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—déjamelo todo a mi—dijo un kuroo muy decidido.

cuando kei salió de su pequeño trance, se dio la vuelta y se subió a la rama de un árbol, siendo la escena igual que cuando conoció a kuroo.

—todo tuyo—tras decir eso apoyó su espalda en el tronco, si dijese que su mente no le pedía a gritos que solo mirase al moreno, mentiría vilmente.

—gracias—murmuró mientras lanzaba la primera flecha hacia las piernas de daishou, fallando por-extrañamente-poco pues su puntería era extremadamente buena, cosa que le hizo al demonio plantearse cómo es que no le había dado cuando le disparó por primera vez puesto que en parte estaba distraído y con esa puntería posiblemente le habría podido dar.

o tal vez kuroo no quería matarle por mucho que le estuviese consumiendo la sed de venganza y de querer saber dónde estaba su amigo.

pero volviendo a ese momento, daishou estaba corriendo entre los árboles y kuroo iba tras él, esta vez había cambiado de arma y ahora la hoja de la katana reflejaba la tenue luz de la luna.

con kei ayudándole seguro que se desharía de ese lunático muy rápidamente, pero para qué iba a insistir con eso.

kuroo avanzó directamente hacia daishou, tan rápido que apenas se veía su manto rojo moviéndose en línea recta y cuando pareció que éste iba a alcanzarlo, una flecha había dado en el hombro de daishou.

kuroo había lanzado su manto rojo y había disparado una flecha tras él, con una agilidad y velocidad que se escapó de los ojos de daishou e incluso de los del demonio.

definitivamente kuroo no le había matado antes porque no había querido.

—¡joder!—maldeció daishou en un grito desgarrador—¡tú siempre igual maldito gato pulgoso! ¡basura inmunda! ¿cómo mierdas lograste darme?

la risa de kuroo posiblemente se escuchó por todo el bosque, parecía que le hacía gracia ver a daishou tan desquiciado por solo una flecha, pues cualquiera de su clan estaban acostumbrado a aguantar con ese tipo de heridas.

—¿a quién llamas basura inmunda?—se acercó rápidamente al cuerpo de daishou, el cual dramáticamente se retorcía del dolor en el suelo e intentaba sacarse esa flecha para salir corriendo.

pero con un suave movimiento de manos acabó con las manos y los pies atados con los hilos de kei.

kuroo miró hacia tsukishima con el ceño fruncido ya que le había dicho que eso era cosa suya.

—¿qué? se iba a escapar antes de que tú llegases, por muy rápido que seas, "gato pulgoso"—claramente estaba burlándose de kuroo—no te preocupes, ahora si es todo tuyo.

kuroo se encogió de hombros resignado por la actitud del demonio y hecho eso, alzó a daishou por el cuello de su uniforme de demonios.

—¿por qué me atacas sabiendo que ya no soy débil cómo antes?—el tono del moreno podría erizar hasta la piel de un no vivo, definitivamente quería imponer.

—me tienes harto, siempre en tu clan siendo altanero y que si ahora querías hacerte el héroe por rescatar a ese idiota amigo tuyo—la mano de kuroo rodeó el cuello del contrario y la apretó un poco—idiota igual que tú, que ibas a dejar que los demonios de aquí te matasen antes de que yo lo hiciera, inútil de mierda.

estrelló la cabeza de daishou contra el tronco y tsukishima soltó un silbido que claramente decía "uy, ya se puso salvaje".

—si vas a hablar—volvió a golpearle la cabeza contra el árbol—que no sea para ir soltando de tu veneno asqueroso.

y ya se podían ver las venas sobresaliendo del cuello del chico del nekoma de toda la rabia que le daba ese lunático.

—¿veneno? ¡sólo te digo la jodida verdad!—un hilo de sangre se salió de la boca de daishou—encima me lo dice el estúpido que sé alió con el enemigo, traidor, ¡cobarde!

otro golpe para el castaño.

—me comienzas a hartar y mira que yo estaba tan tranquilo—eso prácticamente fue un gruñido—lo que yo haga o deje de hacer no es problema tuyo y da gracias si al final te perdono la vida, porque estoy comenzando a dudar.

pero posiblemente si le dejaba ir le iría con el cuento a su clan, con que ahora estaba con un demonio y había traicionado a todo nekoma y de paso al fukurodani.ya se podía imaginar la cara de decepción de sus padres o de akaashi, el cual aún tenía esperanzas en que volviese con bokuto.

—mejor no, vendrás con nosotros.

—¿quién dice eso? ¿me tomas por un lunático?—daishou se movió intentando liberarse de kuroo o los hilos de tsukishima, claramente en vano.

—hey, por si todavía no lo sabías—una suave risa con tonos sarcásticos se escapó de tsukishima—estás completamente loco—hizo un puño con su mano y los hilos apretaron a daishou con más fuerza aún—niégate y te cortaré en pedazos, empezando por tu brazo izquierdo.

y un poco de sangre comenzó a brotar de el brazo que había mencionado, pues la presión en éste era mayor que en el resto de su cuerpo y encima aún tenia la flecha en el hombro.

—ya le escuchaste, te vienes con nosotros—y kuroo le regaló su típica sonrisa.

rui; kurootsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora