Esta vez estaba en el suelo, miraba directamente sus ojos y sentía que su voz no podía ser emitida. Necesitaba tranquilizarlo.
Pero al parecer Rubén no entendía que le estaba haciendo daño, mucho más de lo que podía aguantar.
—Por favor, basta — murmuró Miguel ensangrentado.
—Esto es para que entiendas que no tienes porque andar hablando con nadie en la calle. ¿A caso quieres que la gente piense que eres una puta? Yo no quiero que vean que mi esposo es una puta porque todos los días te ven en la calle.
—No, te lo prometo. Jamás volveré a salir.
—¿En serio? — preguntó el castaño —. Espero que no me mientas Miguel.
—No mi amor, prometo no salir mas si tú lo deseas.
La sonrisa del castaño se extendió de repente, lentamente se acercó a su marido y beso sus labios rotos con suavidad.
—Ese es mi bebé.
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𝑳𝒂 𝒑𝒖𝒆𝒓𝒕𝒂 𝒗𝒊𝒐𝒍𝒆𝒕𝒂
Short StoryCuando amas a alguien dejas que te destruya pensando que aguartar es la muestra de su amor. Sin embargo, es la muestra del poco amor que te tienes a ti mismo...