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Erick.

Me despierto temblando, realmente hace un frío de morirse, raro decir la palabra morirse cuando realmente me puede pasar en cualquier momento, río sarcásticamente. Saco mis pensamientos de la cabeza y me levanto para pedir plata, por suerte ayer hice $100, solo me faltaban otro $100 y como son las 7:00 tengo mucho tiempo.

Caminé y caminé, hasta llegar al lugar perfecto, porque si que pasaba gente y lo mejor, es que me estaban dando.

–Oh, ¿Quieres algo de comer? –me pregunta una señora de unos 40 años

–No se preocupe. –respondo bajo

Ella se fue, pero a los cinco minutos volvió.

–Toma, debes tener hambre. –sonríe

Me hizo acordar a la sonrisa de mi madre, todo me hace recordarla, la extraño tanto.

–Muchísimas gracias.

Me siento a comer, la gente me miraba y dejaba alguno que otro una moneda. Pero claro, no todo era perfecto, el cielo se puso más feo de lo que estaba y comenzó a llover, por ahora llueve poco.

Dos chicas pararon cerca de mi, esperando que el semáforo cambiara a verde, y escuché su conversación.

–Amiga, viste que dieron tormentas y vientos muy fuertes. –la chica pelirroja me mira disimuladamente y sonríe tristemente

–No lo puedo creer, que horrible. Se nota que se viene algo grande. ¿Dieron alerta? –pregunta la otra chica, morocha, baja y su cara se notaba de cansancio a pesar de que es muy joven

–Sí, alerta naranja.

La lluvia comenzó más fuerte, y el semáforo cambió.

–Vamos, Emma.

La pelirroja había quedado quieta mirando al piso. Levanta su cabeza y pensé que iba a cruzar pero no, se acercó hacia mi.

–Toma. –dice y me extiende su paraguas

–No, gracias, no lo puedo aceptar.

–¿Por qué?

–Porque está lloviendo y tú te vas a mojar.

–No creo que más que tú. Realmente lo necesitas, me harías feliz si lo agarras.

–Muchísimas gracias. –sonrío

Ella sonríe, y con una suave movimiento de mano, se despide.

Las horas pasaron y la lluvia cada vez era peor, conté el dinero y solo me faltaban $5 para poder completar los doscientos pero no pasaba más gente, solo autos y autos. Así que agarré mis cosas y caminé, di unos pasos y por casualidad o el destino, hay $10, en piso. Los agarro sonriendo y me apuro para llegar a casa, aunque de igual forma faltaba una hora y media para que se cumpliera el tiempo que me dio Nolan.

Llego fatigado, con dolor en el cuerpo, solamente hace dos días de los golpes, y están mejorando, como siempre pero lleva su tiempo.
Al entrar, empapado, cansado, temblando, lo primero que escucho es un insulto, que nunca falte, de Nolan.

–Llegaste cabrón. Me imagino que me has traído mis $200.

–Así es.

Cuenta el dinero, y sin quitar su mirada de asco me mira.

–Puedes quedarte a dormir acá.

Y sonrió, sin que me viera.
Me pregunto como están Catherine y el señor Alfredo, espero que no se estén mojando, pues donde ellos duerme esta cerrado de arriba y los costados pero adelante puede entrarle agua.

Me acuesto en el sillón, al quitarme la ropa mojada y ponerla un poco cerca de la estufa para que se pueda secar más rápido. Al tener eso listo, me recuesto en el sillón y con una frazada me tampoco, para luego quedarme dormido profundamente.

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Falta poco para todo 🔥

¿Y si me abrazas?   ~Joerick~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora