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una lágrima recorrió el rostro del demonio al recordar quién era lev.literalmente se lo había comido aquella noche en la que asimiló que era amar de verdad, aunque fuese muy pequeño.

había dado la vida por él, que acabó siendo en vano, sí, pero aún así lo hizo con la intención de que fuesen a estar juntos eternamente.

pidió perdón, tanto que hasta las expresiones del otro demonio y kuroo cambiaron, más al verle abrazar la calavera con más fuerza, completamente roto.

—no tienes por qué pedir perdón.—dijo una voz que nadie reconoció, excepto yaku.

kei y kuroo no vieron nada, pero el demonio pudo descansar en paz una vez caminó hasta "la luz" tomado de la mano de un chico alto que no dejó de sonreírle sin rencor alguno.

kuroo le debía la vida al demonio más alto, eso era algo que debía asimilar, quisiera o no.por lo que se giró hacia él y pronunció una palabra la cual el demonio desconocería si no fuese porque tenía vagos recuerdos de ella en su pasado.

"gracias"

tsukishima se retorció internamente pues lo que había hecho no fue por salvarlo, fue porque recordó una cabellera bicolor y fue corriendo a matar a ese demonio.se vio a sí mismo acorralando a un chico de cabellos tan claros y oscuros, tan opuestos como la luz y la oscuridad, con ojos peculiares y que antes de verle sonreía ampliamente.al recordar a ese peculiar individuo sintió la necesidad de defender a ese humano que ahora le había agradecido.

¿gracias por qué?, ¿porque posiblemente haya devorado a tu amigo y no pueda contarte?

y comenzó a entender por qué los demonios eran vistos como seres crueles.

—no lo tomes como algo personal—murmuró kei—ya viste que yaku no estaba muy por la labor de hablar y contarte si vio a tu amigo—se encogió de hombros—no me digas que ahora irás demonio por demonio hasta escuchar que se lo hayan comido o algo.

el moreno asintió y el demonio puso los ojos en blanco.

—me salvaste la vida una vez, ya puedes irte si quieres.

—el punto es que me mates o algo, pero es más interesante ver cómo acabarás muriendo por ser tan testarudo—el demonio se encogió de hombros y le señaló una zona del bosque.—ya viste que todos aquí huimos de algo, si quieres ver al siguiente desdichado, está por ahí.igualmente el sol está por salir, debo irme.

—yo necesito descansar, ¿puedo ir a dónde sea que vayas?—preguntó el moreno mirando al demonio.

—tú no le temes a la muerte, ¿eh?.cómo quieras, pero si molestas mucho te haré buscar otro sitio para quedarte.—el rubio sabía que no servía de nada negarse al moreno pues este le acabaría siguiendo hasta el último confín del mundo.

dicho eso, comenzaron a caminar a paso rápido, el sol parecía estar deseoso de salir y hacer que la luna se ocultase.por ello, llegaron a una mansión en ruinas, minutos antes de que el sol dejase ver sus primos rayos de luz.

la mansión era bastante antigua, tenía algún que otro agujero y en la entrada había un cartel en el que a duras penas se lograba leer "tsukishima", por lo que kuroo intuyó que eso debía ser el hogar del rubio antes de que se convirtiese en demonio.el punto era ¿cómo había acabado tan solo?, el aspecto del demonio no era de ser muy mayor por lo que difícilmente vivió solo.el pasado del demonio comenzaba a hacer que se cuestionase demasiadas cosas y kuroo no era de los tipos que se quedan callados.

—¿no recuerdas nada sobre este sitio?, ¿por qué te quedas aquí?—dijo antes de que el demonio entrase a la casa y luego pudiese entrar él, cerrado la puerta tras él.

—te dije que no molestaras.

—no es molestar, simplemente me da curiosidad y eso.—tetsurō escaneó las paredes de la entrada hasta que dio con una foto.

la foto era de una familia, faltaban los rostros del padre, la madre y un hijo mayor, el del niño rubio que sonreía felizmente era la única.

—cuando eras humano seguro que eras menos...—pensó por un momento en todos los adjetivos que describirían a tsukishima, pero supo que acabaría en la calle, así que calló el "cortante" que se quería escapar de su rostro.

—no recuerdo nada, así que no sé si tienes razón—bufó el contrario.

—cuando yo era más pequeño era como un líder para todos los niños del clan nekoma.por donde yo vivo nos dividimos en clanes y el mío es uno de los más fuertes, junto a nuestros vecinos y aliados, el fukurodani.—el moreno sonrió orgulloso al recordar a su gente, pero al mencionar al fukurodani se vino abajo.—bokuto debe regresar a casa, su prometido y familia le esperan.todos tienen fé en él, saben que es uno de los mejores asesinos de demonios y que no moriría tan fácilmente.

el rubio sintió algo raro al escuchar sus palabras y mientras se cubría con una manta para que ningún rayo de luz le alcanzase, se sentó a escuchar todo lo que él moreno estaba contando-y que nadie le pidió-.

—¿qué es un "prometido"?—preguntó en un tono bajo.

—dos personas que se van a casar, que van a unirse porque se aman o porque deben.incluso yo tengo una, se llama alisa y fuimos amigos desde pequeños, nuestras familias decidieron juntarnos para conseguir mezclar nuestras sangres y que naciese uno de los mejores cazadores de demonios.—kuroo no parecía muy feliz con lo que decía.

—¿tú le amas?—preguntó el rubio inconscientemente.

—no, pero se supone que casarme con ella es parte de mi destino.—tetsurō apoyó su espalda contra la pared de una de las habitaciones de la mansión y se sentó en el suelo.—de pequeño creí que me iba a casar con mi mejor amigo, kenma, ya que quería protegerlo aún cuando creciéramos.—se le escapó una risa al recordarse a él de pequeño, prometiéndole al más bajo que se acabarían casando tarde o temprano, cosa que nunca ocurrió pues kenma se había casado a la larga y luego había muerto por una enfermedad.—bokuto estaba prometido desde pequeño, pero cancelaron ese matrimonio porque ese testarudo decía que no se casaría con alguien a quien no ama, menos por traer al mundo a la fuerza a más asesinos de demonios y muchísimo menos cuando su corazón ya le pertenecía a alguien.akaashi, su prometido, él y bokuto siempre fueron como uña y carne, siempre juntos.aunque fue muy difícil de aceptar para el clan fukurodani, ambos acabaron juntos y justo cuando iban a conseguir casarse luego de tanto tiempo luchando por ello, todo esto cuando bokuto...

bokuto desapareció en una misión que le había encomendado su búho mensajero, dejando así a todo su clan llorando por él, sobretodo al pobre akaashi quien no sabía que iba a ser de él sin él bobo de su prometido, sin despertar abrazado a él, sin sus besos y sus tonterías.la vida de akaashi keiji se había estancado en el momento que bokuto le prometió que regresaría como siempre y que no lo hizo.kuroo no aguantó a ver a akaashi y a los padres de bokuto llorando por la pérdida de su hijo, mucho menos sin poder llevar a nadie más a rescatarlo porque todo el mundo sabía que entrar en ese bosque era firmar tu sentencia de muerte, pero eso no le impidió a tetsurō escaparse durante la noche para buscar a su amigo; a su hermano.

por akaashi, por todos.

rui; kurootsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora