Capítulo 10: La Academia Mágica de Grand

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El barco se mecía entre las tranquilas olas del Mar de Oreo, el sol estaba a un par de horas de llegar a su punto más alto y el capitán había dicho que llegarían pronto. Daniella había disfrutado mucho de la corta travesía náutica, le gustaba el mar, casi tanto como la magia, cosa que no era muy habitual entre los felinos.

Kate por su parte solo había disfrutado las primeras horas de viaje. Luego el mar le pareció monótono. Se había ido a dormir, sin embargo, despertó hace rato. Se asomó por la escotilla del almacén debajo de la cubierta.

– ¿Ya llegamos?

Daniella sonrió alegre y le hizo ademan de que se acercara. Kate subió entonces y se recostó de la baranda de madera junto a ella.

–El capitán dice que falta poco. Que en unas horas llegaremos.

–Bien, ya estoy cansada del bamboleo, necesito tierra firme. Mi primer viaje en barco no es tan emocionante como esperaría que fuera.

–Mira el mar, es tan amplio y más allá, mucho más allá, hay enorme continentes –dijo con un brillo especial en los ojos. La gata rosa sonrió de emoción –. ¿Puedes siquiera imaginar lo grande que es el mundo?

–No tengo que imaginar demasiado –sonrió Kate –. Algún día, yo habré recorrido todos los rincones, encontrare todos los secretos y desvelare todos los misterios.

–Suena a un sueño imposible. Pero, suponiendo que lo hagas... ¿Qué haras después?

–Yo creare los secretos y misterios. Seré una leyenda.

–Pues que bien que te conozco ahora, después no sabré donde encontrarte. Podrás estar en cualquier lugar, la legendaria Kate de Oreo.

–Algún día. Tu estas por cumplir tu sueño ¿Cómo te sientes?

–No lo sé, es algo único. Quizás este aún lejos de la academia y mucho más de ser una gran hechicera como mi madre o como la señorita Lombardi, pero sé que lo hare. Seré la más grande hechicera.

–Haremos reuniones legendarias cada vez que nos encontremos –rió Kate –. Fue un viaje espectacular, estuve a punto de morir y todo.

– ¿Cómo? –pregunto Daniella sorprendida.

–Pero me salve por muy poco. Eso casi podría llamarse intervención divina, pero fue mi suerte natural.

–Yo al menos recordare este viaje para siempre. Gracias a ti estoy por llegar.

"Tierra a la vista, la isla de Grand"

Ambas sonrieron asomándose a ver la enorme isla. En efecto, cada segundo parecía crecer. Grand tenía su nombre por ser la isla más grande de todo el archipiélago. Una isla cuatro veces mas grande que la Isla de los Gatos. Una gran montaña coronaba el centro y se alzaba por encima de los bosques selváticos.

Ahora se podía divisar el enorme puerto de Grand.

–Ya estamos cerca –dijo Daniella cargada de emoción –. No puedo creerlo, lo logre... lo logramos.

–Vaya, esto sí que es grande.

Kate estaba bastante impresionada, casi no pudo hablar cuando se acercaron al puerto. Gigantescas torres de piedra salían del agua y protegían la costa de piratas y monstruos marinos. Gigantescas balistas reposaban en las cimas de las atalayas.

Todo era enorme. Todo era de roca sólida.

El muelle estaba hecho sobre las formaciones rocosas de la costa. Entre piedra y madera, los barcos se encontraban amarrados en los malecones de la gran ciudad.

La Isla de los Gatos (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora