III Carácter

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Ríona se refugia en la cocina vacía: solo ella y los preparativos para el desayuno del día siguiente, el aroma de la masa cruda y la oscuridad solo interrumpida por las velas de los pasillos. Da una palmada en la mesada de madera y suelta un chillido de frustración. Está tan enfrascada en su berrinche que no escucha los pasos que entran a la cocina. Pega un salto al escuchar una risa.

—Debo decir que estaba un poco preocupado. Parecías tan aburrida, asintiendo y sonriendo a todos como una marioneta. Pensé que tus padres te habían entrenado demasiado bien pero no, aquí está, lo que se esconde detrás de los vestidos y los buenos modales.

—Lo siento. No debí apartarme de esa forma. —Ríona intenta recomponerse pero sabe que el príncipe ya la ha descubierto y que sus palabras suenan falsas.

—No te disculpes. Parecías una fiera cuando apartaste mi mano y aquí al golpear cosas y gritar. Qué carácter. Si no supiera que eres la princesa de Jaqum podrías haber pasado por una habitante de Ilrish.

Listo, su máscara ya cayó, el príncipe sabe lo que opina sobre él y ya no tiene sentido ocultarlo. Ríona lo mira y deja de morderse la lengua.

—Yo jamás seré una salvaje, no me conoces si piensas que puedo parecerme a ustedes.

—Princesa, tienes un alma salvaje, puedo verlo aunque no quieras admitirlo.

Priamos avanza hacía Ríona, que se ve acorralada contra la mesada. En la penumbra, los ojos del príncipe brillan al sonreír. La poca luz intermitente que llega marca su silueta, la nariz recta, los labios carnosos y la mandíbula firme cubierta por una corta barba con destellos dorados.

Ríona siente el calor del cuerpo de Priamos muy cercano al suyo y, pese a la altura y a la imponente figura del príncipe, decide que ya no quiere mostrarse como una princesa obediente. Alza la cabeza y lo mira a los ojos con los labios apretados.

—No soy una salvaje pero no por eso pienso dejarme intimidar por tí.

—Creo que si te intimido, al menos un poco. Pero que te resistas resulta mucho más interesante a que solo agaches la cabeza.

Priamos se acerca otro paso y apoya las manos contra la mesada, encerrando a Ríona entre su cuerpo y la madera. Ríona siente los músculos del príncipe contra los brazos y el rubor le cubre las mejillas. Nunca ha estado tan cerca de un hombre.

—¿Qué pretendes?

—Tienes un horrible concepto de mí. Solo quiero conocerte, futura esposa.

—Los de tú pueblo solo piensan en sangre y sexo.

—Que seamos más libres que ustedes no significa que no pensemos o que no sintamos. Solo tenemos otra manera de ver el mundo.

—Puedes decir lo que quieras pero tú actitud de alfa que marca su territorio te delata.

Priamos agacha la cabeza y roza con sus labios el lóbulo de la oreja de Ríona. Sus mejillas están pegadas. Cuando habla, Ríona puede sentir lo rasposo de sus labios y la humedad de su lengua. El calor no deja de crecer entre sus cuerpos.

—Eso dices ahora pero, cuando te acostumbres a la vida como una princesa de Ilrish, no podrás creer que pensarás de una manera tan aburrida.

Priamos acerca sus labios a los de Ríona pero, antes de que lleguen a unirse, la princesa alza la mano y atrapa los labios de él entre los dedos. Los retuerce con furia.

—No voy a tocarte antes de verme obligada a hacerlo.

Pese a todo, Priamos sonríe y logra escupirle los dedos a Ríona, que sacude la mano asqueada.

—Esto solo prueba que tú carácter es de Ilrish.

Se separa de ella y se va sin decir nada más, dejando a Ríona con las piernas temblorosas y un vacío frío que choca contra el calor de su piel y de sus puños apretados.

Nota
Un capítulo corto para adentrarnos en la relación de estos dos. Pero no se olviden que está no es una historia de amor (al menos no principalmente), no se dejen engañar porque van a pasar muchas cosas interesantes para que dudemos de todo.
Espero que le den una oportunidad y sigan leyendo. 🤗

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