《2》

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10 de Febrero 1991.

El club de los perdedores había terminado un largo y agotador día de examenes. Todos ellos, salvo Richie (quien siempre sacaba dieces y estaba muy seguro de cada examen que rendía) dudaban haber aprobado.
Así que terminaron por decidir que irían a la cantera, porque podían ver con claridad los castigos que se avecinaban.

Y allí se encontraban, todos jugando con la nieve y simplemente pasando el rato, sin importar que hiciera mucho frío y la nieve llegara a lastimarlos un poco.

Pero finalmente, dos de ellos se fueron antes, Eddie Kaspbrak y Richie Tozier.

Ambos tenían que regresar temprano; Richie para leer el nuevo cómic que había comprado ese mismo día y al que todavía no había podido dar ni una hojeada, y Eddie tenía que volver porque su madre detestaba que volviera tarde a su casa, y mucho más en un día de semana y tan fresco como aquél.

Sin embargo se quedaron sólo unos minutos sentados en unas rocas mirando como sus amigos luchaban por sobrevivir en una guerra de bolas de nieve.

Fue tan sólo un instante en que Eddie sin siquiera darse cuenta ya había apartado la mirada de los perdedores para ver a uno en particular, al que tenía enfrente.

Nada más y nada menos que Richie Tozier.

Ahora que sabía que estaba enamorado de él se permitía mirarlo con más regularidad cuando el otro no se percataba, mientras soltaba suspiros con una mezcla de amor y tristeza.

Lo distinto en ese acto aquella tarde fue que Richie pareció notar su mirada en él, y eso hizo que volteara a verlo.

Eddie sintió de repente demasiado calor en sus mejillas y su corazón parecía haber corrido una maratón por horas.
Por un momento pensó en apartar su mirada, pero aquello sería aún más sospechoso, así que la mantuvo con un nerviosismo difícil de ocultar.

Esperó algún comentario del de gafas, pero éste permaneció en silencio.

Solo mirándolo.

Eddie no supo con certeza por qué, pero su mirada le pareció extraña.
Parecía de inquisición, de curiosidad y algo más que no había podido descifrar.

Se mantuvieron así, observándose fijamente, sus oscuras pupilas clavadas una sobre la otra.

Eddie realmente no era muy fanático de las historias románticas, pero conocía aquél famoso cliché en el cual al ver a la persona que amas todo a tu alrededor parece detenerse, como si dejara de existir.
Se había incluso reído de tal tontería cuando lo vió en una película que solía mirar su madre.

Pero ahora...parecía estar viviéndolo en carne propia.

Por unos instantes se olvidó de los examenes de la mañana, del horrible sándwich que había tenido que comer en el almuerzo, de los perdedores, e incluso había olvidado dónde se encontraba.

Por unos instantes sólo fueron Richie Tozier y él.

Sin nada ni nadie más.

Y quiso tanto besarlo, quiso gritarle desde el fondo de su alma que lo amaba, sin siquiera importarle lastimarse la garganta.
Realmente sintió sus brazos casi doler por el deseo de estrecharlo en ellos.

No sabía por qué Richie no apartaba la mirada, pero eso no le molestaba.

Aunque sí que todo se volvió un poco (mucho) más raro cuando al parecer algo en Richie hizo "Click" y comenzó a sonrojarse.

Eso sí que fue toda una sorpresa, Eddie jamás había visto al Bocazas sonrojado y estaba seguro de que nadie lo había hecho antes.
Pero fue cuando el de gafas bajó su mirada hasta sus labios que realmente perdió completamente la noción del espacio-tiempo.

Mamihlapinatapai~ReddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora