·FELICIDAD·

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·Felicidad·

La invitación de Taehyung era provocativa, y mejor dicho, excitante. Por supuesto que Annalisa no le detuvo cuando le quitó el abrigo y comenzó a besar sus hombros desnudos.

La imagen de Cristo crucificado resultaba ser un estímulo de morbosidad, es decir, el creer en un Dios todopoderoso y omnipotente, daba cómo resultado saber que "él" todo lo ve, pero tener una imagen que represente a ese Dios simbólicamente a un par de metros donde estas a punto de follar, resultaba ser algo hilarante. Ir en contra de uno de los máximos exponentes de moralidad provocaba euforia total.

Toda esa euforia se concentraba en la entrepierna de Annalisa y en el grueso pene de Taehyung. Esa inmoralidad fatal estaba manifestandose en caricias y besos frenéticos, ahí, en el altar, ante todas esas imagenes que representaban la fe de miles de personas y que claramente estarían ofendidos si vieran la escena de aquellos amantes. Pero no había de que preocuparse, todos hacían eso, solo que ellos dos estaban en otro nivel por estar en donde no debían.

No habian demorado demasiado para subir las pocas escaleras y acomodarse en la mesa del altar, los besos eran deliciosos, aquella excitación lo era aun mas.

El calor de la flama en los pabilos de las velas se quedaba demasiado corto ante el calor acumulado en los pezones erectos de Annalisa. Mientras tragaba la saliva de Taehyung, desabotonaba la camisa de su esposo y de un solo movimiento abrió la camisa que le permitió ver ese hermoso vientre tintado por un ligero color de piel canela. Era bien cierto que el cuerpo de Taehyung no era atlético cómo podría serlo el de Jungkook, pero vaya, era hermoso.

El joven se tomó un par de minutos para desnudar completamente a su mujer, arrancandole las medias de un solo tirón, una vez completamente desnuda, la acostó sobre la mesa y cuidadosamente incitó con su lengua el clítoris de su compañera, lo masajeaba y dejaba caer enormes cantidades de saliva en aquella placenteramente torturada vagina. Annalisa gemia, gemia mientras miraba la imagen de Cristo y en su delirio creyó que el mismo Jesucristo podría estar excitado. ¡Vaya fantasía! Viniendo de una chica que fue criada en un convento, pero convengamos que, el mundo esta lleno de fantasías y las mas perversas podrían estar en cualquier lugar del mundo.

Las jadeos se detuvieron cuando Taehyung fue hasta donde una pequeña puerta de madera que resguardaba algo en una parte de las paredes. Lo que sacó era algo llamativo, la copa de oro en la que el sacerdote suele guardar la comunión y donde al finalizar ese acto, bebe vino.

Taehyung no le daría un uso muy distinto.

También sacó lo que parecía ser agua y aceite, contenidos en ostentosas botellas de cristal. Todo lo acomodó en una mesilla que se utilizaba de apoyo en las ceremonias religiosas.

Vertió un poco de vino en la gran copa, miró atentamente a su mujer, postrada, la tenue luz dibujaba siluetas oscuras de su hermoso cuerpo, su pecho estaba agitado, y la escena de verla ahí, en aquel gran templo, desnuda, era una exquisita imagen que, pensó, debía de ser pintada solo por el mejor pintor que haya existido.

Se acercó a ella, invitandola a sentarse y brindando hacia los cielos, simulando estar tomando un trago con el ser divino mas poderoso y bendito, bebió un largo trago de vino, posteriormente lo compartió con su esposa, después, ambos lo saborearian de la boca del otro. Entre ese jugueteo con el alcohol, el beso se avivo, terminando ahora en la desnudez de Taehyung, aquellos dos preciosos cuerpos desnudos, deborandose los labios sobre el enorme altar, era algo digno de los mas increíbles escritos del Marqués de Sade.

Taehyung se alcanzó una de las botellas, la abrió sin complejidad y dejó caer su contenido sobre la hinchada y caliente vagina de Annalisa, se trataba de agua bendita. El choque de temperaturas entre el agua y la excitada vagina, le provocó un intenso placer a la peliroja, haciendo que arqueara su espalda y mordiera sus labios, deseosa de mas de todo aquello que su falso esposo quisiera hacer. Taehyung miraba atento cada reacción de Annalisa, le sorprendía cómo aquella chica se prestaba apara cualquier cosa en el ambito sexual, sabía perfectamente bien que ella fue educada estrictamente bajo la vigilancia religiosa, pero que ella disfrutara todo y con el... La hacía realmente perfecta.

CASARSE A LOS VEINTIUNO/JK/YOU/THDonde viven las historias. Descúbrelo ahora