Sueño

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Un silencio lleno de frialdad inundaba por completo el salón de reuniones mientras las miradas de muchos, por no decir todos, caían donde se encontraba una persona.

Naruto trató de hacer uso de toda su fuerza de voluntad en no exteriorizar la incomodidad que le producía tener tantas miradas puestas en él.

Algunos, para ser preciso los guardias, parecían cargas en sus facciones una expresión entre incomodidad y pesadez.

—¿Dije algo malo? —cuestionó suavemente el Gremory menor viendo a la líder Yokai.

Yasaka dejó escapar un suspiro de sus labios mientras que con una mirada, le indicaba a sus guardias a salir del lugar. Estos, estaban reacios a la idea de abandonar a su líder y dejarla junto a Demonios que podrían atentar en su contra.

Pero estos de igual forma, sabían por los ojos de su señora que no había margen alguna en objetar la orden, es por ello que sin más, dejaron el salón.

—Naruto. —llamó Sirzechs a su hermano menor con un semblante serio en su rostro, algo extraño de ver a ojos del chico. —¿Cómo es que conoces sobre esa persona? —cuestionó con su voz algo oscurecida.

El pelirrojo se estremeció cuando sintió unas ínfimas partes del poder de su hermano calaron en su cuerpo, nunca en todos sus años se había sentido tan intimidado por su hermano.

Respiró un poco para responder lo más claro y conciso posible, narrando el como había leído sobre ese individuo gracias al diario que había obtenido en una de sus compras de libros y objetos para estudiar y como surgió su interés en saber más sobre el tal Kyuubi no Yoko.

Aunque en su relato, prefirió omitir la mención del cristal en su cuello.

Hubo un breve silencio por parte de la Yasaka, ambos Maou y Spyro que analizaban las palabras del pelirrojo con detenimiento.

Pasados unos minutos, Sirzechs suspiró, se cuestionaba cómo es que su pequeño hermanito le sucedían estas cosas, primero el lograr llegar a territorio Shinto por un pergamino y luego esto.

Por un momento se cuestionó si Naruto poseía la Telos Karma, considerando la suerte que este poseía.

—Lamento si fui algo rudo al preguntarlo, pero era necesario. —dijo el Maou Lucifer. —Hablar sobre ese individuo a la ligera puede ser peligroso Naruto.

—¿Peligroso? —cuestionó con inquietud y algo de asombro.

—Es porque había estado prohibido, Naruto-san. —decidió aclarar Yasaka con algo de pesadez en su voz. —En algunas de las facciones, en especial el Shinto y los Demonios han borrado de su historia la existencia de Kurama Ojii-sama.

Esto descolocó a Naruto, sus ojos abiertos de par en par ante el asombro que recorría su ser mientras asimilaba lo que acabó de escuchar.

Pero de entre sus meditaciones, una frase llamó mucho su atención. —¿Ojii-sama? —se preguntó el pelirrojo.

Una tenue sonrisa se plantó en el rostro de Yasaka. —Yo soy su descendiente. —aclaró ella.

Esto aturdió brevemente incluso a ambos Maou.

—Debes saber que esto no lo puedes decir a nadie, Naruto-san. —siguió diciendo Yasaka. —Por lo que mi madre y Amaterasu-sama me ha contado, Kurama Ojii-sama era alguien sumamente protector con su familia y amigos, un líder nato que no medía cuando alguien o algo amenazara con los suyos. En el Shinto, incluso los Dioses le respetaban por su lealtad, hasta que ocurrió ese suceso. -narró la rubia.

—¿Suceso? —cuestionó Naruto, bastante atento a la historia que allí se le estaba revelando.

El rostro de Yasaka se oscureció. —Nuestra facción sufrió un ataque, en ese entonces la primer guerra entre las facciones golpeó con fuerza, muchos Yokais murieron y Kurama Ojii-sama culpó a su debilidad por ello. —suspiró mientras hacía una pausa. —Cuando se hubieron recuperado lo mejor posible después de aquél ataque, asignó a su hijo el liderazgo de todos y con permiso de Amaterasu-sama salió en un viaje.

Demonio Carmesí de Nueve ColasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora