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Erick.

Despierto, al mirar el cielo me doy cuenta que recién está comenzando a amanecer. Al no tener celular, ni reloj, he aprendido a guiarme de otra forma para saber aproximadamente a qué hora del día estamos. En éste caso, diría que son las 6 de la mañana, aunque debo admitir que puedo equivocarme muchas veces.

Me levanto del suelo y con la frazada en manos, me dirijo al lugar en donde está la pareja, duermen abrazados. Sonrío inconscientemente, que lindo debe de ser tener alguien que te quiera mucho, y que este contigo en los buenos y peores momentos.

Como están durmiendo, decido no despertarlos y le dejo la frazada a su lado. Me doy la vuelta y empiezo a caminar buscando un lugar en el que me puedan dar más plata.

El día de hoy no está lloviendo, por suerte, sólo esta todo nublado y fresco.

Al llegar a una esquina, veo que el día de hoy, pasadas las horas transcurre mucha gente por aquí, así que rápidamente me doy cuenta que es el lugar indicado.
Prácticamente todos los días llevo un cartel en el que se puede leer, si me pueden ayudar con alguna moneda, en el caso de hoy, no lo tengo, por lo cual a casa persona que pasa, yo mismo les hablo y con mucho respeto.

En una hora y media he tenido la fortuna de conseguir un total de $170. Lo cual me pone feliz porque puedo volver a casa, lo necesito, me duele el cuerpo, estoy cansado con dolor de cabeza, cosas "normales" por las cuales siempre tengo que pasar.

Dos horas o más, por los descansos que tuve que tomar, llego a casa. Exhausto, con ganas de dormir muchísimo y tal vez, no despertar. Hay veces que esos pensamientos me vienen a la mente, yo quiero vivir, pero hay veces que todo me sobrepasa y sólo quiero estar en paz... no puedo.

–¿Padre? –llamó fuerte ante el silencio

–¿Cuánto conseguiste? –pregunta apareciendo en la sala

–$170. –sonrío un poco

–Tienes pan ahí, come. Yo saldré. –es lo último que dice, antes de salir dando un gran portazo

Me siento en el pequeño sillón cuando ya tengo terminando el café, por suerte había un sobresito y lo único que tuve que hacer es calentar agua.
Comienzo a beberlo, el café es algo que amo, lo tomo lo más lento que puedo para disfrutarlo e igual que el pan, pero el hambre que tengo, no ayuda mucho.

Al terminar de comer, lavo la taza, para luego calentar agua en una olla, para darme un baño.
Me visto con unos boxers negros, un pantalón viejo, una camiseta y para finalizar un buzo que por dentro tiene corderito, me lo regaló una señora hace años, que lamentablemente ya no está físicamente aquí.

Las horas pasaron, y siendo las 20:00 mi padre regresa.

–¿Trajiste los fideos para comer? –pregunto

–Me robaron. –responde quitándole importancia

Pero obvio que no es creíble, en el barrio lo conocen todos y no sé por qué es muy respetado, serían incapaz de ponerle una mano encima. Miro a su pantalon y en su bolsillo, se sobre sale la caja de unos cigarrillos, claro, los gastó en eso.

–¿Qué comeremos ahora? –pregunto enojado pero sin levantar la voz pues cada vez que hago eso me pega

–Y tú, ¿eres idiota? Precisas que te lo diga, ve a la calle y pide plata.

–Pero...

–¿Dijiste pero?

Se me acerca y doy un paso hacia atrás.

–¿Qué te he dicho de los peros?

Me acorrala contra la pared, y me empieza a pegar muy fuerte.

–Vete inútil de mierda, consigue plata y no llores más, ¿acaso eres una niñita?

Las lágrimas no cesan, me duele el cuerpo y el rostro, el ojo apenas lo puedo abrir, el labio lo tengo sangrando e igual que la nariz.
Cuando se me acercó a golpearme, he notado que estaba tomado, apesta a alcohol.

Al salir de la casa, comienzo a caminar, me cuesta más, algo que es muy normal por el estado en el que me encuentro.

Al llegar a mi lugar, comienzo a pedir dinero pero al ser ya tarde, no pasa prácticamente nadie, así que con las pocas personas que hay, tan sólo he podido recaudar  $50. Por lo cual, ya veo que otro noche más la pasaré durmiendo bajo el mismo árbol que ayer.

–¡Hey chico! –llama el señor de la ultima vez parado frente a mi

–¿Si?

–Te quedarás ahí a dormir, ¿cierto?

–Así es.

–Ven. –me ofrece su mano y la acepto– El lugar donde dormimos con mi esposa, es más cerrado, tenemos un espacio para que te quedes con nosotros.

Al llegar la mujer me sonríe, y al sentarme me ofrece nuevamente una frazada.

–Muchísimas gracias, en serio, no sé como agradecerles.

–No te preocupes. –el señor niega, con una sonrisa

–Ayer fue la primera vez que te vimos. ¿Dónde te quedabas antes?

–Vivo en el barrio sur, con mi padre en una casa pequeña, pero me manda a que salga a las calles a buscar plata y si no vuelvo con una cantidad de $150, no me deja entrar. –comento tratando de esquivar sus miradas

–Es un maldito, como puede hacerle algo así a su hijo. ¿Por qué sigues volviendo?

–Es que si me desaparezco, él es capaz de mandar gente a buscarme y si me encuentra, me mata.

–Oh, lo lamento mucho. ¿Cómo te llamas? ¿Cuántos años tienes?

–Me llamo Erick –sonrío amablemente– Tengo 18, los cumplí hace unos días.

–Entonces felíz cumple atrasado. –sonríe la señora

–Gracias.

–¿Comiste?

–Hoy a la 13:00 comí pan y café.

–Toma, una chica nos trajo comida y nos sobró, así que come algo antes de dormir.

La señora se me acerca para entregarme lo dicho, y me queda mirando de forma seria.

–¿Te pegaron?

–No. –niego

–Erick, puedo vivir en la calle pero no soy estúpida.

–Mi padre. –susurro

–¿Por qué lo hizo?

–Dije algo que no le gustó y se encontraba borracho, entonces me pegó aunque lo hace muchas veces y sin estarlo también.

–No lo puedo creer, realmente es una mierda de persona, como puede hacer esas cosas.

–Gracias. –hablo después de comer– Gracias por todo, no puedo estar más agradecido con ustedes.

–Hay que ayudaron entre todos, y nos alegra poder hacerlo. –asienten sonriendo

–Eres un gran chico Erick, se nota y espero que en algún momento pueda salir de esto. Se necesitan milagros, lo sabemos pero creo que pueden suceder.

–¿Gracias! ¿Puedo preguntar cómo se llaman?

–Yo Catherine y mi esposo Alfredo.

–Estaré agradecido toda la vida con ustedes dos.

–Vayamos a dormir. –Alfredo se levanta para acomodar las frazadas de todos– Descansen.

–Igualmente.

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¿Y si me abrazas?   ~Joerick~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora