Capítulo 7: Criminales y Cazarecompensas

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Kate y Daniella están a poco de terminar su viaje, un par de días mas de camino y podran llegar al puerto libre de Aquamar, y partir con rumbo a Grand, donde queda la magnifica Academia de Magos de Grand.

Habiendo ya dejado los bosques atrás, ante ellos se extienden las rocosas costas de la isla. Con un cielo soleado y brillante en una mañana despejada, ambas seguían el paso con tranquilidad. Conversando de situaciones de la vida cotidiana. Situaciones que una no entendía de la otra y viceversa. Cosas como solo una comida al día para Kate en algunas ocasiones, o de no poder comprar un grimorio de magia para Daniella.

Sencillamente habían nacido de dos lados opuestos de su misma sociedad felina. Muchos evitarían la compañía de una plebeya o de una felina noble. Pero en el tiempo que habían estado juntas, empezaron a llevarse bien.

Daniella era una chica por demás extraña para lo que Kate tenía por el concepto de un noble. Aunque de modales refinados, movimientos calculados y acciones algo despectivas. La gata rosa era muy amable y de buen corazón. Y de mente afilada cabe recalcar, aun en su inocencia.

Kate mantenía la marcha en frente, el campo frente a ellas era un terreno ligeramente rocoso, con una vegetación mayoritaria de arbustos, matas de pequeño tamaño y muchísimo pasto verde y fragante que ocultaba las rocas. Sin embargo, en esta dirección había un camino hecho por el paso del comercio y el tiempo.

El olor salino invadía todo el lugar, traído por las brisas marinas del ya visible océano.

Kate se preguntaba la razón del cercado de pilares de madera alrededor del camino. Daniella no tenía una respuesta, la gata rosa tenía la increíble habilidad de poder leer y caminar al mismo tiempo sin tropezar ni perder su frente de vista.

De súbito, un poderoso vendaval arraso el camino moviendo el pasto. Kate le clavó las garras a uno de los pilares para evitar darse un mal golpe contra una piedra afilada. Daniella dio un giro y se agarró de un pilar, sostuvo su libro de conjuros que amenazaba con irse volando.

– ¡No! ¡Ay no! –exclamó Dani cuando el vendaval finalmente le quito el cuaderno, Kate estuvo a punto de soltarse e ir a por él. Pero la gata rosa había hecho ya seis señales de mano con mano libre y de sus ojos azules resplandecía un brillo mágico. Un aura purpurea brillante y visible rodeo el libro en el aire y a todas las notas que casi se perdían para siempre en el viento.

–Daniella ¿Que... haces?

La brisa acabo y las páginas y la libreta volvieron a su mano. Kate impresionada quedo con la boca abierta.

–Logre hacer el conjuro de Telequinesis... Vaya, me salió solo.

– ¡Que genial! ¡Creí que solo se podían destruir cosas con la magia! Ese conjuro me sería muy útil, me estoy arrepintiendo de no haber aceptado la oferta de Mina.

– ¿Mina? –preguntó Dani pensando, mientras reorganizaba las notas de su libreta –. ¿Quién es esa Mina?

Ambas continuaron caminando.

–A si... Mina fue una maga, una hechicera se llamaba a si misma así. Se veía muy poderosa, aunque la conocí encadenada.

–Espera... ¿Puedes describirla? –pregunto de nuevo con impaciencia.

–Más alta que tu o que yo, ojos amarillos y pelaje naranja con rayas... Y unos pechos enormes.

– ¡¿Conociste a Mina Lombardi?! –exclamó casi dejando volar sus notas otra vez.

– ¿Quién es esa Lombardi?

– ¡Mina! ¡Mina Lombardi! ¡La mejor hechicera del imperio continental! Ella es toda una leyenda, se dice que ella ha creado más de diez mil conjuros nuevos y es la autora de seis de los diez grimorios de magia más importantes que se han hecho.

La Isla de los Gatos (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora