Argentina y Estados Unidos.
Buenos Aires y Los Ángeles.
Parece casi imposible que el destino pueda unir a dos personas que viven a una distancia casi abismal.
Pero lo que no sabíamos era que nuestra historia ya estaba escrita y tenía un final.
Estab...
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🔮
-Kit-
Observaba sus movimientos cada día.
Durante dos semanas iba y venía con esa chica famosa de lindo auto a la que arroje mi cigarrillo en la cara. Pasaban las noches de los fines de semana juntas y entre semana volvía a altas horas de la madrugada.
No parecía que fuera más que una amistad y aún así tenía mis dudas. O eran muy buenas amigas fuera del trabajo o había algo más.
Un balde de agua helada terminó de confirmar mi presentimiento cuando en la noche del jueves las vi besuquearse en el corredor del departamento de Michaela, riendo e intentando no hacer ruido para no ser vistas.
Me quedé oculto en la esquina del corredor mirando como ambas entraban a su departamento y cerraban la puerta con brusquedad. Quise pegar la oreja en la puerta para saber qué hacían ese par ahí dentro pero me contuve y regrese a mi departamento con la ira apoderándose de mi.
No me cabía en la cabeza que alguien tan guapa como Michaela pudiera estar saliendo con una chica.
Fue ahí cuando me di cuenta de que Michaela no aceptaba salir conmigo por esa chica de pelo negro y no podía evitar pensar en que debía quitarla de en medio si quería tener una oportunidad.
Miles de ideas cruzaron por mi mente para sacar de mi camino a Billie Rara Eilish, pero una en específico fue la que más me tento y con la que más disfrutaría.
Sólo debía ser paciente y esperar el momento oportuno para que las cosas se pongan a mi favor y que Michaela sea mía.
O de nadie.
-Michaela-
-No te portes cómo una niña de cinco años, Billie. Sólo dame un poco, tienes un centenar de bolsas guardadas en la alacena de tu casa.
-No Mich. Vas a probarlos, te van a gustar y siempre que nos veamos me pediras. Conozco ese apetito tuyo y no te vas a conformar sólo con un puñado.
-¿Por favor?
-No, ahora quita esa cara y sal de encima mío antes de que comience a comerte el cuello.
-No saldré hasta que me des de probar un poco de tus takis.
Estar encima del cuerpo de Billie era algo que últimamente imaginaba seguido, pero no creí que mis pensamientos se verían manifestados de ésta forma.
-Mich soy más alta que tú y puedo quitarte de encima con facilidad.
-¿Y por qué no me has quitado aún?
-Porque me gusta el calor corporal que emanas, es increíble. Es como tener una estufa pegada a ti todo el tiempo y eso, en ésta cruda época invernal, es oro nena.
