12. Pᴇsᴀᴅɪʟʟᴀs!

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Estaba soñando o teniendo pesadillas, yo no podía moverme, pero me sentía siendo arrastrada. sentía sus frías y arrugadas manos arrastrarme por el suelo. Quería gritar pero no podía, quería levantarme y correr, pero no podía. La pesadez estaba en mi, alguien lloraba y su llanto hacia doler mi cabeza, era aterrador.

Era una chica, sentía mis manos estaban atadas, mis pies también, en medio de la oscuridad lograba ver pequeñas cosas, los candelabros de afuera prendían y se apagaban, todo parecía ser real, pero sabia que era un sueño aún podía escuchar el telefono sonar, era Eric que llamaba a Steph, lo sabía.

—Esto es un sueño, es una pesadilla —me repetía.

Aquella cosa que me arrastraba hundió sus uñas en mis pies, haciéndome gruñir.

Esta vez, estaba frente a una casa que no conocía, desde afuera podía ver que era sencilla normal, habían rosas rojas en el patio, junto a la casa había una casita en la cual entró una chica, era más pequeña que yo, su cabello rubio brillaba bajo el sol, llevaba un vestido rojo, y unas florecillas en su cabello que estaba trenzado, parecía feliz. Después de ella, entró un chico más alto que ella, seguramente.

La curiosidad de saber quien era logró que me acercara más a la casa, mirando por una ventana, solo podía ver la cara de la chica, ella era muy bonita, su sonrisa era angelical, ella era muy expresiva.

—¿Que necesitas decirme con tanta urgencia? —preguntó el chico.

—Eres la mejor persona que conozco lo sabes?. —el chico asintió —sé que somos amigos, pero yo no puedo dejar de pensarte, estoy enamorada de ti.

Ella lo besó, dulcemente, el chico dudó pero aceptó el beso, después de tantos besos, empezaron a quitarse la ropa, sabía lo que iba a pasar, era obvio, me aleje de la ventana, no quería ver algo que era tan íntimo, caminé hasta la puerta de la pequeña casa, la puerta era de madera de color rosa decía "Dalia" nunca había escuchado ese nombre, algo que me pareció raro.

Aún sabía que estaba soñando, que esto era parte de un sueño, no sabía de dónde venía este sueño, porque nada de esto se conectaba a mi.

Escuché varios gritos de felicidad y satisfacción, minutos después, escuché gritos de enojo, llanto, realmente esto era muy confuso para mí. Quería despertarme.

—Esto no volverá a pasar —su voz era gruesa y varonil —fue un error de ambos.

Ella solto el llanto, se escuchaba rota, desecha.

—Me correspondiste, lo hiciste, estoy enamorada de ti, soy tan fea que no te gusto?

—Dalia, perdóname, lo siento, pero esto es un grave error lo sabemos.

—Es mejor que te marches.

Varias cosas se estrellaron en el piso, escuche pasos cerca, cuando de la casita salió el chico, que ahora sabía quien era, estaba asombrada, porque todo esto era tan raro, era loco.

Después de que él se fuera, la chica se tiro al suelo, comenzando a llorar tan fuerte, ella se había ilusionado, se entregó y fue rechazada, ella estaba enamorada. No podía haber algo tan triste, como una chica con su corazón roto.

Dejó de llorar, esta vez si lo hizo, salió de la cabaña, enojada, se detuvo cerca de mi y me miró, esa mirada que te congela hasta la médula.

Caminó tan rápido que apenas la alcanzaba, entró a la pequeña casa, bajó al sótano, agarro una soga, ya no había tristeza en su mirada, sólo había odio.
Subió a una habitación de color rosa, estaba todo muy bien ordenado, tomó un cuaderno y un esfero, empezó a escribir, escribía rápidamente, apenas podía leer algo, hasta que entendí, era una carta suicida.

—No, no puedes hacer esto —dije asustada.

Me miró y sonrió melancolicamente.

—Pero si ya lo hice.

Guardó en el bolsillo de su vestido la nota, bajó rápidamente las escaleras, tomó la soga y salió de la casa, dando un portazo.

La seguí mientras le gritaba que no podía hacer eso, no podia.

Entramos a una casa que si era conocida para mi, demasiado, lo sabía porque había estado ahí un par de veces. Era la casa de Eric.

Siguió de largo, parecía conocer cada esquina de la casa, subió a la habitación de Eric y dejó la carta, bajo de nuevo pero esta vez no se dirigía a la salida.

Estaba de noche, no había luna, ni estrellas.
Bajó las elegantes escaleras, tomó una roca que estaba en el jardín y la amarró con la soga, fue al borde de la piscina, ató sus pies con la soga.

Mi corazón apenas latia, era un sueño, se que si, sabía que si quería podía despertarme, pero había una parte de mi que quería saber como terminaba esto, lo necesitaba.

Cuando creí que iba a tirarse a la piscina, soltó el llanto, había arrepentimiento en su llanto, sabía que sería horrible, ella podía superar un amor no correspondido, nadie moría de amor.

—Soy tan tonta —sus manos intentaron deshacerse del nudo en sus pies, pero luego su cuerpo, su pequeño cuerpo cayó al agua.

Mi corazón dejó de latir, ella fue...

—Gracias por hacerme esto tan fácil —Esta vez la voz era de un hombre, quería voltear y ver su rostro pero no podía, apenas lo escuchaba, se que antes lo había escuchado, era alguien conocido, pero no sabía quien. No sabía de quién era esa voz.

Intenté tirarme y sacarla de allí, pero no podía mover ni un cabello, veía como intentaba salir de ahí, del agua, pero no podía mover ni un solo dedo, esto era realmente triste.
Ella merecia una segunda oportunidad.

—¡ASTRID! —abrí mis ojos aún asustada, habían lágrimas en mi mejilla —tuviste una pesadilla, te quejaba mucho —dijo Steph un poco asustada.

—¿Podrías prestarme tu celular? —dije con mi voz temblorosa.

Agarre el celular de la pequeña, me metí en el baño, abrí mi instagram y le dejé muchos mensajes a Eric, fue un sueño, si, antes había tenidos otros parecidos, se que suena tonto e ilógico pero tenía que asegurarme que solo había sido una pesadilla y no algo más.

Yo: Necesitamos hablar.

E: Mañana, ¿está bien?.

NO, NO ESTA BIEN.

YO: ¡Bien!

Un novio de mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora