Mamihlapinatapai~Reddie

《7》

15 de mayo de 1991

—¡Es enserio! ¡Me dijo cosas que nadie sabía!—

Los perdedores escuchaban atentamente a Isabella, una de sus compañeras, que estaba en la mesa junto a su lado en el almuerzo.

La chica llevaba unos tres minutos relatando que una Adivina había llegado a Derry la tarde anterior, y había abierto su propia tienda, en donde realizaba predicciones o leía a las personas.

Decía que había adivinado cosas que nunca había dicho a nadie, que eran prácticamente imposibles de saber, porque la mayoría eran pensamientos o recuerdos.

—Seguro es una estafa.—habló Stan en susurro hacia sus amigos.—Nadie podría hacer algo como eso.

—P-podríamos ir a v-ver.—propuso Bill, entusiasmado. Le gustaba la magia, y fuera real o no, amaba creer que sí. Varias de las historias que tenía en la mente tenían alguna relación con ella.

—¿Quieres que vayamos a ver a una bruja?—preguntó Eddie. El miedo se filtró en su voz y frunció el sueño, en lo absoluto convencido con la idea.

—Una adivina no es una bruja Eddie.—explicó Ben.

—Son casi lo mismo, y no creo que sea una buena idea.

—Y si fuera una bruja... existen brujas blancas.—contestó Ben, intentando quitarle un poco de miedo a su amigo, pues él también tenía curiosidad y quería ir a ver con qué lo sorprendía la mujer.

—¿Y cómo sabremos que ella lo es?—preguntó el menor tajante, agudizando su mirada.

—Ya, qué importa, sólo pidámosle que nos lea el futuro o nos cuente algo nuestro.—se adentró Richie en la conversación con algo de diversión.

—De hecho, eso es lo que los adivinos hacen, si quisiéramos hechizos tendríamos que hablar con una bruja.—intentó Ben. De nuevo.

—Sí, sí, entiendes mucho del tema, ya te vimos.—contestó el Bocazas, obteniendo que Ben sólo negara con la cabeza sonriendo.—¿Iremos, cierto? No sean unos niños llorones.

—¡Pero! ¡¿Y si nos hace un embrujo?! ¡¿Y si toma nuestra alma a cambio?!—Eddie ya estaba histérico y hablando rápido.—Lo digo en serio, no hay que joder con cosas como esas.

—Tranquilo Eddie, ni siquiera es algo real.—Stan alentó nuevamente con ese aire despreocupado mientras le daba unas palmadas en el hombro.

—¡¿Y si lo es?! ¡Además! ¿Si no lo es por qué quieren ir?—okay, punto para Eddie.

—¿Qué sucede cariño? ¿Tienes miedo?—Se burló el Bocazas.

—Al menos yo no quiero que me embrujen.

—Y no lo harán. Vamos Eds, no puedes decir que no.—insistió Richie.

—Además, iremos todos—dijo Beverly y le sonrió.—No estarás solo.

—Y no es real.—Continuó Stan.

—E-eso no l-lo s-sabemos.—replicó Bill.

—¿Tú crees en la magia?—preguntó Stan observándolo atentamente y enarcando las cejas.