Una mañana de escuela cualquiera. El sol golpeaba fuerte y brillaba, hacía bastante calor y la atmósfera era demasiado pesado. Todos asistieron a la escuela con shorts y las camisas mas sueltas y livianas posibles.
Aixa y sus amigas llegaron juntas a la puerta, y seguido de ellas Ángel, quien llevaba unas bermudas color verde militar, y una camisa blanca.
Caminaba junto a dos chicos mas de su edad los cuales le hablaban muy amistosos.
Aixa, notó a los tres muchachos pasar y caminar hasta su salón el cual, quedaba en uno de los salones del fondo, mirando como Ángel sonreía al charlar con ellos. Ella se recargó sobre la puerta de su respectiva aula y suspiró.
— Ya hizo nuevos amigos. Creo que vendrán buenos días para él. — Sonrió y se metió al curso.
Sus amigas al igual que ella, se encontraban con la lengua fuera muertas de calor. Un compañero pasó por delante de ella con una silla para subirse y poder alcanzar el cable y encender el ventilador. Lo cual agradó a todo el curso, mostrando una satisfacción por el viento que ellos recibían.
Las clases de la primeras horas fueron pertinentes de educación sexual integral de parte de la profesora de construcción de la ciudadanía. Donde, también se tomó el tiempo de explicarles a los alumnos un tema referente de las relaciones tóxicas, y qué hacer si se entraba en una la cual ya ponía en riesgo la integridad tanto física como mental. Nuestra protagonista no tardó en relacionar el tipo de comportamiento que tenían esa clase de personas con la personalidad de Jade. Reconociendo determinadas actitudes que la hacían dudar acerca de lo que era capaz el chico.
— De igual forma. No podría arriesgarme a que pierda los estribos con, o sin mi. Debo darme tiempo de relacionarme con él, tal vez pueda hacerlo entender que ya no lo quiero en mi vida. No puedo echarlo así como así, va a volver a molestar de alguna manera. — Pensó ella en medio de la clase, haciendo que se quedara sin escuchar a la profesora por unos segundos, para luego hacer un gesto de sorpresa.
— ¿Ocurre algo señorita? — Increpó la profesora, logrando que todos la mirasen.
— No, no. Por favor, continúe. — La profesora frunció el ceño y siguió hablando sobre el tema tan ambiguo.
Sintió un feo escalofrío en la espalda, y le brotaba incomodidad a mas no poder. Algo que la hacía sentir algo insegura de sí. Odiaba esos momentos tan vergonzosos, con su alma. Buscó con qué distraerse y en qué pensar ya que la profesora le parecía un tanto ida con el tema, llegando a hablar de otras cosas las cuales no tenían relación con el tema anterior. Solo no le encontraba el sentido provocando que se hunda en sus propios pensamientos y se quedara analizando sobre como había llegado hasta allí.
Luego de aquella y extendida explicación con temas no muy referentes a la ciudadanía, la profesora dejó una actividades para realizar en grupo.
Las amigas de ella charlaron divertidas, haciendo chistes referentes a lo conversado en clase y explicado.
— ¿Cómo llegó a dar la última explicación? Digo, no entiendo como llegó a ese punto y a esa conclusión. — Expresó la muchacha de cabellos blancos confundida.
— Yo tampoco —. Comentó la rubia sin mucho interés, haciendo un largo suspiro y recargándose sobre la mesa, cansada. Hasta soltó un pequeño bostezo en señal de aburrimiento.
— Digamos que esta profesora es... algo especial. Ya la tuvimos años anteriores y es horrible como explica. Técnicamente, la odian casi todos que algunas vez la tuvieron en la escuela, o mas bien dicho, padecieron. — Dijo Liss dándose vuelta a Aixa, y haciendo una mueca divertida, pero a la vez, sin querer reírse. Se cubrió la mano con la boca, antes de soltar una pequeña risa al respecto.
— ¿La tuvimos años anteriores? No lo recuerdo —. Se confundió Magguie.
— En cuarto, y quinto de la primaria, ¿no lo recuerdas Magguie? —. La chica negó con la cabeza y una mano en el mentón haciendo una pose divertida, fingiendo que está pensando.
Kalla se puso una mano en la cara en señal de frustración y a la vez riéndose un poco, antes de contestar — Cuando usabas esa pulsera en forma de oso de peluche rosa pastel. — Intentó contener la risa, pero no pudo evitarlo.
— Deja, esta tiene memoria de Dory —. Se resignó Liss, a lo que las cuatro se rieron.
Luego de un reto hacia el grupo de chicas que se carcajeaban, comenzaron a realizar las actividades para ya no molestar mas a la profesora. Ni llevarse una sanción por fastidiar e irrumpir la clase.
Para ese momento ellas solo murmuraban e intentaban no tentarse entre sí ni provocarse risa. Pero como cualquier grupo de amigos se les hacía casi imposible no reírse. Aixa para aguantar la risa solo sonreía como si estuviera mirando a una persona de la cual estuviera enamorada ( a pesar de no estarlo).
Una vez que tocó el timbre el intrépido grupo de amigas salió corriendo hacia el recreo, clamando ser libres de por lo menos, hasta ese momento, las primeras dos horas.
Liss y Magguie fueron juntas a comprar al kiosco, en cuanto a las otras dos muchachas, solo vagaron por el patio conversando, para pasar el tiempo mientras las demás compraban comida.
Se la nada, como si fuera una corriente de un fuerte viento, o como si fuera una bomba clavada en el piso, un chico pasó corriendo rápidamente antes la nariz de las muchachas rubias.
La de cabellos blancos miró a ese chico con enojo y furia acumulada. Estaba a punto de decirle algo pero, no llegó a pronunciar palabra antes de que otro chico la chocara. La derribó muy fácilmente al encontrarse con el chico de figura alta, y ella siendo tan pequeña.
[Bueno no tanto mas o menos la altura de ella es de 1, 55]
— ¡Aixa! ¡Lo siento! —. Escuchó la voz de Ángel, y enseguida lo divisó desde el piso, queriendo ayudarla.
— Está bien, no hay problema —. Rió un poco al respecto. Le causaba cierta ternura que se preocupara por ella de esa manera. Él sonrió de oreja a oreja tambien divertido.
— ¿Qué pasó Ángel? — Se acercaron dos muchachos mas. Uno era tan alto como Ángel, de cabello rubio y ojos azules, de buena contextura física, ademas de una complexión delgada. Vestía unos vaqueros negros y una sudadera roja con capucha. Con tres rayas blancas a los lados del brazo, a la altura del pecho.
El otro muchacho tenía un piercing en la nariz y labio, ademas de ojos color miel y cabello color chocolate. Este usaba unos pantalones sueltos color verde militar, unas zapatillas blancas y una camisa negra y gris a cuadros. Junto a una chaqueta azul. Este era un poco mas bajo que los otros dos, aunque poco se notaba la diferencia. No eran mas que un par de centímetros.
— ¿Son tus amigos? — Preguntó la de ojos violetas con una sonrisa dibujada en la clara.
El chico respondió y asintió tambien sonriente. Aunque a la vez, se encogió un poco. Y, a pesar de sentir que apenas los conocía, se sentía a gusto y un buen vínculo con ellos.
Muchas veces dicen, que una persona puede hacerte sentir en meses lo que otra no logró en años. La verdad es que realmente se ve reflejado tanto en parejas como amistades ese concepto de ser un grupo o incluso un dúo unido, el cual no solo es amigo sino que aveces es un compañerismo o hasta una hermandad si se lo quiere llamar así.
Es una sensación muy linda esa de sentirse acompañado de personas que te hacen bien, por eso una de las relaciones que se tiene a trabajar o estimular en la adolescencia, además de los cambios tanto físicos como mentales, es también encontrar y descubrir nuevas amistades. Ya que es un paso importante tener una compañía que no solo sea de una sangre propia si no una amistad o compañero con el cual compartir momentos, lugares y acciones.
Muchas veces los vínculos no tan fuertes no son amistades de tantos años, y en general son temporales. Pero, hay amistades que por supuesto rompen esos limites llegando a ser para toda la vida.
Se dice que eso de "los amigos no son para siempre" es una verdad, pero están realmente equivocados. Si una persona establece un vínculo fuerte con otra con los medios de, por ejemplo, cosas e intereses en común, es probable que esa amistad persista por varios años y posiblemente para toda la vida.
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HACKERS DE-MENTES REMAKE
Ciencia Ficción¿Unos chicos con una vida normal? No lo creo. Ellos tiene el don, y me ayudarán a salir de esta cárcel, de esta tortura. Serán mis nuevos salvadores. Mis nuevos Hackers de mentes