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yaku era un demonio de baja estatura, su cabello era muy corto y una cinta blanca adornaba su frente, esta era bastante larga y se mecía al son del viento, llevaba uno de sus hombros descubiertos pues su yukata solo le cubría el otro y su torso, al mismo tiempo también llevaba parte de sus piernas vendadas y estaba abrazando a un cráneo que se veía de procedencia humana.

a kuroo verle le robó el aliento, pues ese chico lo había conocido cuando era pequeño, era imposible olvidar aquellos expresivos ojos.

—¿quién anda ahí?—preguntó yaku con una rara expresión, pues había escuchado pasos desde hacía rato pero no quiso hacer nada hasta que estuviese más cerca de él.

—¿qué te sucedió?—preguntó kuroo mientras se acercaba, con sus ojos muy abiertos.

el castaño solo atinó a abrazar aquella calavera, como si tuviese miedo de que se la robase.

—¿tú quién eres?, ¿acaso deseas morir?—gruñó mientras alzaba su mano y por ende, una ráfaga de aire empujó al moreno.

—¿realmente no me recuerdas?—era obvio que se había convertido en un demonio y que por esto no iba a poder recordarle aún si quisiera, pero para tetsurou ese bosque tan lleno de misterios estaba comenzando a romper todos sus esquemas.—no, tú desapareciste, tú...

—¡deja de hablar de una jodida vez!—gritó completamente enojado pues los humanos siempre iban allí a molestarle e interrumpir los buenos momentos que compartía con su amado.

el viento siguió soplando cada vez más fuerte, haciendo que kuroo tuviese que agarrarse a los árboles para comenzar a avanzar hacia yaku.

—está bien, está bien—alzó la voz para que el contrario le escuchase, pero esto no hizo más que enojarle—solo quiero que hablemos.

—¿qué voy a hablar yo con un insignificante humano como tú?, voy a matarte—las palabras del más bajo sonaban a que estaba completamente seguro de eso, que simplemente iba a hacerlo.

en aquella oscura y larga noche, kuroo tetsurou recordó las veces en las que habían pasado momentos juntos y por eso mismo desenvainó su katana pues no iba a morir en manos de ese demonio, aunque físicamente fuese yaku.

tenía algo por lo que luchar y debía vengar la muerte de bokuto.

por eso mismo luchó contra el viento que le alejaban del castaño, hasta el punto que tuvo que ir arrastrándose por el suelo, clavando su katana en el suelo para ir arrastrándose.al contrario del contrario el cual estaba con sus ojos cerrados, abrazando a aquella calavera de una manera que podrías jurar que era posesiva.

—eras un niño muy feliz, te la pasabas riendo—murmuró kuroo luchando con toda la fuerza de su voluntad—tus padres te querían mucho, pero sobretodo...

yaku le interrumpió con otro grito, desembocando en que sus poderes cada vez fuesen a peor y kuroo sintiese que incluso le costaba respirar.

esto no le detuvo y consiguió acercarse al contrario, hasta la zona donde sus poderes no llegaban pues si no el también sufriría por estos, ahí alzó su arma y cortó una de las manos ajena a completa traición, quitándole así la calavera que tenía.

y el viento cesó, el rostro de yaku daba miedo pero no por enojo sino por el sufrimiento que mostraba en el.

—te la daré si me dices si viste por aquí a un chico de cabello bicolor.—alzó la calavera hasta arriba, haciendo así que el más bajo no llegase.

—dámela.dámela.dámela.—suplicó casi al borde de las lágrimas.

parecía un niño pequeño al que le habían robado su juguete favorito.

—la necesito, no puedo abandonarla, el señor me la dio y es lo único que tengo, por favor.no vi a nadie con el cabello bicolor.por favor, dámela.—una lágrima recorrió su rostro.estaba desesperado.

—¿quién es?—preguntó kuroo, buscando que sus ojos dijesen si mentía o no.

—no lo sé—susurró—el señor me lo dio luego de que despertase aquí, la necesito para vivir.

—solo porque tú y yo éramos amigos—a kuroo le pareció ver al yaku que conocía, le pareció pues cuando le dio su calavera el demonio le golpeó hasta mandarle bastante lejos, que por suerte algo le detuvo.

ese alguien que evitó que se estampase contra el suelo fue kei, el cual parecía haber observado todo y tenía una expresión de desprecio, una que solo pudo observar unos segundos ya que en ese tiempo le quitó su katana y con unos hilos parecidos a los de una araña, hizo que yaku no pudiese moverse y así, poder cortarle la cabeza con la katana ajena.

la calavera rodó por el suelo bastante más lejos que la cabeza de yaku.

—no.no.no.no.no.no.no.—dijo yaku una y otra vez al ver su cuerpo separado de él, este no le respondía bien.—¡lev!—gritó sin saber bien a qué se refería pero gracia da esto su cuerpo reaccionó y logró abrazar la calavera antes de que se hiciese cenizas, frente a los ojos del demonio y el humano confundido.

rui; kurootsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora