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Me encontraba una vez más en la sala de espera de aquel hospital que se estaba volviendo mi casa. Habían pasado 8 meses de aquel fatidico y horrible día y ni una sola vez había vuelto a ver la cara de mi ex... su mirada de odio y rencor aún permanecían en mi cabeza y como aquella vez, todo seguía doliendo.

Un psciquiatra había empezado a tratarme, la verdad es que no podía decir que estaba del todo bien porque lo que llevaba por dentro  no era algo que se curara en pocos meses, llevaba su tiempo. Las heridas de mi corazón tenían que sanar y eso por obvias razones no se podía realizar en estos ultimos meses

Mi madre seguía sin enterarse de lo que había pasado, seguía ocultandole todo lo que había sucedido en aquél entonces, solo le.comenté que habis tenido un aborto espontaneo no que me había intentado matar.

Y  sólo hablamos por mensajes de texto cada que me levantaba y volvía a dormir, pero el resto nada, sentía que si volvía a escuchar su voz me iba a quebrar en mil pedazos y eso no quería. El medico me habia dicho que estaba bien que me tomara mi tiempo pero que tampoco podía cortar relaciones, que tenia que tener a alguien como apoyo y... en ese instante la imagen de Alex tomando mi mano y diciendome que todo estaba bien hizo que lagrimas amenazaran con salir.

(...)

Había encontrado un trabajo en un pequeño supermercado que quedaba a unas cuadras de mi apartamento, trabajaba luego de la universidad para poder pagar algunos de los gastos.
El supermercado era tan pequeño que ya los clientes y trabajadores nos conocíamos... hasta que aquel día lo volví a ver y todo mi mundo se volvió a reconstruir en cuestión de segundos pero de la misma manera se destruyó al ver a la chica que estaba junto a él.

Sí, Monique seguía a su lado, y parecian más juntos que antes. Mis ojos amenazaron con llorar y mis piernas con tirarme al suelo... Alex estaba super cambiado, ya no era aquel chico risueño, amable y coqueto del que me enamoré. Estaba ojeroso y con el cabello más largo de lo que lo acostumbraba a llevar... estaba más delgado y en su rostro se notaba un cambio de actitud.

Yo por mi parte había perdido un monton de peso luego del embarazo, a duras penas cenaba... claro, si el trabajo lo permitía. Mi cabello había empezado a caerse por lo que tuve que cortarmelo un poco más arriba de los hombros y mis caderas... habían reducido su tamaño como consecuencia de todo lo que estaba experimentando.

- ¡¡¿Será que aquí nadie atiende?!!-dijo Monique un poco molesta mientras observaba el supermercado. Marco, mi compañero de trabajo se acercó a ellos para ver que pasaba, yo por mi parte permanecí quieta en mi luegar por nada del mundo iba a permitir que me vieran.

-Ah sí, me permiten un momento, las pruebas de embarazo estan en la zona de farmacia y están con llave- con lo que logré escuchar, si antes no me podía mover ahora mucho menos...-¡¡Brooke!!

Mi corazón dio un vuelco cuando escuche mi nombre, sí, yo tenía las llaves de aquella vitrina... sí yo tenía que enfrentar lo que estaba por suceder... posiblemente Alex esta vez sí llegase a ser padre y tendría un bebé... pero yo no sería la madre.

-¿Sí?, Marco.- intenté sonar lo mas firme posible mientras caminaba a paso rapido y seguro, mi estatura claramente no la había perdido y si estiraba mi cuerpo me vería mas imponente. Ojalá.

-La chica necesita una prueba de embarazo- respondió. Por su parte Alex y Monique estaban tan concentrados toqueteandose y dandose amor que no se fijaron en mí, cosa que me dolió demasiado pero que a la vez agradecí... mi ex estaba siendo arrojado del pedestal en el que lo tenía. Era un grandioso cerdo imbecil.

-Oh, otra bendición que viene al mundo.-dije un poco fuerte para que se separaran y me vieran. ¿Que importaba ya? ¡¡Que se fueran a la mierda!!- Felicidades.

Y sin más me di media vuelta y caminé en direccion a la zona de farmacia, abrí la vitrina y saqué la caja con la prueba. Alex y Monique seguian viendome impresionados y esta ultima parecia querer sacarme los ojos. Alex por su parte parecía indiferente... una vez mas me sentí herida.

-Aqui tienes, ojalá y este si nazca- le di la caja a Marco para que se la entregara a los clientes y sin mas giré mi cuerpo y me alejé de ellos.

Las ganas de llorar como una vez lo hice me inundaron pero tenía que ser fuerte. Me iba a levantar del agujero en el que estaba y todo iba a salir bien, lo juraba por mi vida y por el alma de mi bebé.

Y sí justamente todo cambió cuando saliendo de mi turno en el supermercado un auto rojo muy lujoso por poco me atropella. Ella, Liz Marshall cambiaría mi vida.

Alex y yo después del bullying (OstonHill #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora