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kuroo no podría decir que durmió en el lugar más acogedor, porque la mansión tsukishima estaba en ruinas y algunos pequeños rayos de sol se filtraban por las paredes, hacía frío aun cuando el sol ha estaba afuera y juró escuchar algún ruido extraño proviniendo de la segunda planta.

el demonio no se movía, simplemente estaba en posición fetal, durmiendo o algo así.kuroo votaba porque simplemente decidió ignorarle.antes de que se fuese a quejar por eso, el sueño le pudo y acabó relajándose a la fuerza.

le habría encantando que todo eso fuese un sueño y ahora fuese a despertar en su clan, viendo a su loco amigo haciendo alguna tontería y a su prometido regañándole por eso.pero no, debía asimilar que estaba compartiendo lugar con un demonio y que este era el que le estaba "ayudando" a encontrar-posiblemente-al cadaver de su mejor amigo.

el frío hizo que su piel se erizara y por ende abriese los ojos de golpe, piel como gallina y sudando frío.horrible.

miró hacia una esquina de la habitación y se encontró a tsukishima hecho una bolita, con la mirada perdida pero trasmitiendo una notable melancolía.

—tsukishima...¿estás bien?—preguntó kuroo en un susurro.

—¿akiteru?—fue lo único que respondió aún sin mirarle a la cara.

—soy yo, kuro—dijo mientras se acercaba lentamente, con clara desconfianza.

—echo de menos tus abrazos—esas palabras fueron como un puñal directo al corazón de kuroo, porque siempre fue una persona sensible para esas cosas y no podía ver a aquel demonio actuar como un niño perdido y él simplemente mirarlo.

le rodeó con sus brazos y susurró al oído que estuviese tranquilo, cosa a la que tsukishima obedeció y kuroo acabó relajándose también, durmiendo abrazado a un demonio.

tan, pero tan irónico.





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cuando volvió a abrir los ojos tsukishima ya no se encontraba entre sus brazos, ya no podía sentir el frío pero a la vez cálido que transmitía aquel ser tan misterioso y tan pero tan triste.

luego de comprobar si estaba en una de las habitaciones próximas, caminó hasta la salida y se lo encontró ahí, con su típica expresión de siempre que denotaba que haría como si nada hubiese ocurrido.

espera...¿si quiera había ocurrido algo que le diese permiso a kuroo para preguntarle quién era akiteru y por qué estaba pasándolo tan mal por él? obviamente no.

simplemente se limitó a seguir al demonio por el bosque, sin pensar que podría estar engañándole para matarlo por haberle visto así de frágil o por mil cosas diferentes.

kuroo sabía que su destino ya estaba escrito, por lo que le daba igual morir en manos de tsukishima o un demonio si de algún modo podría saber sobre el paradero de bokuto.

rui; kurootsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora