Capítulo 10

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Después del almuerzo, volví a la casa en la que nos estábamos quedando, pensaba en tumbarme en mi cama y no pensar más, ya que había estado demasiado estresado y mi cabeza daba mil vueltas, además no había realmente mucho que hacer.No estoy seguro de cuánto tiempo estuve dormido, pero al levantarme y salir de mi aposento, noté que ahora la luz del "sol" era imperceptible, la única luz del lugar eran las de los faros de la plaza.Noté también que ahora el lugar estaba completamente desolado, no había ni animales, ni personas, ni una sola alma en derredor, todo era bastante extraño. A la distancia se escuchaban campanadas acompañadas de alguna especie de instrumento de viento similar a un trombón, así como también se escuchaba una coral de mujeres con suma dificultad. Una música que de alguna manera me era... Hipnotizante... Obviamente esta señal no pertenecía a la hora de la cena, lo cual despertó mi curiosidad y fue mi imprudencia, la que me llevó a presenciar el evento más horrible de mi vida, aquel que me encaminó sin saberlo, a estas cavernas oscuras y lúgubres, aquel me ha llevado poco a poco al borde de la locura. Caminé a través de las cada vez más oscuras calles de la ciudad; a cada paso que daba la música se oía con más intensidad, y pude escuchar sus inentendibles palabras, sus llantos y alaridos desgarradores, como si de un muerto se tratase.En mi andar volví al punto donde la oscuridad era casi absoluta y el hedor del ambiente era simplemente asfixiante.Pero a diferencia de mi anterior acercamiento hacia esta parte de la ciudad, a la distancia podía ver luces verdes que se encontraban en una colina, donde pude observar un montón de gente reunida alrededor de un altar piramidal.Continué caminando, pero mientras más cerca estaba, más lentos eran mis pasos, hasta que finalmente estuve a una distancia apropiada de la multitud. Escondido detrás de los escombros de una antigua casa y al asomarme para observar más detenidamente la situación, mis ojos se llenaron de memorias desagradables...Las personas y animales, hombres, gatos, mujeres y babuinos, eran una réplica de los monstruos de la caverna helada...Cuerpos escuálidos, piel carcomida y traslucida, manos gigantescas, ojos totalmente blancos y brillantes, sus infectadas, grumosas y asquerosas lenguas, y su fétido olor a transpiración y descomposición.Recordé todo aquello que pasamos en la caverna; empecé a temblar y a sudar frío, me quedé paralizado unos segundos, mientras involuntariamente, mi cabeza formaba una viva imagen de esos repugnantes seres y atraía el vómito a mi garganta.Nuevamente me escondí tras los escombros y traté de calmar mis nauseas. ¿Quién demonios eran esos energúmenos? La pirámide que seres del averno rodeaban mientras entonaban su deprimente y mórbido cántico, tenía una forma escalonada y su cúspide era plana en vez de ser puntiaguda, la misma tenía en el centro un sarcófago que desde mi posición no pude detallar.En un momento dado, ellos cesaron los llantos, gritos y cánticos. Fue entonces que desde las tinieblas que había abandonado, apareció una fila de personas y monstruos, la mayoría de los que iban en medio, eran niños que estaban amarrados del cuello y las muñecas, ellos carecían completamente de los rasgos de muerte de los demás. Estos niños tenían los rostros cubiertos con un saco en la cabeza. Había dos criaturas delante de los niños, eran los que sujetaban las cuerdas y los arrastraban hacia la pirámide.Fue entonces que lo vi. De entre la fila de niños, había unos tres ancianos que también se encontraban en un estado saludable, y de entre ellos, había un hombre joven de piel blanca, no necesitaba ver su cara para saber quién era, y el saberlo me dejó atónito. Él y los ancianos iban sin sacos en la cabeza, supongo que no era necesario, debido a que los sacos eran para que los niños no se alterasen más de lo debido y el ritual pudiese proceder en total orden...Cuando la fila pasó en frente de mí, Frank me miró por unos instantes e intentó señalarme el templo que se encontraba al este de ahí y del que no me percaté en mi primer paso por la parte oscura de la ciudad.La multitud dio paso a la fila de personas y luego se alejaron considerablemente del altar.Desde la parte opuesta del mismo, se aproximaba a la cima una criatura diferente al resto, portaba un capuchón blanco con bordes dorados que le cubría el rostro y su pecho, dejando ver el resto de su torso, el cual era de un extraño y sucio color verde.El hombre se posicionó en la parte frontal de la pirámide; procedió a caminar de un lado para otro, diciendo unas palabras que no pude entender en lo absoluto. Seguramente, Frank ya había logrado entender su extraño idioma...Posteriormente, el hombre se detuvo en medio del borde y alzó las manos al cielo, para luego dar un poderoso grito y dar unos pasos hacia atrás.Los siniestros tambores volvieron a retumbar, sonaron desafinadas y desordenadas trompetas acompañadas de sus terribles cánticos; simultáneamente, los niños y Frank formaron una columna en frente de la pirámide mientras los cuatro negros ancianos ascendían las escaleras hacía la cumbre.Una vez ahí, se arrodillaron con vista hacia el sarcófago y empezaron a rezar (supongo).Luego de eso, pusieron su cuello totalmente recto y re direccionaron su vista hacia el nublado cielo; sus rostros emanaron una luz como la de un reflector, de un color verde helecho con un brillo segador.Los tambores empezaron a retumbar con más intensidad, la coral empezó a entonar un imparable crescendo y las trompetas multiplicaron su sonar.Las nubes negras empezaron a formar un vórtice encima de los ancianos, arrastrando las condensas nubes a su interior, como si de un agujero negro se tratase; el mismo empezó a iluminarse en su interior y de este salieron potentes relámpagos verdes en direcciones aleatorias.Finalmente una voz ronca y que salía de entre los dientes de su emisor, una voz ahogada y notoriamente burlona, vociferó maldiciones y encantamientos terribles; e hizo acto de presencia, un ser amorfo y de origen indescifrable, una criatura de una antigüedad incalculable y de un horror indescriptible...Cubierta su negra piel de tumores y protuberancias, de las cuales salían risueñas bocas o venosos ojos, un sinfín de tentáculos y arácnidas patas que se retorcían de manera repulsiva...El monstruo que Baldwin vio alguna vez estaba delante de mí; nunca más pude olvidar su enfermiza apariencia...De entre todo el cúmulo de grotescas e hinchadas protuberancias de su pecho, emergió una cabeza cánida, completamente calva y horripilante, con ojos desorbitados y un hocico desfigurado.A su vez de sus fauces apareció una grumosa lengua que se estiró y dividió hasta llegar a las espaldas de los ancianos a quienes atravesó con cada partición babosa de la lengua para devorarlos desde dentro has que se convirtiesen en cascarones de piel y huesos...Acto seguido, el hombre de piel verde dio un poderoso grito y la gente empezó a clamar por la llegada de alguien con un fervor sin igual. Repitieron un nombre continuamente, el nombre de algún dios o algo por el estilo... Aquel nombre era... Osiris...La masa de la criatura empezó a expandirse a gran velocidad, fue entonces que ella soltó un potente alarido de dolor; desconcertado, busque con la mirada el origen de grito de sufrimiento, entonces lo vi...El vientre del monstruo estaba succionando al mismo para luego lanzar desde el mismo punto, una gigantesca masa negra que al caer al suelo, se dirigió hacia el sarcófago de la cumbre y se introdujo en este último.Luego de un rato, el sarcófago se agitó descontroladamente y se escuchó el eco, que solo podía ser producto de la tortura más horrible del universo.Finalmente todo se calmó y así como el silencio dominaba el ambiente del lugar, el frío atravesaba mi piel, mientras que mi intriga y terror se acrecentaban a cada segundo que pasaba sin que ocurriese algo significativo...Sin darme cuenta me había descubierto por completo; mi cuerpo estaba tenso y mi mirada fija en una sola cosa... El sarcófago...Desde la distancia, pudo oírse el eco del lento rechinar de la tapa del sarcófago ser levantado...Lentamente los tambores y las canciones volvieron a sonar, esta vez con un júbilo avasallante, que más que darme una sensación de tranquilidad, solo aumentaba la tensión...Desde las entrañas de la caja dorada, se levanto con los brazos cruzados sujetando sus hombros, la figura de un hombre escuálido, más alto que dos hombres uno encima del otro, y de un musgoso color verde como piel. De cráneo alargado, rostro cadavérico y tres ojos hundidos que permanecían cerrados. Sus manos y la mitad de su torso eran negras y grumosas, tentáculos salían desde la parte inferior de su cuerpo.Mi terrible espasmo se derivó rápidamente en un nada sutil sobresalto, cuando sus ojos brillantes finalmente se abrieron. El salió del sarcófago y se arrodilló en frente de la multitud, mientras que de las escaleras opuestas ascendieron dos hombres que cargaban almohadones, en uno de ellos reposaba una alargada corona dorada y sobre la otra, un cetro egipcio. El otro hombre de piel verde, presunta mano derecha de Osiris, sujetó la corona y procedió a colocarla en la alargada cabeza del dios, luego este se levantó y tras tomar su cetro, se puso delante de sus adoradores y alzó sus brazos en señal de victoria, diciendo: "He vuelto".Todos lanzaron un clamor eufórico, para luego ser silenciados después de la señal de Osiris; susurró mientras extendía sus brazos y cerraba sus ojos para repentinamente reabrirlos con un poderoso resplandor.Su susurro se convirtió en canto y los cuerpos de los niños y Frank brillaron irradiados por su hechizo. Los cuerpos de los tributos se descompusieron gradualmente, hasta convertirse en nada más que ceniza; simultáneamente, el cuerpo de Osiris también cambió, solo que en este caso, el suyo se convirtió en un cuerpo esbelto y con buen volumen, era una viva imagen de la belleza del hombre.Las protuberancias y grumos de la parte inferior de su cuerpo desaparecieron dejando únicamente una gran masa de negros tentáculos que lo alzaban sobre el suelo.Unos aparentemente ocultos ojos entre las arrugas de rostro, se abrieron debajo de los normales y al ojo en su frente se le dibujó un tatuaje particular, que me pareció (extrañamente) haber visto en un tiempo anterior.Tatuajes con escrituras e ilustraciones fueron trazados alrededor de todo su cuerpo y luego de un nuevo conjuro, estos se iluminaron intensamente, para luego pasar ese lustre a las palmas de sus legras manos y soltarlo a los cuatro vientos.Pronto las personas y animales de la multitud recobraron su juventud así como la tierra muerta de la ciudad, que recobró su césped, sus flores, sus árboles...Los cultivos también volvieron a su antigua gloria y el aroma del viento era agradable.Las personas danzaron y rieron, rezaron y compartieron, empezaron una increíble orgía, que parecía que nunca acabaría.Los hombres que antes habían traído la corona y el cetro, subieron también el trono de Osiris su dios, que logró vencer a la muerte tras el paso de incontables eones, y ahora reclamaban el mundo que había muerto hace quien sabe cuánto tiempo...Caí al suelo de rodillas, atónito, y pensé en todo lo que había sucedido. Me arrepentí profundamente de haber aceptado esta misión, haber llegado hasta aquí, todo para nada, todo para ver morir poco a poco a mi gente y ver levantarse a esos asquerosos hombres sobre nosotros. ¿Quien sabe que pensaban hacer ahora? La verdad ya no me importa, ahora tenía sentido el que actuasen naturalmente con nosotros, ellos nos querían como tributo, sin embargo, ¿porque razón ellos no me llevaron también? Es algo que aún me sigue comiendo la cabeza.Era posible que aún tuviesen intenciones de usarme como una especie de fuente de poder, así que me moví del lugar para ir al templo que me señalo Frank, ahí fue donde conseguí su diario, mi revolver y su mochila, luego de recoger eso, partí fuera de la ciudad, sin que nadie lograse encontrarme...*****A unos cuantos kilómetros de la ciudad, todo seguía seco, todo seguía muerto. Porque solo el más terrible de los conjuros, o aquel ser de naturaleza ultra terrenal, es capaz de burlar lo absoluto, burlar a la muerte.Vagué por el mundo durante días con una visión sucia, encontrando en cada rincón a esa maldita abominación, que siquiera en mis sueños me abandonaba.Huyendo y huyendo de ese monstruo, tratando de negar su existencia, escapando de mí mismo quizá, terminé finalmente en un lugar distinto al resto...Una ciudad que no tenía muros de roca, sino de un extraño metal vino tinto, con una cúpula de cristal gigantesca que se encontraba resquebrajada y partida.Bordeé la muralla durante un rato, hasta que pasé a través de un gigantesco umbral sin portón, adentrándome en lo que eventualmente, gracias al diario de Frank, denominaría como "Agartha".En la entrada me recibió una gigantesca plaza que se hallaba destruida casi por completo, su suelo pavimentado estaba agrietado y levantado, las fuentes y banquillos también estaban destruidos y varios de los faroles que se veían estaban doblados o directamente reposaban en el suelo. Los suburbios estaban compuestos por edificios metálicos en forma de trapecio, cilindros y rectángulos, siendo los últimos muy parecidos a los rascacielos de la actualidad, tanto en apariencia, como en altura, aunque había algunos mucho más altos de los que existen en nuestro mundo. El diseño guardaba una extraña similitud a una fábrica.Había gran cantidad de espacios que antiguamente fueron verdes: jardines, parques e incluso arboleadas quemadas dentro de la ciudad, en las que se podía ver estatuas y esculturas abstractas que en su mayoría se hallaban derruidas. Solo pude encontrar una estatua en buenas condiciones, esta era la de un hombre delgado, vestido como una especie de monje budista, aunque desde luego, sus rasgos no eran humanos. Su cabeza era considerablemente más grande que la nuestra y alargada en su parte posterior, sus ojos eran grandes y no parecían tener pupilas, sus dedos eran largos y delgados, a la vez que sus palmas eran muy anchas. Ese en particular tenía numerosos tatuajes en sus brazos, pecho y rostro... Sería interesante, saber quien fue ese ser y su raza, a caso ¿todos eran como él?Mientras estuve atravesando la gigantesca jungla metálica, no me detuve a observar los interiores de los edificios, debido a la poca luz que había y que dentro de estos sería todavía menor; en su defecto detallé todos los elementos de las calles que estuviesen a mi alcance.Las calles eran anchas y espaciosas, pero no había ninguna diferenciación entre la acera y la autopista si es que la había.Pude ver muy de vez en cuando, cadáveres de personas de quince pies de alto, únicamente esqueletos hechos polvo prácticamente, y algunas veces solo podían encontrarse cráneos con grietas u hoyos.Vi estructuras extrañas que simplemente no se parecen a nada que hubiese visto antes y no puedo asegurar su propósito.La mayoría de edificios estaban quemados o reventados, dando indicios de un bombardeo o algo similar; también vi una especie de barcos o submarinos tirados alrededor de toda la ciudad, cosa que me pareció sumamente extraña, esos no fueron los únicos vehículos con los que me tope, pues también encontré motocicletas, pero con un blindaje bastante mayor y con ruedas que siempre estaban separadas de la moto. La mayoría de vehículos que encontré estaban balaceados, reventados o quemados.Mientras pasaba por la ciudad, estuve cuestionándome si era correcto revisar los escritos de Frank, y al final me decidí por no hacerlo, no quería meterme más en el asunto, ya me encontraba bastante cansado y colmado, solo quería hallar la forma de escapar de este sitio.Sin darme cuenta, lo escuché cada vez más y más, sus pasos, sus risas, su voz... El me seguía a todas partes, no podía verlo, pero sabía que estaba cerca, sabía que me observaba y me escondí todas las veces que pude, detrás de escombros, dentro de las oscuras casas, hasta que fui perdiéndole y poco a poco dejé de escucharlo.Parece mentira, que en realidad, solo estuve dos días y una noche en la ciudad, aunque para mí, esta noche fue una eternidad; Hacía un frío terrible, sentí que había vuelto a la tundra nevada y todos esos malos recuerdos junto con el gélido viento que tocaba mi piel, me hicieron temblar descontroladamente. No se podía ver absolutamente nada, la negrura era simplemente sorprendente, era imposible saber si tenía mis ojos abiertos o cerrados y era inútil tratar de acostumbrar la vista a la penumbra. El ambiente estaba sumido en un inquietante silencio, lo único que se escuchaba era el ocasional susurro del viento y el lejano estruendo de los truenos, me pregunté, si este era el destino que nos deparaba a todos después de la muerte, ¿este era el verdadero escenario que presenciaríamos al partir? Estaba completamente aterrado. Al siguiente día, decidí irme de la ciudad, ya que no había encontrado nada relevante o útil, solo había logrado acrecentar mi hambre y fatiga, pero mientras miraba el desolado paisaje de Agartha saliendo de la misma, pude ver algo que llamó mi atención.Un domo gigante del que no pude percatarme antes por ensimismarme en mis pensamientos y por su lejanía. Lucía en mejor estado que la mayoría de edificios, y como su cúpula era de cristal, podría investigar su interior con relativa facilidad.En unas pocas horas pude llegar hasta el domo, atravesando callejones estrechos y extensas avenidas, finalmente pude llegar has él. El domo solo tenía un pequeño muro de metro y medio hecho del mismo metal de la muralla, el mismo parecía alguna especie de computadora, con cables, pequeños bombillos circulares y compartimentos. La mayoría del muro estaba quemado u oxidado. La parte superior de la estructura era una gigantesca cúpula de cristal con nervios pentagonales que la sostenían, los vidrios estaban resquebrajados y algunos estaban completamente rotos.Al introducirme en el domo lo primero que destaqué fue algún que otro cadáver en el lugar, uno en una esquina en posición fetal ocultando algo entre sus brazos y otro con únicamente la mitad de su cuerpo, extendido en el suelo. Había hojas y tablillas desperdigadas por todo el lugar, estanterías caídas y algunas aún en pie rozando las paredes, pero en un estado deplorable. Y en el centro de todo, un atril con una ranura en forma de rombo, idéntica a la de la entrada del portal a este mundo.Supe inmediatamente que tenía que buscar alrededor, a ver si encontraba un cristal para accionar el mecanismo. Sospeché inmediatamente del cadáver y fui a arrebatarle aquello que ocultaba de sus esqueléticas manos; cuando moví su brazo, este se desprendió del cadáver y se hizo añicos, para mi sorpresa lo que ocultaba era en realidad una tablilla de metal, solo que esta estaba en blanco. Quedé completamente desconcertado y enfadado y seguí buscando...Encontré varios trozos, pero ninguno completo. Traté de buscar en los cajones inferiores de las estanterías y después de un largo rato, encontré uno que tenía una grieta en el mismo, pero en sí se encontraba bastante entero.Rogué porque funcionase y lo introduje en la ranura... Pero no funcionó...Me senté apoyando mi espalda del cuerpo del atril, sentía que había perdido mí tiempo en este lugar, me encontraba molesto a la vez que triste.Fue entonces que al tratar de levantarme para largarme, noté que el cuerpo del atril tenía una hendidura ancha con forma rectangular. Recordé la tablilla en blanco y la tomé del cadáver que antes encontré, la introduje rápidamente en la ranura y de repente empezaron a trazarse luces sobre la tablilla que formaban letras; me alejé emocionado, sin pensar en qué pasaría si accionaba aquel mecanismo; y la luz del cristal comenzó a parpadear y botar chispas de la grieta que tenía, para luego de un fuerte chispazo que llegó hasta mi brazo, brillar con un hermoso color verde que iluminó toda la sala.Posteriormente, el cristal proyectó borrosas imágenes etéreas de burbujas con un título debajo de estas.Me acerqué lentamente, asustado e intrigado a su vez, hasta que por accidente mi hombro tocó una de esas burbujas y esta se maximizó, mostrándome una "cinta" curiosa, que me senté a observar...La "cinta" iba sobre una construcción de dos pilares paralelos de dimensiones titánicas que estaban construyendo los "Agarthios" mientras que alguien narraba el acontecimiento, aunque no logré entender nada.No había mucho que destacar, solo que se mostró brevemente un mapa de la ciudad y un mapa del espacio que marcaba un planeta o algo así.Solo duró un par de minutos y nuevamente volví a ver las burbujas.*****Ahora que recuerdo, hacen años que no llevo a mi hija al cine, a ver algún corto animado, pues ya para sus cuatro años de edad, yo ya me había enlistado en el ejercito, me apasionaba mi trabajo y el partirme el lomo logró conseguirme varios ascensos, así como también aumentó la distancia entre mi hija y yo. Tenía muy pocos días libres, aunque siempre procuré que estos pudiese disfrutarlos con ella y mi mujer, lamentablemente la guerra empezó y desde su inicio no pude abandonar el frente.Recuerdo que mi hija me mandó gran cantidad carta a lo largo de estos años, en su mayoría eran mensajes de apoyo, acompañados de sus divertidos dibujos. No tuve tiempo de revisarlas todas, ni si quiera la mitad de ellas, tenía que cumplir con mi deber, cumplir con mi nación, aunque a día de hoy, eso ya no me importa... Desearía tener una oportunidad y terminar de leer sus cartas...En caso de que este penoso anhelo jamás se cumpliese, deseo que Alemania triunfe y que ella pueda vivir en una nación justa.Sé que su madre la convertirá en toda una dama y tendré la esperanza de ver cuando eso suceda...*****Intencionalmente toqué con mi dedo una de las burbujas y esta vez vi una "cinta" que era más que nada una junta de prensa de estos seres extraños de ojos negros y cabezas calvas... al no entender nada, me aburrí y terminé durmiéndome...Al despertar, el hambre me dominaba y quise acabar con esto de una vez, por tanto busqué entre las burbujas, una que me fuese de utilidad, pero parecía que ninguna de las otras burbujas contenía información, o quizá esto era producto de la avería del cristal y del sistema como tal...Finalmente di con una, que me mostró un mapa un tanto distorsionado de la región, en este pude distinguir Agartha y otras ciudades, así como el pueblo de Egipto, el océano, numerosas minas, torres gigantescas, y algo muy interesante... Los portales...Había unos cuantos en la zona de Egipto y un poco más allá, mientras que Agartha tenía muy pocos de estos, también había unos que estaban marcados con una "x", aunque esto no significaba que estuviesen fuera de servicio...Toqué varios de los encontrados en Agartha y Egipto, pero los que tocaba, parpadeaban y no me llevaban a ninguna parte, intenté con los de las afueras de la ciudad, pero nada...Fue entonces que a punto de tirar la toalla, di con el único, que permanecía brillando después de tocarlo... el único en funcionamiento...Se ubicaba en una especie de templo cerca del mar, muchos kilómetros al sur oeste de aquí...El mapa entero parpadeó varias veces y rápidamente saqué una hoja y pluma para dibujar toscamente una réplica del mapa, que no logré completar debido a que el cristal explotó poco después. Afortunadamente, logré marcar la ubicación y enseguida me dirigí hacia allá, con un hambre insaciable y un terrible mareo.Acabé perdido, el mareo no me permitió enfocarme ni orientarme como debía y mi visión era muy borrosa como para poder identificar bien mi entorno...Terminé descansando en una cueva cercana a mí, a unas horas del anochecer. El hambre me carcomía, mi barriga sonaba y mi cuerpo temblaba, pero no podía hacer nada más, había estado, desde que partí, una semana sin comer y lamentablemente no podía saciar mi apetito... Solo me quedaba dormir...Al despertarme, sentí un terrible mareo, que ni siquiera me permitió levantarme, ya que cada vez que lo hacía terminaba en el suelo. Luego de un largo rato de reposo, me sentí en condiciones de continuar mi camino, me levante, y volví a vagar por el mundo.Camine sin rumbo y con la mente en blanco, cabizbajo, lento y torpe, estaba muy desanimado y me sentía muy débil, no podía y tampoco quería pensar en nada más...Sin darme cuenta, había llegado a la costa, había llegado al mar. Este era de un color rojo vino y despedía un olor nauseabundo, un olor a muerte, a descomposición. La misma agua tenía una densidad alta, pareciendo petróleo más que otra cosa, de hecho, no había olas ni ningún movimiento en el mar rojo, y al horizonte, no se observaba cambio alguno en el color, solo una pequeña isla, de la cual provenían roncos y poderosos rugidos, que le erizarían la piel hasta a la criatura más terrible de la jungla amazónica. Un rugido animal inidentificable, pero con cierta similitud al canto de una ballena y al gran rugido del rey de la selva.Esto me heló la sangre, y a pesar de encontrarme a una gran distancia del lugar de origen de los sonidos, sentí la impetuosa necesidad de alejarme lo más pronto del lugar.Bordeé la costa durante varias horas y caí desmayado una vez, tras despertarme, quedé confundido por alucinaciones de monstruos sin forma, que reían y se retorcían a mí alrededor. Decidí darme otro pequeño descanso a una distancia considerable de la costa, y tratar de alejar de mi las malditas imágenes que me seguían.Sin saberlo, mientras escalaba una pequeña colina arenosa en dirección contraria a la costa, llena de monolitos y sobresalientes rocosos, terminé por dar con aquel templo que señalaba el mapa de la ciudad. Podía verlo desde la falda de la colina, aunque lo único que pude distinguir del mismo, era el pórtico externo de las catacumbas y sin embargo tampoco pude detallarlo lo suficiente.Decidí de todas formas tomar primero mi descanso en la entrada de la cueva, antes de proseguir con mi camino.Tras esto, entré a la caverna y anduve un buen rato, perdido en sus profundidades oscuras. De alguna forma, la oscuridad de la caverna me tranquilizó, y pude llegar sin muchos problemas a una sala bastante espaciosa, que luego sabría era la recámara del portal.Tropecé contra una estructura mientras andaba sin rumbo, tanteé y la bordeé mientras me guiaba con mis manos, descubriendo que era algún tipo de mesa hecho de piedra, la misma piedra negra de los monolitos y demás.Me coloqué encima de la mesa y gateé en la misma, encontrando en el centro, una ranura con forma de rombo...Bajé y tanteé el suelo del lugar, tratando de buscar un cristal, claro, en el caso de que hubiese uno en perfecto estado. Lamentablemente, no logré conseguir nada en el suelo. Me apoyé de las paredes y volví con mi búsqueda, esta vez de algún compartimento, como el de la sala del portal de la Antártida. Luego de un largo rato, tras ya haber registrado recorrer casi toda la habitación, conseguí finalmente un compartimento en forma de rombo que hacía relieve. Lo abrí, tomé el contenido y corrí devuelta hacia la mesa, que tardé en encontrar. Realicé el ahora habitual procedimiento y el cristal encendió, revelando los secretos de la sala.El portal que estaba en contraposición al umbral de la entrada, los faroles a cada esquina de la recámara, los petroglifos de las paredes y los detalles de la mesa.Esta última, es la causante de mi desesperación, es la causante de mi depresión... Estuve un rato observando la mesa; esta era bastante extraña, estaba compuesta por tres circunferencias con distintos jeroglíficos que más bien parecían letras y que estaban sobre placas de presión.Al principio no se me ocurrió que podían significar estos, pero al pulsar accidentalmente dos de las placas en una de las circunferencias, estas volvieron a alzarse, así que traté de hacer lo mismo, pulsando otras y obtuve el mismo resultado. Fue entonces que entendí, que esto era una especie de contraseña para activar el portal y desde mi afán por tratar de resolver el acertijo, casi que he perdido la compostura; de mis primeros intentos hace ya dos semanas aproximadamente y todos los resultados han sido erróneos... menos uno...Resulta que la circunferencia de placas que estaba alrededor de la plataforma donde se hallaba la ranura del cristal, nada más con pulsar cuatro placas aleatoriamente, estas se iluminaron tras volver a su posición original, cosa que me resultó un completo golpe de suerte, que era probable no se volviese a repetir.Tuve tantos fallos que incluso traté de hallar respuestas en el cuaderno de anotaciones de Frank, el cual al tomar y leer un poco de su contenido, me hizo recordar su abrupta despedida...La verdad es que nunca me llevé con Frank debido a mi carácter tan reservado, muy pocas veces intercambié palabras con él y siento un poco de remordimiento... Era la única persona que tenía de compañía, quizá el haber hablado con el más... hubiera tranquilizado mi neurótico estado...También me arrepiento de convertirme en el frágil soldado alemán que soy ahora, si es que puedo llamarme de esa manera, no merezco pertenecer a tal ejército y durante un tiempo pensé que no podría darles la cara a mis superiores, pero poco a poco le he ido perdiendo importancia a eso, quizá los rangos y la misma guerra dejaron de tener sentido en un punto, sin embargo, no he terminado de deshacerme de la vergüenza del todo.Aquí dejo mis más sinceros respetos, a aquel, que sin pertenecer directamente al ejército, fue más valiente y más fuerte que yo. Descanse en paz, Frank Meyer.El diario de Frank tenía varios apuntes de otras lenguas, el rúnico, el inglés, etc, solo encontré unas tres páginas referentes al idioma egipcio, que no fueron de mucha ayuda. Logré entender con dificultad algunas letras, que me ayudaron a entender, que las primeras dos circunferencias eran una especie de calendario, aunque no logré entender nada más. A día de hoy no he completado el enigma y por un tiempo pensé que jamás lo conseguiría... Hasta ahora, pues haber realizado este manuscrito, me han dado ganas de intentarlo una última vez, por mi familia, por mí, porque aún soy un ser humano y tengo ganas de vivir. Quizá solo sea el miedo a la muerte, al vacío que existe tras ella, pero también, quiero volver a ver a mi pequeña y a mi esposa, sonreír.Este será mi último intento, en caso de lograrlo, guardaré estos cuadernos en mi bolso, ahora... Solo espero tener suerte...

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