Realice este extra porque Evan se merecia ser encontrado.
-o-
Draco agito la varita tan fuerte que se escuchó un crujido. Con un último esfuerzo la barrera frente a él se desvaneció, se limpió la frente y con paso pesado se dirigió a la puerta de la angosta cabaña.
Por suerte esta tenia la cerradura rota, otra señal de que el dueño había salido rápidamente del lugar. Recorrió la sala y la cocina como los diferentes pasillos que parecían interminables bajo la luz tenue de la varita, pero no encontró lo que buscaba.
Poniendo su esperanza en la última habitación Draco rompió la cerradura con su fuerza e ilumino la sala llena de telas blancas con formas indistinguibles, suspiro de pena y trato de alejarse, pero fue un sonido, un suave suspiro reboto en el silencio lo que lo hizo retroceder y adentrarse en esa habitación llena de objetos empolvecidos y rotos.
Un nuevo suspiro lo guio hasta el fondo. Quitando algunos obstáculos Draco distinguió lo que parecía una figura sentada, con prisa se apuró a quitar la sabana que lo cubría
Y gimió.
Con la cabeza inclinada y el pelo sucio estaba la figura de un hombre de piel blanca, parecía dormido de incomoda manera, solo descansando después de un día duro.
Pero Draco sabía que no era así, con manos temblorosas lo enderezo y vio su rostro, que no había cambiado en los años que había pasado.
Pelo negro ensortijado, la piel ahora solo con una pisca de bronceo y por supuesto la infame marca en la frente
-¿Evan?- Draco sacudió los hombros del falso Potter- ¡Evan!- lo llamo con su nombre.
Pero no obtuvo respuesta
Revisando de cerca noto la casi ausente respiración y la fría piel, un escalofrió lo recorrió ¿quizá había llegado tarde?
-¡Evan!- lo agito más fuerte, pero el otro no se movió.
Draco puso la cabeza del pelinegro entre sus manos y levanto sus parpados, según su padrino, si no había un rastro de luz en ellos quería decir que la magia que mantenía a Evan se habría acabado. Nervioso acerco la luz para examinarlo.
No hubo movimiento
Ni luz
Nada.
Draco gimoteo y apretó los dientes maldita sea, si hubiera llegado antes, incluso un minuto antes.
Las lágrimas comenzaron a recorrer su rostro, todos estos años de investigación y mentiras. Vio su brazo marcado con la marca tenebrosa sinónimo de guerra, de dolor y del que no debe ser nombrado.
Draco se había esforzado tanto y arriesgado tanto, solo por la esperanza de tener una charla con Evan y decirle que le correspondía. Se había visto en la necesitad de escoger y escoger.
Bando. Familia. Aliados
Draco palmo rápidamente sus bolsillos buscando aquel frasco.
-Eres muy lamentable chico-
De un abrupto giro Draco mando una maldición
-¡Crucio!-
El extraño se protegió con una velocidad increíble
-Tranquilo chico, no pienso hacerte daño, es más te estoy agradecido- el hombre se descubrió el rostro aumentando la luz en su varita- Soy Ahmad ibn Fadlan soy. ..Era- se rectificó-El asistente principal de Mortimer Calus, el dueño de esta casa-
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Corazón de Mago
RomanceDraco lo mira comer, caminar y reírse, siendo todo lo Gryffindor valiente y torpe que debe ser. Pero entonces ¿porque su corazón le dice que aquello no es correcto? Potter tiene algo que no encaja, lo sabe y piensa averiguarlo.