Takamagahara

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En muchos momentos de su vida desde que comenzó su pasatiempo y deseo de aprender sobre las diferentes facciones, sus habilidades y aplicaciones mágicas, Naruto ha pasado por diferentes duelos en los momentos que ha intentado hacer estas cosas.

Pero ahora, el pelirrojo tiene la sensación que el trabajo que ha estado haciendo desde hace ya tres meses por fin está dando sus frutos.

Después de la adición de Kagami como su Reina, la rutina del joven Gremory pasó a ser bastante... provechosa, por no decir algo más.

Para comenzar fue el hecho de que la Kitsune era la aprendiz de Grayfia y la Reina más poderosa no se contuvo en cumplir su objetivo.

Hacer de Kagami la mejor Reina para aquél joven que, pese a no decirlo en voz alta, lo ama como a su propio hermano.

Primero fue el enseñarle y acoplarla al estilo de vida que de ahora en adelante iba a llevar, al estar tanto tiempo en las calles y de familia humilde por lo que ella les narró, era necesario que aprendiera los protocolos y modales que alguien como ella, en especial por su posición, deben saber.

Luego vino una parte que sinceramente al pelirrojo mismo le entusiasmó, el aprender sobre ella misma y su raza.

Consiguió todo lo que pudo por el momento sobre los Yokais, sus costumbres, algunas habilidades e historia y ciertamente aquéllo lo mantuvo muy enfocado.

Tanto Grayfia como Kagami veían con una gota de sudor resbalando por sus rostros la actitud de Naruto, cuando encontraba algo interesante, se sumergía tanto en ello que podría parecer una obsesión.

Aunque gracias a ello ha logrado muchos progresos en lo que va de su vida.

—Creo que este podría funcionar. —murmuró para sí mismo el Gremory menor.

En ese instante, Naruto se encontraba en su escritorio dibujando un gran y elaborado círculo mágico, las runas y kanjis en este detallados de tal forma que el simple hecho de ver tal elaboración lo hace hermoso a la vista.

Un trabajo que no muchos serían capaces de hacer, los círculos mágicos son herramientas sumamente necesarias en la aplicación de la magia, pero el crearlos y adecuarlos a la voluntad de quien lo usa desea es sumamente difícil.

Cada aspecto, cada runa es inscripción que vaya a tener debe estar ordenada tan minuciosamente que pocos en el mundo podrían hacerlo.

Esa fue una de las razones que Naruto encontró cuando fallaba en sus experimentos y prácticas.

La misma Kagami llegó a mencionarlo a los pocos días de volver a intentar crear el círculo, aunque hubo mejora con sus primeros consejos, el saber de su propia boca y la información que recolectó sobre los Yokai fue sumamente necesaria para encontrar progresos.

Fue extenuante, el crear ese círculo llevó mucho tiempo, mucha práctica y corrección de errores, pero su construcción parecía que ahora ya estaba por completarse.

Abriéndose la puerta, dio paso a observar a una rubia con vestido de sirvienta, su cara con una leve sonrisa adornando sus facciones solo la hacían ver mucho más tierna.

—Naruto-sama. —saludó la Kitsune con una leve reverencia. —¿Ha tenido progresos? —cuestionó estando a su lado y admirando la belleza detrás de aquélla complicada fórmula mágica.

—Creo que ya logré completarlo. —respondió el pelirrojo mirando a su Reina. —Aún no lo he probado, posiblemente lo haga justo ahora.

Asintiendo, la rubia extendió su mano con una nota para entregársela a su amo. —Grayfia-sensei me informó que pronto llegaría tu pedido. —dijo mientras veía a Naruto leyendo la carta en sus manos.

Demonio Carmesí de Nueve ColasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora