27. Aʟɢᴏ Esᴛᴀ́ Mᴀʟ

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Alisha Evans.

-Cuidate, mi niña. - la abuela Kay, se despedía de mi.

Recogí mis maletas, y le deje un mensaje a la señora Alice, mamá de Astrid.

Casi todos los días hablaba con Astrid, Lluvia y Madison, más con la primera, ella me apoyó desde el principio, no se enojó, lo sabía.
Astrid era la más emocionada, aunque no lo decía, ella es una persona muy especial en mi vida, y le daría una sorpresa.

Hace unos días, fui al doctor, y ahora sabía el sexo de mi bebé, esa era mi sorpresa para Astrid sería la primera en saberlo, nadie lo sabía, ni siquiera Bryant, él es otra historia, una no tan larga pero muy difícil de explicar.

-Claro, que si, abuela. - salí de la casa para ir al aeropuerto.

Era un viaje de muchas horas, sería cansado, eso sí lo sabía, pero llegaría antes de que Astrid, llegara del viaje escolar, estaba segura de que estaría feliz de verme, más ahora, cuando mi panzita era más grande.

***

Las horas en el avión habían sido agotadoras.
Estaba en el aeropuerto de mi ciudad, sonreí, estaba feliz, alegre, entusiasmada, vería a mis amigas después de tanto tiempo.

Reconocí a la señora Alice, vestia un vestido rojo, y unos zapatos altos del mismo color, ella era hermosa, tanto como Astrid, eran dos gotas de agua, en todos los sentidos, antes de irme tuve la oportunidad de conocerla, y me di cuenta que ambas, realmente eran iguales, celosas, divertidas, amables, pero también podían ser muy enojonas cuando querían.

-Alisha, querida, como estas?. - llegó a mi lado, la señora Alice.

-Estoy muy bien. - la abrazo, pero con nuestras barriga es un poco incómodo.

Salimos del aeropuerto, conversando, sobre lo feliz que estará Astrid, y más cosas del embarazo, aún la gente me miraba con desaprobación, antes esas miradas me hacían sentir mal, no salía por el miedo de como me miraban, pero me di cuenta que, es muy iluso darle importancia a las miradas de gente que no conozco.

Subimos al coche de Alice.

-Llega mañana por la noche, casi no la dejo ir. - enciende el coche, y salimos del aeropuerto. - esa niña, cada vez me sale con problemas. - paramos en un semáforo que estaba en rojo, pero luego se puso en verde, y el coche que estaba primero que nosotras, no seguía, Alice le tocó el claxon un largo tiempo, para que siguiera y nos dejara seguir. - Idiota...Como decía, es un desastre mi hija, ya no se que hacer con esa muchacha.

Llegamos a la casa de Astrid, era bonita, siempre me había gustado el ambiente de esta casa, era grande, hermosa, el color me encantaba, además siempre olía a felicidad y amor, algo que nunca hubo en mi casa.

-Puedes quedarte en la habitación de Astrid o la que le sigue. - dijo Alice.

Estaba un poco cansada, asi que subí a la habitación de Astrid, estaba todo en su lugar, algo que me sorprendió, varias veces que vine a su habitación, en la mayoría la encontraba todo un desastre, pero hoy estaba limpia, todo en su lugar y olía a menta.

Cambio mucho desde que me fui?.

Me acosté en su cama, suave y esponjosa, mientras veía el techo y pensaba en todo y en nada.

Aún faltaba varias horas, para que se ponga el sol, me levanté y me asome por la ventana, para observar el paisaje, pero, el único paisaje interesante se encontraba al frente de la calle, donde había un chico, se me hacía conocido, pero no podria saber de donde. El llevaba puesto ropa oscura mientras guardaba muchos bolsos en una camioneta.
En cuanto, miró hacia mí, me escondí, al lado de la ventana, fueron varios minutos en los que estuvo mirando, hasta que se fue y por fin pude asomarme de nuevo.

-Alisha. - salté del susto. - voy a preparar la cena, en cuanto esté, te llamo.

Asentí, con la mano en mi pecho, aun asustada.

-Quién es el chico que vive allí?. - señale la casa.

-Es el vecino, él va a la misma escuela que ustedes. - dijo Alice, y después salió de la habitación.

Entonces era de la escuela por lo que se me hacía conocido, él era raro y escalofriante.

Me cambié la ropa, por una mas cómoda y suelta, mire mi panza y la acaricie, era increíble, la forma en la que me había encariñado con la pequeñita persona que estaba dentro de mi, ya podía sentirlo, solía tener hipo, haciendo que mi panza, se hundiera, constantemente, la idea de darlo en adopción era cada vez más pequeña, tenía el apoyo de las personas que más quería, no necesitaba más de eso.

Baje a ayudarle a Alice, quien negó inmediatamente mi ayuda, por eso me senté en el banco de la isla de mármol que se hallaba en la cocina.

La panza de Alice también estaba grande, cusndo me enteré de su embarazo, la verdad me quedé impactada, ver el rostro asustado de Astrid, era para reírse, la verdad si la entendía, que tú mamá tenga un hijo después de casi dieciocho años, es super raro, pero nada del otro mundo.

-Entonces llegan mañana, raro, siempre suelen ser de más días, los viajes escolares. - dije, mirando las maniobras de Alice en la cocina.

-Mm, si eso dijo la directora Copper, iban a cancelarlo, por las fuertes lluvias en las montañas, pero por ser el último curso para Astrid y los demás , igual fueron, por menos días pero lo hicieron. - dijo Alice, poniendo el pollo en el sarten, salpicando por todos lados aceite caliente.

-No te llevas muy bien con la cocina, al parecer. - dije riendo.

-Estos videos en youtube, no me sirven de nada. - su voz era suplicante, intentando hacer que sabe que.

Me levanté y le di un pequeño empujón, para alejarla, sabia cocinar, gracias a las muchas veces que mi madre no llegaba a casa.

Después de freír el pollo, preparé la ensalada e hice un jugo de limón. Serví los platos y nos dispusimos a cenar.

-Está delicioso, Astrid nunca mencionó, lo bueno que cocinas. - Alice disfrutaba de la comida.

-Astrid, tampoco sabe cocinar, cierto?. - pregunté mientras masticaba mi pollo.

-Esa hija mía, lo único que sabe es comer. - Alice bebió jugo. - una vez su padre la mandó a un curso de cocina, un día nos llamaron porque hizo un pequeño incendio en el lugar, desde ese día, supe que no tenía el don en la cocina. - comenzó a reír, yo también.

Lavé los platos, porque Alice se sintió mal, efecto del embarazo.

Subí a la habitación de Astrid y me acosté, no tenía sueño, era extraño, porque, desde que supe de mi embarazo, solo pasaba durmiendo, pero, ahora no podía, me sentía intranquila, nerviosa, y no sabía el porqué.

Después de unas horas pude dormir, pero, algo que no sabía, que en la mañana, estarían llamando, solo para decir que todo era un caoz. Y que las siguientes horas serían de angustia, preocupación y temor.

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Que tal, eh?
Un capitulo nuevo, narrado por otro personaje, ahora sabemos como se sentía Alisha con su embarazo.
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Xoxo.
S.

Un novio de mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora