Capíulo 20

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"Nate"

Algo le pasa, estoy seguro de que algo le pasa.

Obtando por la acción más cobarde, decidí mentirle a Hande, le dije que esa mañana Chris me habia llamado para que lo ayudara con algo urgente pero siento que no me creyó del todo. Mi rubia no es tonta, sé que algo sospecha y temo que me descubra, temo perderla para siempre.

-¿Elegiste ya?—Justo ahora Chris y yo nos encontrabamos en la sala escogiendo a los adultos voluntarios que nos van a acompañar al campamento. Mi cerebro se congela y releo el nombre para asegurarme que no estoy equivocado. Definitivamente ella vendrá.

—Tengo una— le paso la tabla con las fichas y le señalo la elegida.

—¿Hande?—me mira— ¿ Qué ustedes no estaban mal?

— Exacto. ¿Qué mejor manera de reconciliarnos que compartiendo cabaña?—Sonrío satisfecho y tomo las hojas nuevamente para seleccionar otro candidato.

—¿Crees que Cansu vaya al campamento ahora que sabe que yo también iré?— mi pobre hermano menor estaba destrozado desde que terminó con Cansu, en especial porque la chica lo ignoraba por completo desde entonces.

—Por supuesto que irá, no tiene de otra, sus calificaciones en Ed. Fisica son bajisimas.—el rubio baja la mirada.

—Me duele que solo vaya a hacerlo por eso, ¡diablos Nate! Estoy destrozado—sus ojos no tardaron en inundarse con lágrimas retenidas. ¡Carajo! Me partía el alma verlo así, pero tambien tiene que aceptar que se mandó una cagada y que Cansu tiene toda la razón en estar enojada.

-¿Christopher? ¿Christopher, qué te sucede, corazón?— nuestra madre hace acto de presencia en la sala, miro a Chris con cara como de "¿Y a esta qué?" Y mi hermanito se encoge de hombros.

—Nada mamá, estoy bien—se zafa de sus brazos cuando esta trata de abrazarlo, toma su computadora y sube las escaleras hasta su habitación.

—¿Es por esa maldita huérfana, verdad?—sus garras esculpidas se clavan con fuerza en el respaldo del sillón dónde antes Chris estaba sentado.

—No lo sé, yo no conozco "malditas huérfanas"—trato de ignorarla y seguir con mi labor pero al parecer hoy mi madre no estaba dispuesta a cerrar la boca.

—Las conoces bastante bien Nathan, esas zorras los tienen hechizados.

—No te permito que las insultes en mi presencia, Christine.—mi madre abre la boca sorprendida en un gésto de puro teatro. Por favor, como si fuera la primera vez que la llamo por su nombre de pila.

—¿No ves lo que hacen esas niñas? Cariño, ustedes siempre fueron niños sanos, niños de bien—sonríe melancolica mientras toma mi cara entre sus manos, apretujandola.— hasta que esa mujer llegó a la casa, esa maldita mujer—la miro sin entender bien a quien se refiere— Hande entró a nuestras vidas solo para arruinarlas, metiendo tambien a esas desgracias que llama hermanas.—alejo sus manos de mi cara bruscamente, me tiene harto ya.

—¿Cuál es tu puto problema con ellas? ¿Qué mierda te molesta tanto? ¿Que nos hagan felices? ¿Que nos amen como tu nunca podrias amar a alguien?—lágrimas resbalan por su mejilla pero nada va a detenerme ahora.— Déjalas en paz, deja de lastimarlas, ¿acaso no entiendes que dañándolas, nos dañas a nosotros?—sin decir más, abandono mis cosas sobre la mesa y salgo de la casa.

"Cassia"

—Voy a llevar este, este otro y tal vez este—Desde que llegamos de la escuela Teresa no ha parado de hablar de lo que se pondrá para el campamento, desde faldas a vestidos de verano.

Frágil FortalezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora