Capítulo 4

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-Al toparme con la segadora luz del exterior, como cuando pasas por una calle por la cual ya habías pasado en un tiempo anterior, vino a mí una reminiscencia de mi vida antes de la guerra, de la cual, solo tengo buenos recuerdos.

Risas con mi esposa e hija, Días largos y disfrutables, una autentica utopía que hoy en día solo se me hace cada vez más distante.

La bella imagen de mi esposa y el tierno rostro de mi hija son remplazados por monstruos amorfos de variopintas formas y gran cantidad de tamaños que nublan mi visión, con su horrorosa magnificencia.

Baldwin me ha dado sus ojos y extraño poder ver con los míos. De mí han sido arrebatados aquellos días hermosos que poco a poco son más alejados.

Y la verdad ya me he rendido, no sé cómo recuperar mis recuerdos, y creo que no los necesitaré cuando me haya ido finalmente. Al final no creo que terminaré de estar conforme con mi inminente final, es más, siento mucho miedo de lo que hay detrás de la muerte pero debo aceptar lo que me espera, o si no, ni si quiera se me permitirá una muerte tranquila.

*****

Una vez fuera de la caverna, cuando nuestra visión al fin fue aclarada, pudimos ver que nos encontrábamos en una especie de cráter con un diámetro gigantesco. Una especie de hoyo uniforme, como la circunferencia en una de las terminaciones de un tubo de metal, pero de proporciones inimaginables.

El fin del hoyo se perdía en la distancia. Las gélidas paredes en las que antes nos encontrábamos, habían sido reemplazadas por paredes rocosas y calientes. Si bien la caverna era de hielo y unos cuantos metros de nuestra posición también, el resto de la estructura era completamente hecha de una oscura roca, de un material venido de otro mundo. Además de que la fría alfombra nevada era reemplazada por una incandescente tierra de la cual surgían gran cantidad de imponentes arboles de tamaños colosales, acompañados de las más arcanas y desconocidas plantas.

¿Cómo era posible que solo este lado del ártico, poseyese tal poder térmico?

No tengo ni la menor idea.

Era increíble como el calor del lugar no afectaba las férreas capas de hielo de la entrada de la caverna, pues, si bien el calor que sentíamos era increíble, ese hielo a penas se le veía soltar delgados chorros de agua que se deslizaban por la estructura lentamente, más sin embargo, la nieve si se había derretido por completo, hace ya bastante tiempo.

Quién sabe qué clase de anomalía natural provocaba este extraño fenómeno que nos dejó a todos anonadados.

Después de unos minutos, pasada la sorpresa inicial, nos percatamos del sofocante ambiente del lugar y empezamos a deshacernos de nuestros abrigos, o si no el vapor nos asaría por completo. Nos quedamos sin cubrir la parte superior de nuestro cuerpo, para poder resistir ese calor. A su vez nos deshicimos de los calcetines en nuestras botas y recogimos los costados de nuestros holgados pantalones de camuflaje.

Aprovechamos de revisar también nuestras mochilas, las cuales estaban agujereadas por todos lados. Muchos de los utensilios encontrados dentro de nuestras mochilas se habían destrozado o perdido, debido a que pudieron haberse caído mientras ejecutábamos nuestra huida.

Los únicos objetos de utilidad que encontramos, fueron dos libretas casi intactas, siendo una de ellas la que utilizo en este momento, además de que también poseo el diario de Baldwin para seguir mi relato en caso de que este diario se acabe en algún momento. También se hallaba una última botella de agua junto con una vianda para una persona.

Cada soldado poseía un botiquín médico, por tanto nos dispusimos a revisar los nuestros para saber que nos podía servir de utilidad para nuestra repentina enfermedad, pero la mayoría de recursos se perdieron por completo. Lo único que encontramos, en un frasco destrozado casi por completo, fueron dos pastillas de antibióticos que solo podrían servir momentáneamente.

AgarthaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora