La fiesta mas esperada por todos había llegado, La Navidad estaba tocando a la puerta de las casas lista para instalarse junto a su alegría y amor característicos.
Aunque la noche del veinticuatro de diciembre se transformó en una noche fría y lluviosa, todo lo contrario al ambiente navideño que se sentía en el aire, eso no evitaba que la festividad se celebrase como se debía.
La cena transcurrió normal, los presentes se encontraban muy emocionados, al igual que la pequeña Chiara. Aunque esa Navidad para ella ya no iba a ser la misma, porque su madre se había marchado el año anterior, asi que sobraría un lugar en la mesa. Pero de igual forma, Chiara se propuso disfrutar la noche como siempre lo hizo, sin tristeza.
Los familiares empezaron a reunirse bajo las luces de colores esperando a la campanada que daba pie al comienzo de la Navidad, y, claramente, Chiara y sus primos estaban entusiasmados porque sería el momento de correr hacia el árbol de Navidad y abrir su tan ansiado regalo.
Todos estaban expectantes, faltaba poco mas de un minuto para medianoche, asi que el silencio que envolvía el lugar era inmenso. Un murmullo por allá, un respiro por aquí, es lo único que se lograba escuchar.
Pasaron los segundos y el reconocido "¡tinnn!" de la campana resonó por todos lados. El cielo se tiñó de colores variados gracias a los fuegos artificiales, cada uno con un patrón de formas diferentes. Los niños comenzaron a bailar, saltar, reírse y disfrutar el momento navideño, pero a Chiara se la notaba diferente, sobre todo cuando su papá dijo que iría al baño y que ya volvería. Sin embargo, a pesar de estar de una manera extraña, nadie se dio cuenta, y aprovechó para disimular y pasarla bien.
El show de fuegos artificiales terminó al rededor de los diez minutos de comenzar, asi que los chicos que se encontraban ahí corrieron a buscar su regalo. Pero alguien llegó antes que el resto, y esa fue la pequeña Chiara. Encendió la luz del living que estaba apagada y, en vez de soltar un grito escandaloso por la situación, sólo se quedó parada.
Una persona vestida de Santa estaba parada frente a ella, y al ver su reacción se quitó la barba falsa y el sombrero navideño. Ahí, la niña sí se emocionó pero no gritó. De algún modo el resto de los chicos no entró en el lugar. Chiara giró su cabeza hacia su izquierda y la escena era incluso peor: un hombre en el suelo, rodeado de un gran charco de sangre brillante, yacía bajo el Árbol de Navidad. La niña no dijo nada, solo miró al individuo frente suyo y sonrió. Lo único que dijo fue:
-Al final, Santa sí cumple con los regalos. Feliz Navidad, mamá.
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Esta historia está participando del concurso Lectoescribe La Navidad de @JuzDang, en la categoría Cena Negra: Terror (Halloween navideño).
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Relatos Variados.
RandomRelatos variados y muy difentes entre sí. Suspenso y terror, amor y amistad, romance y ego; quién sabe las combinaciones que se pueden hallar. Relatos narrados en primera persona, tal vez por un testigo o el mismísimo protagonista. Hay tantas va...