiciera en realidad.

-Draco...retírate, es tarde- el sombrío hombre señalo brevemente la puerta mientras se tocaba el puente de la nariz

Eso que Draco tenía en la muñeca era...

-Buenas noches-

Draco salió de la encubierta habitación con más dudas que respuestas, cada una de ellas enrevesada en un futuro incierto y por alguna razón ninguna lo incluía, giro una esquina y choco con alguien, a punto de maldecir levanto la vista para encontrarse con unos ojos verde azulados viéndolo fijamente, una sonrisa cruzo por el rostro del falso elegido

-Malfoy, que coincidencia, iba a ver a mi...al profesor Snape...- Draco no escucho la palabrería y arrugando el gesto cruzo por su lado, pero el otro lo detuvo con un firme agarre.

-¿El profesor te dijo algo?- le pregunto por lo bajo y sin mirarlo, pero incluso en la luz tintineante de las lámparas vio el azul que venía de sus ojos, se soltó de un golpe, pero no se alejó.

-Mañana- le dijo en voz baja- mañana vamos a Hogsmeade, alguien como tu seguramente no ha probado aun los dulces de ... -altaneramente cruzo sus brazos, pero fue interrumpido por un risa, una corta y áspera risa, con toques de lamento.

-Lo siento, debo declinar- le dijo cortésmente el pelinegro- No se me es permitido salir del castillo-

Draco retrocedió un paso, pero en realidad no estaba sorprendido, era lógico, no podían abandonar a un posesión tan valiosa al aire en manos de hormonales adolecentes y multitudes desenfrenadas, pero esto también trajo una nueva ola de conocimiento a Draco.

-Pero...- el pelinegro le saco de sus pensamientos- Como ya paso la hora de la cena, ¿te gustaría acompañarme a las cocinas por algo de comer?-

La puerta de la habitación del profesor de pociones se abrió, Draco dio un respingo antes de sentir como le tiraban encima una tela conocida.

-¿Qué haces aquí Evan?- pregunto la voz profunda del mayor cerca de allí, Draco se dedicó a desdoblar aún más la capa para lograr cubrirse, mientras luchaba contra los latidos frenéticos de su corazón.

-Vine a ver lo de mi castigo, mañana hay salida a Hogsmeade, Hermione y Ron insisten demasiado en ir conmigo esta vez, incluso cuando me negué y alegue diferentes circunstancias-

-Los leones-dijo con frustración-son más molestos que útiles con sus sentimentalismos. Ve y diles que te castigue por andar distraído por los pasillos y que limpiaras los calderos del último mes-

Escucho una risilla

-Ellos son sentimentales pero no son tontos, ellos sospechan demasiado, no de mí como "persona", sino de que algo va mal aquí-

Draco no vio la seña, pero no fue difícil imaginar que señalaba su cabeza.

Escucho sisear a su padrino.

Corazón de MagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora