Capitulo II

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- ¡Está es tu casa! - dijo el anciano acomodate en la habitación que tú quieras.

Blaise le contó a Remus Lupin sobre su deseo de estudiar medicina y de sus ideas sobre el hospital del alma como el moreno llamaba a su proyecto.

- ¡Pues bien! - aseveró el anciano. Yo te ayudare con el Hospital.

- Tengo entendido que el Congresista Nott te ofreció una beca completa para estudiar Medicina en la Universidad de Cambridge.

- ¡Así es! - respondió el moreno muy feliz.

- Toma el teléfono que está en el salón y comunícate con él - respondió el anciano.

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Blaise marcó el número privado de Nott Sr.

- Sí - respondió el castaño al contestar el teléfono, por supuesto, que te recuerdo muchacho.

- Claro te espero mañana en la oficina del Director de la Universidad, su nombre es Sirius Black. A las 10 a.m.

Ambos hombres se encontraron como acordaron. Y se hizo tal y como ofreció Nott Senior.

Para desgracia del joven hombre, el decano de la Facultad de Medicina resultó ser nada más y nada menos que el Dr. Lucius Malfoy.

A pesar de sus múltiples intentos por destruir su carrera, Blaise siempre salia airoso.

Tenía buena estrella el moreno, se había unido a tres jóvenes talentosos y cada uno de ellos lo defendía igual que a un hermano.

El primero era Theodore Nott JR.

Tras haberlo curado de su delirio de persecución, el joven regresó a su vida más maduro y se decidió por estudiar administración de empresas.

El segundo era Neville Longbotton, joven estudioso pero miedoso, a quien el moreno le infundía confianza y lo motivaba constantemente,  hizo que el joven sacará todo su potencial.

Y por último Ronald Weasley, de ascendencia médica, ya que sus padres y abuelos fueron reconocidos cardiólogos.

En primera instancia, celoso de la facilidad como Blaise absorbía los libros solo con leerlos y que se ganaba el cariño de la gente.

Se dejó influenciar por Malfoy para dañar a Blaise, pero luego se vio humillado por este, cuando salvo a una de sus pacientes longevos que se dejaba morir por una depresión severa.

-:¿Cómo estás Minnie? - preguntó el moreno a la anciana mujer que reposaba en una cama.

- ¡Bien doctorcito! - dijo la anciana suspirando.

- ¿Por qué estás triste? - preguntó el moreno.

- ¡Me siento sola! - respondió la anciana.

- Mentira Minnie - acotó el moreno - me tienes a mi, a Ronald que te quiere mucho y está muy preocupado por ti.

- ¿Dime? - preguntó el moreno - ¿Qué podemos hacer para que te sientas mejor?

Minnie sonrió.

- Cuando era pequeña mi madre solía hacer spaghetti, me gustaba meter la mano en la olla y apretaba los fideos.

- Siempre soñé con meterme en una piscina llena de fideos - suspiró la longeva mujer.

Blaise al escuchar a la anciana sonrió mirando a Ronald y a sus amigos.

A la mañana siguiente, Ronald fue a buscar a Minnie a su habitación, con una silla de ruedas y la llevo al jardín del hospital en donde la esperaba Blaise con una mediana piscina llena de fideos y pasta lista para sumerguir a Minnie.

- Minnie vió la piscina y río a carcajadas aplaudiendo como una niña pequeña.

Esa hermosa experiencia unió a ambos jóvenes en una fuerte amistad.

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