Capítulo # 1

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Capítulo 1.

♪Tiritas de alambre♫

Emily.

Mis muñecas lo exigen, exigen más dolor, mis oídos necesitan más música. La hierba, los vómitos, las lágrimas, los cortes, no son modas, son expresiones del dolor que llevo a cuesta, que hace un sonido hacia al mundo, gritos de ayuda que nadie escucha.

Por favor, necesito más volumen, pero no, está al máximo, no puedo subirle más, estoy sola en mi casa, mi mamá está afuera y no es extraño, siempre sale, y por mí mejor, ya me acostumbre a este ritmo.

Estoy acostada en el piso de mi habitación, tengo mi iPhone en el regazo, y los auriculares en mis oídos, estoy luchando contra todas las emociones que tengo, por favor deja de hacerlo, me subo las mangas de mi buzo y me veo las cicatrices de mis cortadas, en mi mente se reproducen una y otra vez los gritos de mi mamá, cuándo la estúpida psicóloga llamo y dijo que yo me estaba dañando a mí misma, la odie tanto en ese momento, me fastidia la idea de que tenga que verme de nuevo con ella, no dejo de cortarme por ella, lo hago por mí misma, debo dejar de hacerlo, por favor valórate ¿Vale?, ¡BAH! ¿A quién engaño? No soy nada, hace mucho perdí la alegría, hace mucho deje de confiar en mí misma.

Frustrada por que ni la música calma las voces que escucho, me levanto, me miro en el espejo, veo que mis jeans son más azules de lo que esperaba, mi buzo blanco está bien, y mis zapatos son cómodos, pero aparte de mirar mi ropa, sólo veo un alma atrapada, sola, vacía.

Mi celular empieza a sonar, y noto que en la pantalla dice: APARENTA SER MI MAMÁ, es el nombre que tengo para el número de mi mamá, en sí es cierto, pero espero que no lo note, se enojaría o yo que sé que le dé, con un suspiro respondo la llamada, y trato que mi voz suene animada.

-Hola mamá- fracaso, y bien al fondo, sueno como una persona regañada.

-¿Ya saliste?, debes ir a tu cita con la psicóloga- Sí mamá, no tengo Alzheimer.

-Créeme mamá, sé cuando tengo que ir a hablar con una que está más loca que yo- En serio, ¿Es lógico enviar a una niña que está “loca” con una que está peor mentalmente?

-Sé amable, llego tarde- ¿Qué sea amable con esa señora?, antes me pego un tiro, por Dios que sí, la señora de la que habla mi mamá, la que supuestamente tiene un título de “psicóloga”, se llama Amelia, hace una semana tengo que ir a sus sesiones que nunca sirven de nada. Ya sabes, otra gastadera en mí porque “No sé controlar mis impulsos” o bueno, eso fue lo que dijo esa.

Cuelga.

No es raro, siempre lo haces mamá, quiero decirle, pero la llamada terminó, y al menos eso es bueno, con todas mis fuerzas que no son muchas, salgo de nuestra casa, su ubicación al menos no es tan mala, tenemos una amable vecina, es muy tierna, siempre me saca sonrisas, tiene siempre galletas, que son deliciosas, creo que por eso es que no adelgazo, nuestra casa es la última de la esquina, camino hasta el final de la cuadra, donde espero que pase un taxi.

Al pasar el tiempo, mi mente está volando, alzo la mirada con la esperanza de que eso calme mis demonios, y tan pronto veo un taxi, le hago señas para que se detenga, afortunadamente me ve, y para frente a mí, abro la puerta torpemente y me pregunto: ¿Hasta eso te queda grande?, subo con facilidad, y saludo educadamente, el conductor es un joven de 20 años como máximo, su cabello es negro, sus ojos son marrones y se fijan en mí, cuando al fin se voltea, le doy la dirección de la casa de la psicóloga, eso me molesta aún más, no quiero ir a su casa, ¿Por qué no puede tener una oficina dónde atienda?, Me molesta e incómoda tener que estar en la casa de una extraña que desesperadamente quiere que yo sea su amiga y le cuente todo, lo cual no está funcionando, la mayoría de las sesiones, ella habla, y yo simplemente asiento, o hago pequeños gestos para que se cuenta de que en verdad no la estoy ignorando del todo.

Love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora