Erick.
Despierto por una pesadilla, son frecuentes, y es algo con lo que he tenido que acostumbrarme pero no por eso dejan de ser menor malas, de hacerme sufrir constantemente.
Me quedo sentado, mirando un punto fijo para luego posar mi vista en la señora Catherine.
–Buenos días, Erick. ¿Cómo te encuentras?
–Buenos días... bien, estoy bien. ¿Usted?
–¡Muy bien! Acaba de pasar algo muy bueno.
–¿Y se puede saber? –sonrío
–¡Por supuesto! –responde muy alegre– Le han dado una changa a Alfredo, le darán $700. ¿Lo puedes creer?
–Woow, eso es genial. Me alegro muchísimo.
–Si, gracias.
–¿Qué debe hacer?
–Pintar una habitación súper pequeña.
–¿Es pintor? –pregunto asombrado
–Sí chiquito, era muy bueno.
Sonreío con tristeza al oír la palabra chiquito, mi madre me lo decía cuando era pequeño, todavía lo recuerdo a pesar de que murió cuando yo tan solo tenía cuatro años.
–Nosotros vivíamos en una casa hermosa. Un día volvía Alfredo de trabajar, que como es pintor estaba en una agencia para eso, y nos pusimos a cocinar mientras cantábamos Perfect de Ed.Sheeran, era nuestra canción. –sonríe con nostalgia– En un momento sentimos olor a humo que provenía del comer, pero era raro, la chimenea no podría ser si no la habíamos prendido, asi que salimos de la cocina y nos dirigimos al comedor. Y era eso, había demasiado fuego ahí dentro, con Alfred nos miramos confusos, él muy preocupado salió de la casa para ver si alguien estaba ahí y quería echarnos una broma, pero en un momento un estallido me asusto, caí al piso y empecé a ver mucho fuego en la cocina, y luego en el cuarto. Mi esposo entró rápidamente y me sacó de ahí, había quedado paralizada no entendía nada. La casa se empezó a quemar y no podíamos hacer nada, solo llamamos a los bomberos pero llegaron sumamente tarde, no quedaba nada. Lo peor es que no habíamos pagado el seguro de la casa, no teníamos familia, ni nadie que nos ayudará así que solo quedo la plata que Alfred cobró después de que fue despedido. ¿Puedes creerlo? Hay gente tan mala en el mundo, así que no podíamos invertir en nada, nadie nos aceptaba en ningún trabajo, y aquí terminamos.
–Oh, lamento muchísimo lo que pasaron, realmente lo lamento. –se me cae unas pequeñas lágrimas– Sí, hay gente tan mala en el mundo, como les pudo hacer eso.
–No llores, chiquito. Tienes tantos problemas, y yo aquí atomizando con nuestra historia, discúlpame.
–No, al contrario, no hay nada que disculpar. Realmente tú y Alfred son personas únicas, y yo estoy más que agradecido por todo esto. –sonrío– Debo irme ahora, debo buscar plata para llevar a mi padre.
–Perdón que diga esto pero, ¿cómo puedes seguir llamándole padre?
–Entiendo, es costumbre y si digo su nombre capaz no entienden y a él si o si debo llamarlo papá o padre porque sino me pega.
–¿Cómo se llama?
–Nolan.
–¿Nolan... dicho que es un bastardo? –intenta bromear
Suelto una pequeña risa, porque por muchas cosas malas que he estado viviendo, intento siempre verle algo bueno al día a día.
La señora Catherine y su esposo, es algo bueno que he tenido el placer de conocer, es algo que bueno que sé que llevaré conmigo, en mi corazón, siempre.
–No, pero deberían. –respondo asintiendo– Tengo que irme, hasta pronto.
–Espera. –me detiene agarrándome de la mano– Toma.
–No, gracias. No puedo aceptarlo.
–Hazlo, ve y llévale plata a ese inútil, pero no estés en la calle que hace frío.
–Sé que lo he dicho mucho pero es que, gracias.
–Y toma esto. –me tiende la frazada violeta que siempre me da– Es un regalo por tu cumpleaños.
Se me empezaron a caer las lágrimas.
–¿Por qué lloras? –pregunta Cat preocupada
–Nunca nadie me ha regalado nada por mi cumpleaños, excepto mi madre que fue hasta los cuatro años.
–¿Y qué pasó con tu madre?
–Murió, pero no sé por qué, no me han dicho nada y no recuerdo tampoco.
–Oh, lamento escuchar eso. Ahora ve, no quiero que tu padre te vuelva a pegar.
–Gracias.
–Espera toma esto. –vuelve a detenerme
Busca entre algunas de sus cosas, y de un bowl pequeño saca un pan con fiambre, el cual me lo da.
–Disfrutalo.
–Gracias Catherine, mándale saludo a su esposo.
–Serán dados.
Al llegar a casa, luego de un largo viaje, cuando cierro la puerta lo primero que veo es a mi padre con un semblante serio y sus brazos cruzados.
–¿Cuánto conseguiste? –pregunta quitándome la plata de las manos
–Nuevamente $170.
–Ok, tienes leche ahí, toma.
–Está bien.
Me serví leche, la calenté y comencé a tomar.
–Necesito $200 para mañana.
–¿Cómo voy a conseguir tanto?
–Ese es tú problema, no el mío. Puedes irte ahora y venir cuando lo tengas mañana, hasta las 19:00 te doy.
–No tengo hora para ubicarme.
Saca un reloj de su muñeca y me lo tira.
–Ahí tienes, termina eso y vete.
–Ok.
–¿Esa frazada de quién es?
–La encontré.
Me vuelve a mirar, su mirada es fría, y oscura, pienso que dirá algo pero solamente con su mirada de asco hacia mí, se va de la casa, no sin antes, dar un gran golpe en la puerta al cerrar.
Al terminar la leche, partí rumbo nuevamente al mismo lugar de siempre y con la frazada en la mano, ya me venía venir una larga noche.
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Se que se preguntaran ¿Y Joel? Pero todo a su tiempo.
¿Quieren otro ahora mismo?
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¿Y si me abrazas? ~Joerick~
Fanfiction"-Erick, ve a las calles, y cuando vuelvas que sea con plata. -P-pero esta frío y lloviendo. -¿Me importa? No. Te vas inmediatamente". ____________________________________________ • Edición terminada. • #3 - Maltratofamiliar