Demonio Carmesí de Nueve Colas

Una Momia Me Manda De Misión

Sueño

Naruto se encontraba flotando en un vacío negro sin nada a su alrededor, no parecía haber sonido alguno en el lugar hasta que sus oídos lograron captar algo.

Flush

El lugar se iluminó mostrando a un niño, tenía una camisa naranja, su cabello era negro y sedoso, su piel era de un tono un poco oliváceo y ojos oscuros como la penumbra.

Parecía agitado, con sus manos sosteniendo su pecho, como si algo le afligiera.

—Bianca.. —susurró el niño mientras apretaba más el agarre a su pecho y sus ojos se empañaban, como si quisiera llorar.

Se veía tan vulnerable y pequeño en ese lugar, sin que nadie a su alrededor pareciera querer ayudarlo que daba una imagen triste. Aunque en un momento, un niño, quizás un poco mayor al otro se le acercó. Lo único que Naruto pudo ver de la nueva persona era su cabello. Rubio como el oro brillante.

Fin del Sueño

Naruto se despertó sintiendo un leve movimiento a su lado. Observó a Kagami quien bostezando a su derecha y a Yukine dormido aún a su izquierda, lentamente lo movió para despertarlo.

Señores pasajeros, abróchense los cinturones, pronto arribaremos en la pista de aterrizaje.

Naruto bostezó un momento antes de acatar la orden, vio por el rabillo de sus ojos como sus dos acompañantes de igual forma lo hacían.

Nueva York - Tiempo Después

El frío del día penetraba sus cuerpos Demoníacos con poco efecto, una capa blanquecina de nieve cubría cada parte de la imponente y agitada ciudad.

El cabello rubio de Kagami se agitaba al compás del viento, sus orejas de Kitsune ocultas en una ilusión se agitaban por el frío pese a tener un cuerpo más resistente de lo normal, a estándares humanos.

Con cada respiración, el aliento de los tres salía como leve vapor de sus bocas.

Naruto no lo decía en voz alta, pero siendo su primera y quizás última vez en Nueva York, porque de seguro cuando regrese al Inframundo su hermano lo va a encadenar por escaparse, no podía dejar de estar asombrado y mirar a cada lugar.

Los humanos caminaban por las calles llenas de nieve y los autos concurrían las calles con afán por las fechas. Era 18 de Diciembre y, por lo que pudo leer el pelirrojo sobre este país, se acercaban fechas especiales de celebración.

—Algo no está bien. —dijo Yukine algo nervioso. —Hay algo en el ambiente, algo que está ocultando y distorsionando cosas.

Naruto entrecerró sus ojos cuando se dio cuenta de ello, no podía verlo como tal, pero sus sentidos le decían que había algo a su alrededor que se extendía por toda la ciudad, incluso podría decir que quizás el país entero.

Por un momento se reprendió mentalmente, no era solo el país, ¡El planeta entero lo poseía! era una sensación extraña, como si una bruma de gas invisible cubriera todo a su alrededor.

A juzgar por como estaba Kagami, sus cabellos estaban erizados como, posiblemente, también sus colas, delataban que estaba demasiado tensa al caer en cuenta de tal presencia desconocida y mágica.

Los humanos no parecían darse cuenta de nada, aunque es normal sabiendo que en la actualidad no son muchos los relacionados a lo Sobrenatural, es increíble para Naruto ver como esta "cosa" había logrado incluso burlar sus sentidos.

Y hablando de eso. -Yukine. -llamó Naruto al rubio. -¿Cómo lo supiste?

—Yo.. no lo sé, he estado viendo extraño desde que llegamos al mundo humano, pero aquí es incluso más fuerte. —dijo Yukine frotándose los ojos. —No sé como explicarlo, parece como si tuviera unos anteojos que distorsionan un poco las cosas.