La belleza del Oro

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La cosa no se detendría con simplemente mancharle los glúteos con pintura, Jungkook sabia bien lo que quería y eso era poseer a la esposa de su hermano, ahí mismo.

—Desde hace un tiempo, esperaba tanto esto— Afirmó Jungkook quitándose la ropa.

Annalisa le veía, algo en su interior realmente no parecía estar de acuerdo con lo que estaba por pasar, pero claro, su cuerpo ya estaba más que listo para recibir a Jungkook y a su poderoso pene.

Ya recostada en las sabanas, Annalisa ofreció su húmeda y palpitante vagina a ese chico, inexperto y sediento de sexo. Jungkook no pudo resistirse a la tentación de lamer hábilmente el clítoris y alternamente mordisquearlo, pasar sus dedos por la cavidad vaginal y extraer los fluidos extrañamente deliciosos de su musa.

Las piernas de Annalisa temblaban de tanto placer, se mordía los labios y por si sola acariciaba sus pezones, Jungkook echo un vistazo a esto último y percibió un pequeño lunar justo al lado del pezón de la peliroja, sonrió para sus adentros, detuvo su labor y se aproximó a los preciosos senos que eran los causantes de sus fantasías mas sucias, se hundió en ellos, los besaba y lamia, los acariciaba cómo si fuesen el tesoro mas sagrado en su vida, estaba endiosado con aquellas masas corporales exquisitamente formadas de Annalisa,

—Solo una vez, te merezco al menos una sola vez— Repetía Jungkook una y otra vez, cómo si intentase justificar lo que estaba haciendo.

Váyase a saber si estaban teniendo una pizca de remordimiento al saber que estaban en aquel hermoso lugar que la madre de los Kim había creado y al que dedico tanto amor, pero convengamos, que era un lugar excepcional para follar. En aquel momento, no había oportunidad para pensar en eso, mucho menos en la "traición" a Taehyung. No era culpa de ellos sentir tal atracción ¿O si? Desde luego que no, si existía un Dios, Annalisa ya sabía a quien culpar.

Después de un buen deguste con los senos de Annalisa, Jungkook ya no podía detener mas esa erección que estaba aprisionada bajo su trusa, antes de quitársela, casi, de manera presuntuosa, tomó la mano de Annalisa e hizo que acariciara su bien torneado vientre, guiándola hasta su pene.

La chica mordía sus labios una vez que tuvo en su mano aquel rico pene, lo masajeo un poco, Jungkook gemía y gozaba con toda la euforia del mundo todo lo que estaba pasando. Después de todo, Taehyung no era su hermano, eso hacia menos su traición ¿No?

Un intercambio de miradas y besos ardientes más y Annalisa ya estaba recibiendo el pene de Jungkook entre sus piernas, lo gozaban y saboreaban cómo si acaso fuera la última vez que gozarían del sexo, las embestidas de Jungkook hacían que su pene entrara hasta lo más profundo de la cavidad vaginal de Annalisa.

Una de las fantasías de Jungkook, era, sin duda, algo que leyó en uno de los libros que le regaló Seok Jin, el autor era nada más y nada menos que el afamado Marqués de Sade, y bueno, encontró sumamente excitante la idea de un buen sexo rudo, así que se colocó las piernas de Annalisa por encima de los hombros y con una mano la tomó del cuello, la idea era someterla y hacer que ella desfallecería de placer y asfixia, pero sin dudas, eso era algo que Annalisa estaba disfrutando a sobre manera, sus oídos resentían la presión de falta de oxigeno, pero su vagina estaba muy mojada y estaba formando un arrollador orgasmo.

El chico se sentía satisfecho por estar provocando un gran placer en aquella mujer "prohibida", pero egoístamente estaba pensando mas en el placer propio, abofeteo un poco fuerte las mejillas de Annalisa mientras la seguía penetrando muy duro. Ella cerraba sus ojos y deseaba, inexplicablemente, que Jungkook le escupiera en el rostro y le dijera un montón de obscenidades mientras la follaba.

CASARSE A LOS VEINTIUNO/JK/YOU/THDonde viven las historias. Descúbrelo ahora