La Isla de los Gatos (Editando)

Capítulo 4: La Gran Capital Imperial de los Gatos

El camino había sido más sencillo en esta ocasión. La compañía de Mina la maga, no era tan mala después de dos días de viaje. Para mejor, en carruaje. Resulta ser que Mina tiene bastante dinero y carisma para conseguir lo que quiere.

La primera de vez de Kate en un carruaje lujoso fue toda una experiencia. Los asientos eran cómodos, el viaje ameno y la vista preciosa.

Mina se pasó la mayoría del viaje hablando de sus viajes. No era nativa de la Isla de los Gatos, ella venia del Imperio Felino, allá en el gran continente. Un lugar del que Kate solo había oído un par de veces en su vida. Había viajado por innumerables territorios y ahora estaba de viaje por el Archipiélago de Oreo, había llegado hace poco antes de ser embaucada y secuestrada en el norte de la isla.

—La verdad quería ver algún resto Necrodragón, los reportes que llegaron al continente lo clasificaban como una amenaza para todos los reinos del mapa.

—La famosa heroína, la Capitana Fortune le derrotó. Se dice que fue épico —dijo Kate con brillo en sus ojos verdes. Suspiró —. Viniendo de ella, todo lo que hace es épico. Debe de ser alguien maravillosa.

—Vaya vaya, alguien tiene fijación por cierta heroína. No te culpo. A tu edad yo era muy admiradora de una afamada hechicera de mi reino. No sé qué fue de ella. Pero sé que soy mejor de lo que ella fue —Kate le sonrió y la maga le devolvió igual una de sus sonrisas cargadas de misterio —. Tú también tienes potencial —dijo de la nada. Aquí iba de nuevo —. Muy oculto y casi invisible a los ojos de los más expertos. Pero sé que puedo hacer de ti una maga excelente ¿De verdad no quieres ser mi aprendiza?

—No me interesa la magia. Quiero ser un espadachín.

—De verdad no entiendo que tiene de bueno estar meneando un fierro por allí. No tiene "magia" eso de las espadas.

—Yo no veo lo emocionante de atacar a distancia. Para eso podría buscar un arco.

—Oh, pero yo tengo un punto a favor.

— ¿Por qué razón?

—Yo soy genial, hermosa y poderosa. Y tu una gatita desganada y sin cuerpo, con un trozo de metal encantado por quien sabe quién.

—La verdadera magia es soportar tus comentarios.

—Por eso serias una aprendiza magnífica.

Y en eso se resume el viaje. Además de las ruinas de antiguas torres y de villas reducidas y abandonadas hace ya cinco años. Durante el ataque del Necrodragón.

Pero todas las vistas y hermosos paisajes de la isla no se comparaban con la increíble vista de la Gran Capital Imperial. Kate se asomó por la ventana, boquiabierta de la impresión. Sus ojos verdes brillaban de emoción.

La ciudad estaba construida alrededor de una alta y extensa colina artificial. La muralla exterior era una preciosa obra de piedra blanquecina con tejas rojas en sus torres y decorados parapetos.

Por detrás, se alzaba la hermosa vista de los barrios nobles. Las altas torres de las diferentes familias de la Isla de los Gatos, cada una ondeando dos banderas, la del Imperio de los Gatos de las Islas y la bandera de la casa noble.

Y por encima, el Palacio Imperial. Sus torreones pesados y sus altas espinas de teja roja elevaban por el cielo la estructura. Gigantescos ventanales redondos dejaban grandes tragaluces en la estructura, y por encima de todo. La torre del homenaje que giraba como una espiral.

El arco de la puerta era una maravilla. Era mucho más alto de lo que necesitaban y un dragón podría pasar por allí sin problemas.

La ciudad iniciaba por el distrito comercial. Todo el primer anillo de la gran ciudad. Entre sus callejones se veía el distrito bajo y el distrito rojo ocultos a simple vista.